Seguro que muchos de vosotros también pensaréis como yo que tener una mascota en casa puede ser beneficioso para los niños. Sin embargo antes de hacernos cargo de un animal debemos analizar los pros y contras de la decisión, y sobre todo debemos asegurarnos de que no se trata de un capricho pasajero.
Ya hemos hablado antes en Peques y Más sobre la tenencia de mascotas, y sobre la relación con los perros. Hoy querríamos profundizar en la valoración de nuestra capacidad para poder cuidar un animalito, y también en la implicación de nuestros hijos. Con un perro se puede interaccionar mucho y los gatos son cariñosos, también hay quien opta por pequeños roedores o por aves e incluso reptiles (muchos niños adoran las tortuguitas marinas o terrestres). No es que la decisión sea compleja pero como mínimo nos informaremos bien acerca de los siguientes aspectos:
-Esperanza de vida del animal
-Cuidados que necesita
-Recomendaciones de los especialistas (veterinario, cuidador del albergue o dueño del comercio donde se adquiera)
La aplicación de este consejo va a depender del grado de madurez del niño, pero cuando son muy pequeños difícilmente se van a poder ocupar de todos los cuidados que requerirá el nuevo miembro de la familia. Por eso si sólo es el niño el que pide una mascota, y queremos que se responsabilice, vale la pena que nos esperemos a que tenga 9 o 10 años.
Un animal de compañía no es un juguete, y esto es algo que transmitiremos a nuestros hijos. La relación que establezca con los niños puede ser fantástica, pero siempre desde el respeto y la responsabilidad, ya que las mascotas necesitan ser alimentadas, mantener una higiene, que las paseen o jueguen con ellas, etc. Ninguno de estos aspectos se debería descuidar
Yo cada vez tengo más claro que no me gusta ver a animales que han perdido drásticamente su libertad, por eso no creo que accedamos a comprar algún hámster o periquito. De momento con la gata estamos bien, aunque tener un perro sería motivador, sin embargo uno tiene que verse con capacidad para cuidarlo adecuadamente.
La decisión de tener o no un animal en casa empieza por hablar con los niños para asegurarnos que tengan claro que toda la familia asumirá unas tareas en relación al nuevo integrante. Aunque previa a esta conversación con los peques debe existir un consenso.
Después llega la decisión: los perros son juguetones, inteligentes, pueden ayudar a entablar nuevas amistades… pero es más conveniente que sean pequeños (al menos hasta que los niños sean adolescentes). Los gatos no son tan dóciles pero son divertidos y no tenemos que ocuparnos de sacarlos a la calle, aunque necesitan un espacio adecuado en la casa.
Entre los pequeños mamíferos, destacan por ser más comunes los jerbos, conejos, cobayas y hámsteres. Los conejos y cobayas son muy agradables porque poseen el tamaño ideal para acariciar, aunque sus jaulas se deben limpiar muy a menudo. A pesar de poseer una cola que no les da un aspecto agraciado, los jerbos son muy listos y dóciles, y pueden ser buena compañía para los niños. Observar hámsteres es curioso, pero si se tiene una pareja podemos encontrarnos con que la familia se multiplica.
Y los niños con alergia al pelo de animales tienen la posibilidad de poseer mascotas si sus papás acceden a comprarles peces, reptiles o pequeñas aves. Con estos animalitos no van a poder interactuar, sin embargo los deberán cuidar muy bien, y hacerse responsables de su bienestar.
En definitiva lo que pretendo transmitir es que la decisión de tener una mascota pasa por el consenso de la familia, pero también por conocer la implicación de los niños. Todos seremos conscientes de nuestra responsabilidad para con el animal, y tener previsto quien lo va a cuidar si nos ausentamos unos días por vacaciones o debido a la enfermedad de un abuelito.
Imagen | rcstanley En Peques y Más | Niños y perros: una relación que aporta beneficios, y también una decisión a tomar con calma