Un estudio de la Universidad de Leeds (Reino Unido) apunta que los niños aprenden a alimentarse de manera saludable de manera natural cuando se come en familia.
Los resultados de la investigación se han publicado en el Jornal of Epidemiology and Community Health, y nos cuentan que cuando los niños comen con sus padres, hermanos (y en su caso, otros familiares) aumenta el consumo diario de frutas y verduras en los niños. Y esto ocurre aunque estos motivos de reunión se produzcan sólo una o dos veces por semana. Así que ya veis, a la lista de beneficios asociados al hecho de comer en familia (como la reducción del riesgo de enfermar de trastornos alimenticios u obesidad), se suma la certeza de que de esta forma los niños comerán más frutas y verduras, acercándose al objetivo de ‘Cinco raciones al día’.
La investigación se llevó a cabo con 2383 niños que tenían una media de 8,38 años, y pertenecían a 52 colegios de Primaria en Londres. Finalmente se descubrió que los que siempre comen en familia consumen 1,5 porciones más de frutas y verduras que aquellos que no tenían oportunidad de compartir comidas con sus familias. También se han encontrado diferencias cuando se trata de niños que sólo comen con su familia dos veces semanales.
En general, los investigadores se dieron cuenta de que el 63 por ciento de los niños no consume la cantidad recomendada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) de cinco piezas diarias
Dado que los hábitos alimenticios se adquieren durante la niñez, la presencia activa de padres y otros miembros de la familia (recordemos que los abuelos actúan muchas veces como transmisores de la dieta equilibrada). Es muy importante para que los niños reciban educación de tipo nutricional que les encamine a llevar una alimentación saludable durante toda su vida.
La investigadora Meaghan Christian, una de las autoras del estudio alienta a las familias a esforzarse por compartir como mínimo una comida semanal con sus hijos. Y en general, muchos especialistas en nutrición, se están planteando dirigir los esfuerzos a formar a los padres en alimentación equilibrada, ofreciéndoles soluciones para que sean capaces de ofrecer alimentos sanos a sus hijos, no sólo para las comidas o cenas, sino también a la hora del desayuno o merienda.
Tengamos en cuenta además, que el momento de la comida se convierte en una ocasión ideal para hablar sobre lo que nos ha sucedido en el día, comentar preocupaciones e intercambiarnos muestras de afecto, esto siempre reconforta y hace sentirse a los niños importantes.
Imagen | shino 誌野 Vía | Europa Press En Peques y Más | En Canarias se fomentan la alimentación saludable y el ejercicio para combatir los elevados índices de obesidad infantil