Detrás de la desgracia provocada por el paso del huracán Katrina en agosto del 2005, había una esperanza.
La historia de un embrión que junto con otros 1.399 era rescatado del Hospital de Lakeland de Nueva Orleans dos semanas después de la tragedia.
Dos días antes de la llegada del huracán, el hospital trasladó los embriones almacenados en tanques de nitrógeno líquido al tercer piso para protegerlos de las inundaciones que sobrevendrían.
Pero la luz se cortó. A 38 grados de temperatura y rodeados de aguas contaminadas, no eran las mejores condiciones para la conservación de los embriones, peligrando su supervivencia .
Así permanecieron durante quince días hasta que una patrulla especializada se abrió entre el fango para rescatar los embriones, entre los que estaba el del bebé que acaba de nacer.
Diecisiete meses después del gran diluvio, Glen Markham y su mujer, Rebekah fueron padres de Noah, un precioso bebé de 3,84 kilogramos y 49 cm fruto de uno de esos embriones.
El niño es la mejor prueba de cómo la vida se abre camino a pesar de las dificultades de la vida.
De una tragedia que destruyó una ciudad entera, nació un pequeño Noé que podrá contar la aventura de sobrevivir al diluvio antes de nacer.
Vía | Informativos Telecinco