Muchas veces los peques llegan a casa con dolor o picor de garganta. Las causas pueden ser variadas, desde una simple irritación por gritar, hasta un catarro, pasando por las alergias. La mayoría de las veces esta molestia no necesita tratamiento profesional aunque ello no quiere decir que bajemos la guardia y estemos atentos a si los síntomas empeoran.
Para aliviar estas molestias hay algunos remedios de nuestras abuelas y madres que pueden hacerlas desaparecer.
Si se trata de un catarro nada mejor que hacerles beber mucho liquido que no este frío. De esa forma la garganta estará hidratada, podemos darles agua, caldos, sopas y zumos, aunque conviene evitar refrescos que pueden hacer que la irritación empeore. También podemos darles algún caramelo o pastilla que contenga anti inflamatorio como los que venden en farmacias y que tienen varios sabores o la lizipaina con un ligero sabor a menta. No obstante y como siempre indicamos, antes de darles cualquier medicamento por inocuo que nos parezca, mejor acudir o preguntar al especialista.
El mejor remedio que pueden hacer por lo fácil que es y porque no tiene apenas sabor son las gárgaras de agua templada con sal. La sal actúa como un desinfectante y el agua hidrata, basta con mezclar una cuchara de café en un vaso de agua tibia y hacer gargarismos durante unos segundos. Esto lo podemos repetir cada dos o tres horas, si el dolor o la irritación es leve, les alivia mucho.
Otro consejo que podríamos hacer, aunque por su sabor es un poco más complicado es que los peques tomen a sorbos una infusión de agua templada con limón y miel. El limón es desinfectante y la miel antiinflamatoria y suaviza la garganta.
Debemos intentar que tanto los líquidos como la comida ni estén fríos ni tampoco es aconsejable que se tomen muy calientes, lo mejor es que los templemos.
Lo que siempre os recomendamos es que permanezcáis atentos a las irritaciones de garganta para que no se conviertan en algo más serio que necesitaría tratamiento médico y que no bastaría con estos remedios caseros ya que si se complica pueden tener incluso fiebre. Ante la duda lo más sensato es acudir al médico.
Imagen | Phyllis Buchanan