El pasado 2 de diciembre Lorena, de casi tres años de edad fue castigada sola en el refectorio durante más de tres horas por no haberse comido una mandarina en el comedor del colegio Nuestra Señora de Valdemoro.
Ese día su madre le había dejado una nota en la mochila que decía que “no la forzaran a comer porque, aunque parecía que estaba bien, su hermanita tenía gastroenteritis y era posible que Lorena se pusiera mala”, explicó su madre Rocío.
Cuando su madre la recogió a las 17:00 la niña tenía un gajo en la boca. La madre no le dio mayor importancia pero Lorena se echó a llorar y le explicó que la habían castigado en el comedor por no comerse la fruta.
La directora del colegió explicó a la madre “que esa era la forma de actuar con las niñas en ese colegio y se consideraba correcta”.
Los padres, indignados, han sacado a la niña del centro. Comentan que la niña “repite que no le gusta la mandarina”. Además, Rocío y su marido han puesto una queja al Defensor del Menor que ha sido admitida a trámite y el colegio será investigado.
Responsables del colegio explicaron que “además de alimentarlas tenemos que educarlas; hay que razonar con ellas para que no se conviertan en niñas consentidas, ya que en un comedor no se puede comer a la carta”. El centro, además, dice que la niña no se quedó sola en ningún momento.
Personalmente estoy de acuerdo en que los colegios tienen que compartir la educación con los padres, sin embargo estos métodos educativos me parecen totalmente irrespetuosos.
La intención de educar a un niño es que crezca como una persona responsable y capaz de elegir los caminos de la vida, sin embargo difícil lo van a tener para aprender a ser autónomos si no les permitimos elegir algo tan simple como qué fruta o qué postre comer.
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