Hace dos días se celebró el Día Europeo de Cáncer de Piel, una enfermedad muy preocupante cuyas tasas aumentan. Más preocupante es aún el crecimiento exponencial de la variante más agresiva de este cáncer: el melanoma. La exposición intensiva, o prolongada al sol, no es la única causa, pero si actuamos sobre ella, se podrían prevenir muchísimos de los casos que anualmente se detectan.
Aún hoy en día, con todas las recomendaciones que escuchamos y leemos, parece que nos hamos olvidado de que la piel es el órgano más grande del cuerpo, o sea que si nos tumbamos sin protección al sol (y desoímos los consejos asociados) estamos agrediendo al órgano más grande del cuerpo, y el que protege a los órganos internos del medio que nos rodea.
En concreto me preocupa que no nos acordemos que la piel ‘tiene memoria’ (ella si se acuerda), y por lo tanto puede que al no protegernos ni proteger a nuestros hijos, estemos comprometiendo su salud futura; y también ese 35 por ciento de los padres (según la Asociación Española contra el Cáncer) de padres con niños mayores de 10 años que se ‘relajan’ y descuidan su protección.
Hay varios tipos de cáncer de piel que se agrupan en cánceres de piel no melanoma (carcinomas), y melanoma; el segundo se extiende con muchas facilidad a otros órganos del cuerpo. Más comúnmente, cualquier cáncer de piel aparecerá prioritariamente en las zonas expuestas a la luz solar. En su conjunto, los cánceres de piel son el tipo de cáncer más común en Estados Unidos.
En otras zonas del Planeta, también se está observando un rápido crecimiento de esta enfermedad
Prevenir el cáncer de piel
La buena noticia, es que podemos prevenirlo, o reducir muchísimo el riesgo de que nuestra familia lo contraiga, basta con hacer caso de las recomendaciones que cada año se nos recuerdan. Precisamente visionaba un vídeo el viernes pasado (con motivo de la celebración que os he comentado), en el que una médico nos contaba que todos tenemos más conciencia sobre este tema, pero que nos falta dar un paso: introducir la crema protectora solar como un hábito cotidiano.
Venía a explicar que no se trata sólo de untarnos cuando vamos a la playa o piscina (aunque especialmente lo debemos hacer en estos momentos), sino de incorporar la protección frente al sol a diario, porque podemos estar expuestos varias horas sin que nos demos cuenta.
Al hablar de prevención pensemos: se trata de evitar la radiación por rayos UV (A y B), estos rayos son emitidos por el sol; luego tiene lógica evitar cualquier exposición intensa de nuestra piel. En este sentido, la información sobre el índice de radiación nos lo proporciona (en España) la Agencia Española de Meteorología, pero creo que podemos suplirla teniendo cabeza, y marchándonos de la playa o piscina a las 12 horas, sabiendo que podemos regresar si lo deseamos a partir de las 16, porque las horas centrales son muy peligrosas.
Otra cosa es entender al mismo tiempo que el sol nos proporciona vitamina D, y aunque hay partidarios de conseguirla exclusivamente a partir de la alimentación, una pequeña exposición (15 minutos) en horas lejanas a la franja horaria más peligrosa, nos da nuestra ración diaria de esta vitamina. Un pequeño paseo a las 10, juegos al aire libre a partir de las 19, después de que los niños se han duchado y quitado los restos de crema, …
Protección: no sólo crema
En este post, aclarábamos dudas sobre las cremas de protección solares (también las hay con filtro mineral); reiterando la información sobre otras medidas de barrera como utilizar camisetas (mejor con filtro de protección), gorras, gafas de sol, etc.
Las cremas con fotoprotección deben aportar como mínimo un factor 15 de protección en niños mayores de tres años, pero no seamos extremistas: ponerles una 50 + no quiere decir que podamos dejar que estén jugando sin camiseta al sol de las 15 horas. Es decir: mejor 50 que 15, pero respetando el resto de medidas
Los rayos UV no sólo queman nuestra piel (y aquí cabría desnitrificar que una piel morena por el sol sea una piel sana), sino que también pueden provocar envejecimiento cutáneo precoz y desarrollo de cataratas oculares.
Además de todas las medidas de protección aportadas, los niños deben beber mucha agua, evitando deshidratarse; y especialmente durante las exposiciones al sol; procuraremos ofrecerles (si tienen hambre) alimentos como frutas, o verduras, que además de ser sanísimas, se señalan como medidas de prevención en potencia (quizás por aportar antioxidantes), entre otros beneficios.
¿Quién tiene más riesgo de contraer enfermedades por exposición al sol?
Según nos cuentan desde En Familia, las personas de piel muy blanca (se queman fácilmente y casi nunca se ponente morenos), que generalmente son rubios o pelirrojos. Atención a todos aquellos que presentan lunares ‘raros’ (nevus) en gran número, y a los pecosos.
Los que tienen antecedentes familiares de cáncer de piel, y los que cuentan con un historial de exposición frecuente en los primeros años de vida.
Todas las protecciones se extremaran en personas de piel muy blanca, y se suavizarán en personas de piel muy morena o de raza negra
Cabe recordar que no recibimos los rayos UV del sol sólo en la playa o en la piscina, sino que también durante los paseos, o practicando deporte, en los lugares de juego al aire libre o montados en la bicicleta, etc. Seamos prudentes, porque cuesta muy poco adoptar hábitos de prevención, comparado con el coste de contraer un cáncer del piel.
Y por último, apuntaba más arriba que la exposición a los rayos del sol no es la única causa de cáncer de piel: el uso de cabinas bronceadoras, y algunas lesiones en la piel (entre otros factores), también inciden. Pero digamos que la causa que implica a más población es tomar el sol de forma inconsciente.
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