Me convertí en madre estando aún en la veintena, algo totalmente inusual en mi grupo de amigos. Es ahora, varios años después de mi primera maternidad, cuando las parejas de mi entorno están comenzando su andadura como padres.
Sin embargo, no todas mis amigas quieren tener hijos y algunas tienen muy claro que la maternidad no es una opción que vayan a contemplar ahora, ni nunca. Si tú también formas parte de lo que se conoce como "Generación No-Mo" (mujeres que han decidido voluntariamente no ser madres) te diré las siete cosas que envidio profundamente de tu estilo vida.
1. Duermes a pierna suelta
El sueño es, sin duda, una de las primeras cosas que cambia de forma radical cuando tienes un hijo. No volverás a dormir la noche entera nunca, ni a hacer la estrella en la cama, ni, mucho menos, a levantarte cuando realmente te apetezca.
Los patrones de sueño te cambian y, mientras tu hijo es bebé, tus biorritmos se alteran. Tomas nocturnas, cólicos o malas noches te volverán adicta al café durante una larga temporada.
Cuando esta fase haya pasado, llegará la etapa de las pesadillas y los terrores nocturnos, del "mami, tráeme agua", del "quiero pis", del "¿puedo dormir contigo (mientras te pateo en sueños)?... En definitiva, la calidad del sueño de las madres disminuye mucho.
También existe otro concepto que, por suerte, te ahorrarás conocer y es el de "madrugar los fines de semana o durante tus vacaciones". Y es que levantarte un domingo de agosto a las siete de la mañana seguro que no es la idea que tienes de descanso vacacional.
2. Te cuidas, te mimas y vas a la última en moda
Cuidarse y mimarse no debería estar reñido con ser madre, pero los cuidados que nos regalamos cuando no tenemos hijos son bastante diferentes a los que nos damos cuando sí los tenemos.
Si eres No-Mo y te gusta la cosmética, conocerás al dedillo todas las cremas faciales, los mejores pintalabios del mercado o el color de uñas que causa furor esta temporada. Tu pelo estará siempre perfecto, sin canas y con el corte de moda y tus piernas lucirán divinas todos los meses del año.
En cambio, la mayoría de las madres, por mucho que nos guste cuidarnos es probable que nos toque llevar las uñas desconchadas más de una vez, que necesitemos con urgencia un tinte o que tengamos las piernas depiladas por zonas.
Y si eres una No-Mo amante de la moda conocerás todas las tendencias y estilos y tendrás tiempo de ir de compras y perderte en la sección de ropa de mujer durante horas. Ningún trajecito minúsculo captará tu atención ni se te irá el dinero que tenías pensado gastarte en ti en comprar ropa de niño.
3. Disfrutas de la lectura, la música y el cine
¿Qué mejor plan hay para un sábado a mediodía que disfrutar en silencio de una buena lectura mientras saboreas un rico aperitivo? De verdad… ¡No sabes cómo te envidio!
Para una No-Mo la lectura puede ser un hobby casi rutinario junto con el cine o la televisión. Jamás te sentirás ausente en una conversación que gire en torno a las series más vistas o que analice el último bestseller del mercado.
Puede que también seas una experta en cine y no sólo no te pierdas ningún estreno de la cartelera, sino que conozcas la filmografía completa de todos los actores. Y en lo que respecta a la música no habrás escuchado nunca la cancioncilla de la taza, la cuchara y el tenedor, pero habrás quemado las pistas de baile con la canción del verano.
4. Eres puntual y discreta
Si quedas con tu pareja o tus amigos en algún sitio siempre vas a llegar puntual. ¡Te encanta la puntualidad y te gusta que la gente también sea puntual contigo! Nunca sabrás lo que supone una "caca explosiva" de un bebé cinco minutos antes de salir por la puerta, o un vómito de leche en la camisa que acabas de ponerte y que te obliga a cambiarte de ropa en el último momento.
Además, tu presencia en los sitios es discreta. Hablarás en un tono normal, disfrutarás de una agradable sobremesa en los restaurantes y podrás conversar sin interrupciones.
Y es que, ¡créeme!, pero llegar veinte minutos tarde al restaurante donde has quedado, acalorada a causa de las prisas, con un peque en brazos, otro refugiándose entre tus piernas y otro protestando porque prefería quedarse en casa, atraerá las miradas de todos los comensales. Por muy discreta que te guste ser.
5. ¡Adoras planear!
Si eres No-Mo puede que te guste planear con antelación lo que quieres hacer. No hay nada más estimulante que mirar catálogos de hoteles a pie de playa en pleno mes de enero, planear con todo lujo de detalles una fiesta con amigos o, simplemente, programar al milímetro lo que vas a hacer el próximo fin de semana.
Ni un virus infantil, ni un partido de fútbol de benjamines, ni una multitudinaria fiesta de cumpleaños en un parque de bolas variarán nunca tus planes. Pero si no tienes plan... ¡siempre podrás improvisar una reunión con amigos o una tarde de relax, peli y comida china!
6. Tus vacaciones, ¡sí que son vacaciones!
Si no tienes hijos, tu concepto de “vacaciones” se resumirá a dos ideas principales: descansar mucho y divertirte aún más. Despertar sin horarios, tomar el sol durante horas sobre una toalla limpia de arena, comer cuando y donde te plazca y no tener limitaciones a la hora de hacer planes, son requisitos imprescindibles para una No-Mo.
Las madres, en cambio, nos pasamos las vacaciones de verano haciendo castillos de arena, persiguiendo a nuestros hijos para que se pongan sus gorras y peleándonos por un trozo de sombra en primera línea de mar.
7. Tu casa siempre luce limpia y ordenada
Para una maniática del orden como yo, tener una casa limpia y perfectamente decorada es algo que echo muchísimo de menos. Los cristales y espejos de mi casa siempre tienen dedos y babas, aparecen zapatillas y calcetines donde menos me lo espero y se hace realmente complicado encontrar el mando a distancia o el teléfono.
Si eres No-Mo estas cosas que te cuento ni te sonarán. Tu casa siempre está ordenada, las cosas que colocas seguirán en el mismo sitio hasta que tú las cambies de lugar y podrás tener tantos adornos como quieras en tus estanterías. Y no olvidemos las paredes y tapicerías que en tu casa se verán siempre blancas y limpias. ¿Restos de chocolate?, ¿graffitis de plastidecor?, ¿huellas grasientas en el sillón?: ¡Nunca!.
Pero fíjate... ¡Me da pena que te lo pierdas!
¡Ay amiga No-Mo! Cuántas cosas de tu vida envidio y añoro en este preciso momento. Sin embargo, no te imaginas lo que me gustaría que pudieras comprobar por un día lo que supone ser mamá.
Porque cuando llegan tus hijos y te dan un abrazo cosquillero, te colman de besos babosos y te sacan de tus pensamientos con sus carcajadas infantiles, el mundo se detiene. Y es entonces cuando, una vez más, agradezco profundamente a la vida el haberme hecho el regalo de la maternidad
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