¡Al fin! Mi espalda lo agradece bastante. Arturo ya es un “caminante” experimentado.
Fue a mitad del mes de enero que Arturo (actualmente tiene 15 meses) descubrió que se puede caminar sin la mano de un adulto, que con práctica se puede llegar a mantener el equilibrio y que los pies obedecen y van para donde a él le apetezca.
Es decir, ya camina solito con gran seguridad, soltura y con poquísimos accidentes. Cambia de dirección fácilmente y hasta da giros, bueno, algo que le gusta hacer pero que también lo lleva al suelo.
No hay alegría más intensa para mi pequeñín que ver un espacio abierto, grande, sin obstáculos donde el pueda echarse a andar a sus anchas y si se trata de una plaza con palomas la alegría es doble.
A Lucas, su hermano mayor también le da alegría verlo caminar, en parte porque juegan al pilla pilla, o mejor dicho jugamos, porque yo ando detrás de Arturo para atajarlo por si el desparpajo que le entra en el cuerpo al ser perseguido le hace estrellarse contra la pared o el suelo.
Mi bebé ya no es tan bebé, por un lado me da mucha felicidad ver como cada día se hace más autónomo, por otro lado siento nostalgia de cuando era chiquitito.
En bebés y más | ¡Qué hambre me da caminar!