Imagina que vas a dar a luz y esperas que todo sea tal y como has imaginado. Llevas tiempo preparándote y sabes que lo ideal es tener un parto lo más respetado posible, con tiempo para dilatar tranquilamente, con un entorno acogedor y en la posición que te sientas más cómoda para parir según te pida tu cuerpo. Por lo que sea, algo se tuerce y formas parte de ese 10-15% de mujeres (según recomienda la OMS) a las que hay que acabar haciendo una cesárea. Entiendes la necesidad, pero sientes que te perderás algunas cosas, ya que no se cumplirán las expectativas que tenías.
Sin embargo, estás de suerte, has dado con un equipo de profesionales que lleva a cabo la llamada "cesárea asistida" y te aseguran que van a tratar de hacer que sea lo más parecido a un parto natural. No sabes a qué se refieren, les miras un poco indecisa y entonces les preguntas: ¿Qué queréis decir con eso de "parecido a un parto natural"?
Hace más de seis años
Hace ya seis años, el equipo del que hablo (o uno de tantos que llevan a cabo la cesárea asistida) publicó un artículo hablando de ello. Unos meses después, hablamos de ello en Bebés y más, explicando lo revolucionario del invento a nivel de praxis. Una cesárea que permite al padre estar presente, a la madre ver todo el proceso, hasta el punto que, si lo desea, puede sacar ella misma a su bebé, es sin duda un modelo muy alejado del habitual.
¿Que la madre saca al bebé?
Cuando una mujer da a luz de manera natural, de pie, en cuclillas o en la posición que desea, puede tocar la cabeza de su bebé mientras sale y puede incluso sostener su cuerpo, siendo la total protagonista del proceso. En una cesárea ni ves, ni sientes, ni tocas. Así que, con las medidas de higiene adecuadas (unos guantes estériles después de un buen lavado de manos), la madre puede, con la guía de los profesionales, coger al bebé de la barriga y sacarlo, siendo ella la primera persona que lo coge, para después ponérselo encima del pecho como si acabara de salir vía vaginal.
Ya, suena raro, raro. Pero mirad esta foto que os muestro a continuación, que data de 2007, de un Hospital de Australia, y sabréis a qué me refiero. Mirad al bebé, los guantes que lleva la madre, y sobre todo, su cara. Acaba de sacar, ella, a su bebé de su abdomen.
¿Cómo es la cesárea natural?
Pero ya digo, es una opción. Seguro que hay madres que prefieren no tocar su barriga abierta en búsqueda del bebé. Como seguro que os preguntaréis qué más características tiene esta cesárea, os las explico a continuación.
La cesárea natural se diferencia ya de la habitual en que se anima a la pareja a traer su propia música y se permite a la mujer utilizar su ropa, si se siente más a gusto que con las batas de hospital. La anestesia se intenta que sea la mínima para permitir una cirugía sin dolor, reduciendo síntomas de mareo, náuseas o vómitos y que permita a la madre sostener a su bebé, ponerlo piel con piel. La vía se coloca en el brazo no dominante.
La intervención se inicia como es costumbre. Una vez se ha hecho la incisión, se baja la cortina (la que suele tapar la vista de la mujer) y se levanta la cabecera de la mesa de operaciones para que la madre vea cómo nace su hijo. Se invita a la pareja a que observe también el nacimiento. Se sujeta al bebé para que permanezca un momento con la cabeza fuera y el cuerpo dentro y se trata de imitar lo que sucede en un parto vaginal, cuando la presión sobre el tórax del bebé permite expulsar el líquido amniótico del interior de los pulmones. Ellos lo hacen mediante masaje externo en el útero. Una vez el bebé empieza a llorar, se prosigue con su extracción (si no llora, se observa la respiración, coloración y tono como signos de bienestar).
El contacto piel con piel
Como comentamos hace unos meses, los bebés que nacen por cesárea también tendrían que quedarse piel con piel con la madre. Una vez el bebé nace, se aparta la ropa del pecho de la madre y ella misma se lo pone encima. Se procede al corte del cordón (lo puede hacer la pareja si así lo desea) y a la administración de la vitamina K, mientras el bebé sigue sobre el pecho de su madre.
Se insta a la madre a que ofrezca el pecho al bebé para que pueda empezar a mamar. Una vez finaliza la cirugía, pesan y tallan al bebé y se devuelve a la madre para que siga en contacto piel con piel.
¿Por qué?
Suena raro, casi utópico, pero hay equipos, hay profesionales, que están luchando por promover esta atención a las mujeres a las que ha de hacerse una cesárea. Los profesionales lo tienen claro: nunca sustituirá a un parto vaginal, ni pretenden con esto alentar a las mujeres a elegir este tipo de intervención antes que parir, ni mucho menos. Es sólo que, ya que todo va a acabar en una operación, en una intervención quirúrgica mayor, que nadie esperaba, al menos pueden intentar que todo sea lo más parecido que se pueda a un parto.
Y esto es porque se sabe que las mujeres sometidas a cesáreas tienen una experiencia de parto menos satisfactoria y son más propensas a sufrir depresión posparto, a tener más problemas con la lactancia materna y, al sufrir una separación al nacer, a tener más problemas con el establecimiento del vínculo entre madre y bebé.
Hasta que esto llegue...
Ahora bien, de este modelo de atención hace ya seis años. En ese tiempo han cambiado muchas cosas, pero no las suficientes. Los padres siguen sin poder entrar en la mayoría de ocasiones, la cortina sigue separando a la madre del proceso, los bebés son separados durante un mínimo de una o dos horas (sino más) y en realidad todo se parece muy poco a un parto natural. Así que creo que falta mucho para que este modelo de atención se establezca como habitual y, mientras tanto, queda seguir luchando, y seguir esperando. Ojalá todo llegue más pronto que tarde.
Más información | PubMed
Foto | Thinkstock
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