Con la llegada del calor (no digo ‘buen tiempo’ porque estar a más de 30 ª a principios de junio no es la situación ideal) las infecciones provocadas por virus o bacterias que afectan nuestro sistema respiratorio o digestivo todavía son frecuentes. De hecho en casa hemos estado una semana con tos, mucosidad y dolor de garganta, afortunadamente no demasiado graves.
Tengo un niño con un buen sistema inmunitario que no ha tenido fiebre en años (aunque tiene sus puntos débiles como todos) y una niña que al mínimo contacto con algún virus se enferma. Sé que en niños sanos la fiebre no tiene por qué indicar situaciones gravísimas, pero aún así no es fácil perderle el miedo, sin embargo yo lo he conseguido, porque es mucho mejor actuar con la ‘cabeza fría’. Os he traído el ‘decálogo de la fiebre' de la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria, porque creo que las familias necesitamos informaciones en qué basar nuestra decisiones.
Qué es la fiebre, mitos y situaciones especiales
1.- La fiebre no es una enfermedad, es un mecanismo de defensa del organismo contra las infecciones, tanto las causadas por virus como por bacterias.
2.- La fiebre por sí misma no causa daño cerebral, ni ceguera, ni sordera, ni muerte.
3.- Algunos niños predispuestos (4%) pueden tener convulsiones por fiebre pero el tratamiento de la fiebre no evita estas convulsiones. Nunca se deberían dar medicamentos para bajar la fiebre con este fin.
Tratamiento
4.- Se deben tratar a los niños febriles sólo cuando la fiebre se acompaña de malestar general o dolor.
El ibuprofeno y el paracetamol tienen la misma eficacia para tratar el dolor y su dosificación debe realizarse en función del peso del niño y no de la edad. La combinación o alternancia de ibuprofeno y paracetamol no es aconsejable.
5.- El uso de paños húmedos, friegas de alcohol, desnudar a los niños, duchas, baños… para el tratamiento de la fiebre está desaconsejado.
Cuando nuestro termostato interno aumenta la temperatura corporal por encima de los valores normales (37 º centígrados) hablamos de que tenemos fiebre. Es el hipotálamo el que ajusta nuestra temperatura, y en ocasiones provoca temperaturas altas como respuesta a una infección, enfermedad u otros motivos. La fiebre es una respuesta adaptativa para combatir los elementos internos que nos pueden causar daño
Cuidados
6.- No abrigar ni desnudar demasiado al niño con fiebre.
7.- El niño con fiebre debe estar bien hidratado. Hay que ofrecer frecuentemente líquidos y procurar que éstos tengan hidratos de carbono (zumos de frutas, batidos, papillas, etc.).
Seguimiento
8.- No es aconsejable el uso de paracetamol o ibuprofeno tras la vacunación para prevenir las reacciones febriles o locales.
9.- Ni la cantidad de fiebre ni el descenso de ésta tras administrar ibuprofeno o paracetamol sirven para orientar sobre la gravedad de la infección.
10.- Se deben vigilar signos de empeoramiento clínico y consultar con carácter urgente si los niños presentan:
Manchitas en la piel, de color rojo oscuro o morado, que no desaparecen al estirar la piel de alrededor.
Decaimiento, irritabilidad o llanto excesivo y difícil de calmar.
Rigidez de cuello.
Convulsión o pérdida de conocimiento.
Dificultad para respirar (marca las costillas y hunde el esternón, se oyen como silbidos cuando respira, respiración muy rápida, agitada, etc.).
Vómitos y/o diarrea persistentes o muy abundantes que causen deshidratación (lengua seca, ausencia de saliva, ojos hundidos, etc.).
Cuando no orinan o la orina es escasa.
Siempre requiere consulta urgente la fiebre en un niño menor de 3 meses.
Suerte que nuestros niños nos tienen para cuidarles cuando se ponen enfermos, ¿verdad?
Imagen | Matthew J. en Flickr Fuente | AEPap En Peques y Más | Cuidados sin fármacos en niños febriles, un libro de Carlos de Vilanova y Susi Vilela, La Asociación española de pediatría de atención primaria advierte que nuestros niños están sobremedicados