Hay muchos libros, blogs y sitios web llenos de consejos para padres acerca de prácticamente todo sobre la crianza y cuidado de los hijos. Pero aunque sin duda alguna los consejos son muy útiles, hay un factor clave en todo lo que hacemos como padres: nuestro ejemplo.
Prueba de ello, es un estudio reciente realizado con niños de dos años de edad, en el que se encontró que observar a los adultos calmarse les ayudaba a regular mejor sus emociones.
El estudio
Titulado "¿Puedes ayudarme a no estar enojado?", el estudio publicado en la revista Child Development analizó las estrategias de regulación de emociones en 94 niños alemanes de 24 meses de edad. Su objetivo, era entender cómo los pequeñitos aprendían y adquirían esta habilidad.
Para ello, se pidió a los padres que llenaran un cuestionario con preguntas sobre el temperamento de los niños, y se realizó una serie de actividades en las que los niños debían esperar para utilizar un juguete en particular, dividiendo a los niños en tres grupos. En dos de ellos, cada niño pudo observar cómo una de las investigadoras del estudio se distraía mientras esperaba.
Tras analizar los resultados, se encontró que los niños que habían observado a la investigadora se beneficiaron con su ejemplo, pues pusieron en práctica estrategias de distracción acordes a su temperamento y mostraron menos emociones negativas, lo que de acuerdo con los investigadores, sugería que al experimentar frustración pueden usar estrategias aprendidas previamente para calmarse.
"Fue alentador saber que los niños pequeños en este estudio imitaban el comportamiento regulador de las emociones de una persona extraña", comenta la coautora del estudio, Sabine Seehagen. "Esto sugiere que las habilidades de regulación de las emociones pueden fortalecerse al observar a individuos fuera de la familia".
Esta investigación nos recuerda una vez más, que el ejemplo que damos como adultos a los niños es mucho más importante y beneficioso de lo que en ocasiones pensamos.
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