Desde que el test de embarazo da positivo y confirma eso que según muchas de vosotras, ya sabíais hace días, que no es otra cosa que el estar oficialmente embazadas, se abre ante vosotras todo un mundo nuevo, lleno de "¿ysis?", ¿Y si no sale bien?¿Y si no valgo para ser madre?¿Y si es niño?¿Y si es niña?¿Y si son dos?¿Y si sale con la nariz de su padre? Hay no, por favor, esa nariz de nuevo no.
Pero de lo que casi nadie se da cuenta es del mundo de privaciones que se está levantando cual muro de Berlín entre ti y todos tus platos preferidos. Bienvenida al mundo de las privaciones.
Los inicios
Podríamos llamar a esta fase, el breve periodo de la felicidad. Sólo dura entre unas horas y un par de días como mucho. Que es el tiempo que tarda tu ginecólogo en notificarte una "breve" la lista de cosas que ya no vas a poder hacer, al menos en los próximos nueve meses.
Dicen que es por tu bien y el de tu bebé, pero tres de cada cinco ginecólogos confiesan en privado que disfrutan con ello.
Lo primero es que no vas a poder comer nada crudo que sea de origen animal, y mucho menos si hablamos de ese animal rosáceo que hace oink, oink y cuyas patas traseras curadas y laminadas en cama de tomate bañada en oro líquido, sobre una hermosa rebanada de masa de cereal previamente horneado y tostado que constituye uno de los majares por excelencia de los hogares de este país.
Y si a ti no te importa, pues lo tuyo es la cocina oriental-fussion y preparas unos makis impresionantes que nada tienen que envidiar al restaurante oriental, que hasta hace dos meses era conocido por "el chino", que tienes en la esquina. Bueno, pues siento seguir dando malas noticias, pero el pescado crudo lo vamos a dejar para el gato, porque lo que a ti concierne a partir de hoy será entre hecho y muy pasado.
Los gérmenes, virus, bacterias y otros bichos de ambiente. A nadie le gusta caer enfermo, pero es que enfermar cuando estás embarazada no se le desea ni a tu peor enemigo. ¿Y por qué? Pues porque las armas con las que cuenta una embarazada para combatir las enfermedades son litros de manzanilla, paracetamol (y sin abusar), ibuprofeno y un descuento del 10% en Scottex por comprar kleenex al pormayor.
Y es que entre lo que no puedes tomar porque hay estudios que han demostrado que no es bueno para el bebé y lo que tampoco puedes tomar porque no hay estudios y vete tu a saber si será bueno o malo así que mejor no arriesgarse, los más de 5.000 años de medicina que lleva la humanidad a cuestas se van a reducir a una lista de remedios que caben en un post-it y en letra de imprenta.
El alcohol El alcohol va a tener que ser en algodón (y esperemos que ni así) y del de 86 grados.
El tabaco, si ya de por sí era malo sin que estuvieras embarazada no te vamos a contar cómo le va a sentar al bebé un cigarro antes del desayuno. Y esto se amplia a todo ser vivo que esté cerca tuyo y le de por darse al vicio en tu presencia, una escusa perfecta para mandar a tus suegros a fumar al parque.
Las bebidas excitantes, a partir de este momento, tés y cafés pasan a ser considerados artículos de lujo y repartidos mediante cartillas de racionamiento. Esto no es del todo malo, pues verás como en un par de meses, ese café que ahora te tomas en múltiplos de litro para que haga efecto, se reducirá a media taza para conseguir lo mismo. De todas formas, el famoso "estado de somnolencia continuada" en el que pronto te vas a sumir es del todo inmune a cualquier tipo de cafeína y derivados.
Las drogas, no me pongas esa cara, que es una de las preguntas que te va a hacer la matrona y la madre de algunas cuando se enteren de que su hija se ha quedado preñada de ese impresentable. Si las tomas déjalas porque ahora estás jugando en otra liga y el precio a pagar puede ser muy caro.
Engordar
El peso, el último de los siete jinetes del apocalipsis de toda embarazada y uno de los pocos que puede termine acompañándote una vez hayas dado a luz.
Cuenta la leyenda médica que la media de ganancia de peso en un embarazo es de un kilo por mes, para terminar entre 9 y 12 kilos (a los umbrales de medida en un embarazo también os terminaréis acostumbrando).
Supongo que habrás oído también la otra leyenda que dice que puedes comer por dos y claro todo el mundo se queda ahí, en el "dos" y piensa que se refiere a dos adultos. ¿Te vas a comer ese croissant? Trae que tengo que comer por dos. La pega consiste en que tu pesas 60 kilos y tu bebé seis gramos y un buen día llegarás a una de las múltiples revisiones por las que vas a pasar y habrás cogido el kilo que te corresponde, más los de los próximos cuatro meses. Así, croissant a croissant sin que nos demos cuenta. Así que como premio, nos van a poner a dieta para los próximos seis meses.
¿Me dejado alguna de las prohibiciones más comunes? Seguro que si.
Foto | PinkMoose, Ken Wilcox en Flickr