Desde ayer son numerosas las personas que he leído en Facebook avisando de que los niños no deben comer frutos secos hasta los cinco años, hablando del caso de David. Con semejante sentencia, pensé, el número de niños alérgicos a los frutos secos irá probablemente en aumento, así que entré a la página que enlazaban para leer la noticia y saber qué había pasado realmente. Para dar el mismo aviso a todos los padres y madres que nos leen os contamos hoy la trágica historia de David, el niño de dos años que está casi en coma por culpa de una almendra.
Como leemos en El Mundo, todo empezó hace cinco meses cuando la familia estaba de celebración en casa. David tenía un año y medio por entonces, y de entre lo que había en la mesa para comer cogió una almendra. Se la comió y se fue al sofá a ver los dibujos mientras los mayores acababan de prepararlo todo. Allí tosió un poco, pero nada que asustara a ningún familiar.
Unos días después empezó con más tos en lo que se pensó que era un resfriado. No solo no mejoró, sino que cada vez fue a peor y el cuadro se diagnosticó como de principio de neumonía. Pasó el tiempo y el niño no acababa de mejorar. Cuando hacía tres meses del inicio de todo, viendo que la fiebre seguía yendo y viniendo a pesar de los antibióticos, los padres se dedicaron a tratar de hacer memoria por si había algo que diera respuesta a su estado. Fue entonces cuando pensaron en el día en que David comió una almendra y luego tosió un poco. Al comentarlo con los médicos decidieron llevarlo a quirófano y hacerle una broncoscopia (introducir una sonda con cámara y otras herramientas para poder incluso intervenir si hacía falta) y fue entonces cuando encontraron lo que lo causaba todo: un trozo de almendra que había producido una infección irrecuperable.
El pulmón estaba lleno de pus
La almendra se pudrió dentro y provocó una infección que afectó a todo el pulmón. Los médicos intentaron extraer la almendra en ese mismo momento, pero al parecer era la misma causante de la infección la que en cierto modo la contenía, a modo de tapón, y al mover la almendra la pus se diseminó, el pulmón se perforó y el niño sufrió una parada cardíaca. Necesitaron 28 minutos para reanimarle y esto le provocó serios problemas neurológicos.
Al parecer, David abre los ojos, pero no tiene visión. Tiene el cuerpo rígido y es incapaz de moverse. No habla, y no hace por comer, y todo por culpa de un fruto seco, ese alimento duro y pequeño que no iba dirigido a él, pero que decidió probar.
¿Cuándo puede un niño comer frutos secos?
En realidad desde los seis meses, pero obviamente no enteros. Desde hace unos años sabemos que los alimentos que más alergia dan (y los frutos secos son de ellos) se toleran mejor cuando un niño los come pronto, con la alimentación complementaria. Esto no quiere decir que deban comerlos a los seis meses, pero sí que no pasa nada si con 8 meses, por ejemplo, comen una galleta o un bizcocho que tiene como ingrediente algún fruto seco (aquí os hablamos, por ejemplo, de una investigación en que se vio que cuando los bebés de entre 4 y 11 meses comían cacahuete el riesgo de alergia era mucho menor que cuando no los comían).
Otra cosa es hablar de la edad en la que pueden comer algo pequeño y duro, como un fruto seco, un caramelo que se debe masticar, etc. Hablamos entonces de edades entre los 5 y 6 años, un poco según nos diga nuestro sentido común. Si nuestro hijo es de los que se atragantan fácilmente, podemos esperar a los seis o siete años. Si se manejan bien con la comida, puede ser suficiente con los cinco años.
La Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap) explica al respecto lo siguiente:
Absolutamente prohibido darle a niños menores de 5 ó 6 años frutos secos, pues si se atraganta con ellos puede o bien asfixiarse, o bien producírsele una lesión pulmonar por el aceite que destilan estos productos. En cualquier caso precisaría tratamiento urgente, primero por usted y luego en Urgencias. Si tiene frutos secos en su casa, vigile que no estén al alcance de su hijo.
En cualquier caso, es importante tratar de no hacer dos cosas a la vez: correr y comer no es buena idea (lo típico de que el niño va merendando en el parque mientras corre y juega). Y por otro lado, si tenemos niños pequeños en casa, como en el caso de David, debemos tener mucho cuidado con todo lo que se llevan a la boca. Puede ser una almendra que se aspira, puede ser una palomita (hace dos años murió una niña de 18 meses que aspiró una), puede ser una moneda y puede ser una pila, que también es peligrosísimo.
De todas maneras, en unos días os explicaremos cuáles son los alimentos con los que los niños más se atragantan y, en consecuencia los más peligrosos, porque más de uno se llevará una sorpresa (las salchichas están entre ellos).
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