Hoy muchos padres deciden compartir habitación y cama con sus hijos, una práctica que se conoce como colecho. Sin embargo, aunque esta experiencia es maravillosa y completamente segura con algunas precauciones y salvedades, puede ocasionar caídas de la cama. Sin embargo, las caídas se pueden prevenir si adecuamos la cama a la seguridad del bebé.
Los niños se pueden mover mucho cuando duermen, tanto si se despiertan y nos buscan o exploran, como si se giran en la noche, por lo que es necesario organizar la cama para evitar que puedan caerse.
Hay muchas formas de evitar las caídas de la cama en el colecho y cada familia debería buscar el método más adecuado. Vamos a ver algunas posibilidades.
La cama al suelo
Poner el colchón en el suelo es la solución más sencilla y nos aseguramos de que caerse sea imposible. Podemos usas una de esas camas japonesas, los futones, que están a ras de suelo o directamente, aparcar las patas de somier hasta que el niño crezca, poniendo el colchón directamente en el suelo, siempre, claro está, que no sea demasiado frío o tengamos bichitos. Lo que si habrá que hacer es limpiar bien la habitación y levantarlo para que no se acumule porquería debajo.
Las barreras y barandas
Existen en el mercado barandas que pueden acoplarse a la cama y que se suelen usar en las camitas individuales de los niños más movidos, pero valen igualmente para la cama grande. Si hace falta, hay que ponerlas también al pie de la cama, pues algunos niños reptan hasta abajo.
Otra de las mejores barreras es quitar la mesilla y pegar la cama a una de las paredes, dejándo al niño siempre en ese lado. A veces, siempre con la máxima seguridad para no dejar rendijas ni cojines sueltos, es adecuado protegerlos de golpes clavando una colchoneta fina o un protector de cuna a la pared.
Este método, que es el que yo usaba, tiene un inconveniente: no debemos dejar al niño en el lado contrario, y eso, durante las tomas nocturnas puede resultar problemático, por lo que es mejor asegurar el lado libre de la cama, por si acaso.
Los cojines de quita y pon
Aunque puede parecernos engorroso es una forma muy sencilla de proteger al niño y no supone demasiados cambios en la casa, ya que se soluciona poniendo en el suelo cojines grandes y sólidos, para evitar que se haga daño si cae.
El colchón de la cuna al suelo
Otra solución que yo adopté fue usar el colchón de la cuna para ponerlo en el suelo al lado de la cama, pues es grande y evita que queden rendijas entre los cojines. Le di un buen uso al final ya que la cuna se quedó como almacen de ropa para la plancha.
Colchonetas de espuma forradas
Para las paredes y para evitar golpes, es estupendo forrar con esas colchonetas que se venden como aislamiento acústico ya que las hay de varios grosores.
Las podemos forrar con tela, incluso que sea repelente a la suciedad, para poder limpiarlas facilmente. Es conveniente asegurarnos de que el material sea adecuado para los niños y que tenga protección contra el fuego.
Cuna adosada
La mayoría de las cunas pueden adosarse a la cama bajando la baranda. Es conveniente asegurarlas para que no queden rendijas entre el colchón de la cuna y el grande, pues eso si es peligroso, atándola bien firme. Esto solamente es posible si tienen la misma altura o si ya el niño es mayorcito, por lo que no es mi opción favorita aunque a muchas familias les va bien, sobre todo si no se plantean colechar mucho tiempo.
De todos modos espero que no os pase como a una amiga mía, que terminaba la noche ella acurrucada en la cuna y el niño en la cama grande con papá.
La supercama
Esta opción de la supercama me encanta. En la casa de la playa, que hace mucho calor para estar apretujados, la tengo de esta manera. Una cama inmensa. Por supuesto, hace falta sitio en la habitación, pero quitando las mesillas o cambiando la orientación del cabecero, se suele ganar espacio.
Podemos ver si nos entran dos camas de 1,35, lo que nos permitirá colechar ampliamente con dos hijos. Pero, si esto no entra, podemos meter una cama individual. Casi todas las habitaciones “de matrimonio” suelen dejar espacio a los pies de la cama, así que al metro ochenta de longitud normal sumaremos unos cincuenta centímetros más, con lo que podemos encajar una cama de 1,50 y otra de 80 por lo menos. Todo es medir y encontrar la manera.
Si se nos quedan encajadas costará un poco más hacer las camas, pero compensará el dormir con mucho espacio y con seguridad.
Ahora además hay camas en el mercado de 1,80 y hasta de 2 metros, por lo que hay muchas posibilidades para ampliar la cama grande y dejar sitio a los nuevos miembros de la familia.
Con estas ideas, combinándolas y adaptándolas al espacio y las necesidades de la familia, seguro que podéis gozar del colecho todos los años que queráis y dormir tranquilos, sabiendo que vuestros pequeños no se caerán de la cama.
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