Uno de los juegos más refrescantes para el verano es el globo de agua. A todos los niños les gusta y les divierte. Es como un reto personal eso de llenar el globo, atarlo, gozarlo en las manos lleno de agua y lanzarlo para provocar una explosión de agua mientras juegan al pilla-pilla o similares. Si van a jugar con mucha dedicación y empeño a lo mejor pueden utilizar unas gafas de agua para evitar que el globo o el agua llegue a los ojos.
Los más indicados son los globos pequeños, hay que llenarlos de agua y dejarles un poquito de aire dentro porque luego hay que tener espacio para cerrarlos. Aunque el objetivo debería ser guardarlos, conservarlos, acariciarlos, sentirlos entre las manos lo cierto es que los niños tienen tendencia a lanzarlos e intentar alcanzar el objetivo. Y es que salpicar y empapar al otro es uno de las mayores satisfacciones que encuentran los niños en el verano.
Si los niños están jugando en una zona pública conviene estar lo más alejado posible aunque también muy atento porque siempre habrá alguna salpicadura que pueda llegar hasta zonas protegidas.
Lo ideal es jugar en una piscina, no pública para evitar molestias innecesarias, y en las horas del día donde los cuerpos de los niños están en permanente remojo. Además, y con la dirección de un mayor, es posible construir un buen arsenal de globos y después empezar una batalla en toda regla.
En la playa no veo que sea divertido jugar a los globos y es que el mar ofrece tantas opciones de diversión que no parece que tengan ningún protagonismo estos artefactos llenos de agua.