Cada semana (o eso me parece a mí), aparece una noticia o dos de esas que te arrancan un "no sé si reír o llorar". Hoy os traigo esta que no tiene desperdicio.
Donna Greenwell, una mujer de 53 años, estaba al cuidado de los hijos de su vecina, un niño de cinco años y una niña de cuatro, cuando negoció vía telefónica el cambio de los niños por una cacatúa y 175 dólares (139 euros al cambio).
Al parecer Pablo Romero, de 46 años, y su esposa Brandy Lynn, de 27, le comentaron que llevaban tiempo buscando un bebé, pero que no podían. Greenwell decidió entonces vender al niño y a la niña a cambio de 2.000 dólares. La pareja le respondió que no contaba con ese dinero y la cuidadora de los pequeños cambió la oferta solicitando la cacatúa que tenían puesta a la venta a través de un cartel pegado en su granero y que habían valorado en 1.500 dólares y 175 dólares más.
Al día siguiente, dispuesta a hacer efectivo el cambio, Donna llevó a los niños a casa de la pareja y ellos reclamaron los papeles de adopción, documentos que ella no les pudo proporcionar.
Agentes policiales detuvieron a las tres personas gracias a una llamada anónima que denunció el delito. Greenwell explicó al fiscal de distrito que los padres de los niños los dejaron a su cargo porque viajaron fuera del estado y ella no podía ocuparse más debido a su empleo como chofer de camión.
Al final uno no sabe quién es el verdadero protagonista de la noticia, si la mujer por tener la ocurrencia de dar a dos niños que tenía a su cargo a cambio de dinero en un principio y de un animal y dinero después (¿qué iba a decir a los padres de los niños cuando volvieran? Porque con una cacatúa y 175 dólares no llegas a ningún sitio...) o la pareja que acepta a dos niños que ya tienen 4 y 5 años y que encima solicitan los papeles de adopción.
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