Por nuestra experiencia, sólo conocemos el Hospital Clínico de Barcelona, donde hay dos salas de maternidad, una en cada planta del edificio, en una de ellas se instalan las embarazadas que van a dar a luz o que ya tienen a su bebé entre sus brazos y en la otra, las mujeres que tienen que ser intervenidas o que han sufrido un aborto.
Sea por el motivo que sea, un aborto debe ser doloroso, muy doloroso. Nunca es recomendable que una mujer que ha perdido a su bebé comparta habitación con una recién estrenada mamá, ni tampoco con una embarazada, lo que necesitan es intimidad para desahogar su dolor, apoyo y calor familiar...
Leemos una nota en el diario 20 Minutos de una mamá que ha sufrido mucho por la falta de tacto y de ética de un hospital madrileño, el Gregorio Marañón. Ángela estaba embarazada y sangró, por lo que acudió inmediatamente al hospital. Lo primero que recibió fue la bronca de una mujer que ni se presentó, el motivo, quedarse embarazada 7 meses después de haber tenido un hijo. Lamentablemente el feto murió y Ángela tuvo que ser ingresada, nada menos que con otras cuatro mujeres que acababan de parir y esperaban ansiosas acoger a sus bebés en sus brazos, y ella, en medio literalmente, sin dejar de sangrar.
Estamos seguros de que casos como este suceden todos los días, parece mentira la incompetencia profesional que puede haber en la sanidad española. Debería ser denunciado, no consiguen más que hacer más honda la herida de una madre que ha perdido a su bebé, y las consecuencias pueden ser muy negativas.
¿Conoces otro hospital donde actúen de igual modo?, siempre es bueno saberlo.
Vía | 20 Minutos