La habitación del niño es uno de los lugares en los que más empeño se debe poner para que quede correctamente acondicionado. Durante la espera, los futuros padres dedicamos todo nuestro esmero a elegir aquello que compondrá la nueva habitación del pequeño. Hacerlo es divertido y sencillo, sólo hay que seguir algunos consejos prácticos.
En primer lugar, debemos decidir cuál es el cuarto más adecuado. Aún cuando la habitación no sea de grandes dimensiones y esté amoblada con sencillez, es ideal que esté situada en la parte de la casa donde sea más fácil que entre el sol y el aire puro.
Una vez elegido el dormitorio, vamos a acondicionarlo. El suelo debe ser antideslizante y de algún material de fácil limpieza. Es recomendable que la habitación esté bien ventilada y fresca, aunque evitando las corrientes de aire. Las ventanas pueden protegerse con tela metálica y, en caso de vivir en un edificio de apartamentos, es imperiosa la necesidad de colocar barandas protectoras que impedirán que el niño caiga hacia fuera. Los enchufes eléctricos deben ser cubiertos; las luces empotradas en la pared o en el techo deben preferirse a las lámparas portátiles o veladores, cuyos cables pueden enredarse. El dormitorio infantil es un lugar de mucha importancia, pues nuestro hijo pasará allí gran parte del día. Sería muy beneficioso que exista en su habitación suficiente espacio para jugar. Podemos aprovechar la decoración para crear el contexto adecuado. Lo más práctico, bonito y económico es combinar los muebles en tonos claros con paredes pintadas en tonos mate o empapeladas con motivos de dibujos infantiles. Siempre es mejor pintar que empapelar las paredes, a menos que el papel sea lavable. Para el techo unas estrellitas, algunas nubes, una lámpara divertida lograrán cautivarle y estimularle.
Al margen de la estética, los muebles deben ser funcionales y gozar de cierta versatilidad, ya que es conveniente que el niño los aproveche al máximo durante mucho tiempo. Muebles de línea clásica, fuertes y durables, en colores neutros. No puede faltar el cambiador, que puede incluir o no bañera, así como tampoco la cuna o la cama con un colchón duro y firme y un ropero adecuado. Los estantes son muy convenientes porque permiten guardar ordenadamente los juguetes y los libros, que aún cuando ocupen sus respectivos lugares, siguen estando a la vista y al alcance del niño. Puertas, cajones y baúles de juegos pueden ser riesgosos; es recomendable que los tiradores lleven algún tipo de seguridad.
Por último, ten en cuenta que más allá de tu gusto y estilo tu hijo deberá disponer en su habitación de todo lo necesario para garantizar su cuidado y comodidad.
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