Quienes son padres habrán notado que a vuestros pequeños les encanta hablar con ellos mismos, tanto si son bebés que apenas gorgojean como niños que ya hablan “hasta por los codos”.
El diccionario define al soliloquio como un discurso o reflexión en voz alta y sin interlocutor, que es exactamente lo que hacen los pequeños. Los psicólogos también lo llaman habla privada.
Estas manifestaciones representan entre el 20 y el 60% de los comentarios que hacen los niños de ente 4 y 10 años, así que como veis, es normal que se pasen gran parte del día hablando solos.
Y no sólo es normal que hablen solos mientras juegan, sino que es necesario y beneficiosos para el desarrollo cognitivo del niño. Es una fase fundamental en el desarrollo del lenguaje. Mi niña de tres años y medio no para de hablar en todo el día, tanto con los demás como con ella misma. Los monólogos que se inventa dentro del juego simbólico no tienen desperdicio.
Como decía, a través de esta forma de expresarse los niños desarrollan habilidades que les son muy útiles para comprender el mundo que les rodea.
Además de desarrollar el lenguaje y la imaginación, les ayuda a organizar sus pensamientos y a expresar sus sentimientos (enojo, tristeza, alegría, etc.) por eso es tan importante que prestemos atención a sus palabras cuando juegan pues nos dicen mucho de cómo se siente nuestro hijo.
Sin duda, otra de las grandes ventajas de los soliloquios es que contribuyen a reforzar su autoestima. Los psicopedagogos creen en el soliloquio positivo (positive self talk), pero somos los padres quienes tenemos que hablarles todo el tiempo de manera positiva. En vez de decirles “no podrás hacerlo” si les decimos “tú lo conseguirás” aplicarán también ellos mismos ese mensaje positivo cuando estén a solas.
Como veis, es muy importante que los niños encuentren su espacio y su momento para hablar solos. No sólo están jugando, sino creciendo, ya que como sabréis, el juego es el mejor aprendizaje.
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