¿Qué nos enseña 'Los mundos de Coraline'?

¿Qué nos enseña 'Los mundos de Coraline'?
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Ya habíamos hablado anteriormente sobre Los mundos de Coraline en Peques y Más, en el post, nuestra compañera Patch aseguraba que a los niños pequeños esta película les puede dar miedo. Esto es verdad, pero a partir de los ocho años puede gustarles mucho (especialmente si les va el misterio, el terror o la intriga), y además es una buena ocasión para extraer en casa algunas enseñanzas muy válidas.

Se trata de una película de 2009 dirigida por Henry Selick, quien rodó mediante la técnica llamada stop motion, un film de animación muy emocionante, al que acompaña una música preciosa llena de vida y acción. Parte del argumento se recrea en la vivencia de su mundo particular por parte de la protagonista (una niña de once años llamada Coraline), y como sus deseos son interceptados por un personaje siniestro disfrazado de ‘dulce mamá’.

Coraline se acaba de mudar junto a sus padres cuando empieza la película, y aunque es la protagonista indiscutible, su amigo Wybie, el gato negro, el señor Bobinsky, o las señoritas Spink y Forcible, están todos espléndidos; y los dos primeros tienen un papel muy importante ayudando a la niña en los momentos más decisivos.

Creo que no me voy a centrar en el argumento puesto que podéis encontrar más información sobre él en el artículo mencionado, así como en El blog de cine. Me gusta mucho utilizar películas con fines educativos en los trabajos que tengo la oportunidad de desarrollar con niños y adolescentes, por eso voy a explicaros las enseñanzas (aplicables a todos: padres e hijos) que he visto en ‘Los mundos de Coraline’.

Entender a los niños es imprescindible en cualquier relación familiar

La vida de esta niña es un poco aburrida y por si fuera poco sus padres no le prestan la atención que ella necesitaría, así que la pequeña puerta que conecta su casa con esa ‘otra casa’ en el mundo paralelo, se presenta como una oportunidad de ver cumplidos sus deseos.

Los padres de Coraline trabajan en casa, pero dedican mucho tiempo a sus ocupaciones, por si fuera poco establecen unas normas demasiado estrictas para una pequeña de esa edad. ¿De verdad es necesario prohibirle que salga cuando llueve, con lo divertido que es mojarse y ensuciarse de barro?

A veces los progenitores deberíamos esforzarnos en entender mejor a los niños

En algunas críticas a esta película se califica a la niña como ‘malcriada’, ‘insoportable’ u otras lindezas por el estilo. Sinceramente, no veo nada excepcional en las demandas de atención que solicita de sus padres, menos aún cuando se encuentra con prohibiciones difíciles de entender.

¡Cuidado con contar los problemas a desconocidos!

Yo no sé que tendría en la cabeza el autor del libro que inspiró ‘Los mundos de Coraline’ (Neil Gaiman), pero he visto un paralelismo claro con uno de los riesgos a los que se exponen niños y adolescentes en la vida real.

La muñeca se parece mucho a Coraline, hasta lleva su misma ropa, pero a través de sus ojos de botón, la despiadada bruja conoce los secretos y las preocupaciones de la pequeña.

Se debe tener mucha confianza en las personas a las que revelamos nuestras intimidades, porque contar los grandes problemas nos reviste de vulnerabilidad, y los niños podrían ser objeto de manipulaciones por parte de adultos malintencionados. Es ni más ni menos lo que ocurre cuando se exponen ciertas informaciones a través de Internet e indiscriminadamente.

Con el malvado personaje disfrazado de ‘otra mamá’ que comprende a la niña y con el ‘otro papá’ haciendo de padre divertidísimo, no es de extrañar que Coraline sienta atracción por el mundo paralelo, aunque en su interior desea seguir en su propia casa.

En este punto la actuación del gato negro es crucial, y las intervenciones decididas de Wybie también

Esta niña tan excepcional es valiente, decidida y juega con mucha inteligencia las reglas impuestas por la bruja. La mueve el amor por sus padres verdaderos y el deseo de ‘devolverles’ de dónde quiera que la bruja los haya enviado. Me gusta muy particularmente cuando Coraline grita '¡No tengo miedo!', y es que si hay algo que debilita a quien le quiere hacer daño es que ella se despoje de sus temores particulares, como le ocurre a Hipolina en 'El árbol sin fin'.

En la vida real somos los padres los que – además de intentar entender a nuestros hijos – debemos guiarles para que se muevan con más seguridad en el mundo, evitando peligros innecesarios.

Con las películas me pasa como con los libros: siempre hay ocasión de aprovechar lo que se ve para hablar sobre valores, emociones, etc. pero a veces prefiero simplemente disfrutar, sin más. Con ‘Los mundos de Coraline’ podéis hacer lo que queráis, pero si no la habéis visto os va a encantar, y vuestros hijos descubrirán un mundo emocionante de fantasía, acción y misterio en el que atisbar el papel que juegan los amigos en situaciones difíciles y la fidelidad a la familia.

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