Siguiendo con las ponencias que diferentes especialistas europeos y asociaciones de usuarios realizaron recientemente en Madrid en la jornadas de ENCA, me refiero ahora a aquella en la que se habló de l as “casas de parto” o “casas de nacimiento” en Alemania. La conferencia estuvo a cargo de Elizabeth Geisel, coordinadora de ENCA y miembro de la Sociedad alemana para la Preparación al Parto.
Las casas de parto en Alemania lugares independientes donde las mujeres pueden dar a luz de manera fisiológica, por ellas mismas, sin más provocación que las de sus propias hormonas y acompañadas por la persona de su elección. Allí las parturientas reciben asistencia únicamente de matronas o parteras. Hay una matrona por parturienta, y no cambia durante el período activo del parto.
Una casa de parto forma parte de la llamada “Red de las casas de nacimiento” y todas tienen criterios mínimos comunes, los cuales pueden evolucionar con la experiencia de las parteras. Pero existe también una lista de criterios de exclusión. Y ademas únicamente las mujeres embarazadas que asisten al control prenatal en la casa de parto pueden alumbrar allí, ya que las matronas las conocen bien.
Antes de 1950 en Alemania la mayoría de los bebés nacían en sus casas. Pero después de la Segunda Guerra Mundial había problemas de salubridad y. por eso y por razones económicas, las mujeres comenzaron a ir al hospital para dar a luz. Aproximadamente desde esa fecha los nacimientos en el hospital empezaron a correr a cargo de la Seguridad Social. Y coincidió que a partir de esa misma época se redujo la mortalidad tanto materna como perinatal. Por consiguiente, se dedujo que el hospital era mucho más seguro que una casa como lugar de parto. Esta deducción fue muy satisfactoria para el sistema de asistencia médica y fue aceptada sin contradicción por la mayoría de la población.
Sin embargo esta deducción, analizada con métodos estadísticos modernos y a la luz de la epidemiología se llega a la conclusión de que hay que considerar otros factores que mejoraron desde fines de la segunda guerra mundial, como por ejemplo una dieta más equilibrada, la planificación familiar, la salud de las madres y las mejores condiciones higiénicas. En otras palabras, desde los años 50 la mortalidad materna y perinatal, en el hospital o en el hogar, disminuyó en todos los países industrializados debido a la mejora de las condiciones de vida.
A mediados de la década de los ochenta en Alemania solamente quedaban unas pocas matronas que se atrevían a asistir a las parturientas en sus casas. La mayoría de las matronas formaba parte de los equipos obstétricos de los hospitales encabezados por un médico jefe y realizaban muchas tareas administrativas, pasando menos tiempo y menos personalizado con las madres. Las matronas cada vez estaban menos satisfechas con su trabajo y las parturientas tampoco estaban contentas de sus matronas. El parto era una enfermedad.
Por estas razones, a fines de la década de los ochenta un grupo creciente de matronas jóvenes decidieron comenzar a ejercer su profesión independientemente para poder atender mejor a las embarazadas y parturientas. La mejor solución, para combinar el trabajo de varias de ellas organizando su tiempo y mejorando su formación consideraron que eran las casas de partos. En 1987 se fundaron en Alemania las dos primeras casas de parto en Berlín.
La ley alemana establece que cada nacimiento debe estar asistido por una matrona, incluso los ginecólogos deben tener una matrona acompáñándoles, no pueden asistir un parto solos.
El nacimiento en las casas de parto también lo paga la Seguridad Social, una suma fija de 550 € por nacimiento, lo cual es menos de lo que paga por un nacimiento en un hospital. Asimismo, los padres deben pagar 200 € si desean tener derecho al servicio de guardia de la casa de parto, que les permite llamar a la partera 24 horas al día a partir de la semana treinta y siete de embarazo y durante las cuatro semanas postparto. Antes de la semana 37 de embarazo el nacimiento no debe tener lugar en una casa de parto sino en un hospital para garantizar la seguridad del nacimiento.
Se realizan encuentas sobre la atención en estas casas de parto y los datos revelan su seguridad y la satisfacción de las usuarias.
Por ejempo, en Berlín hay diez casas, en una de ellas hubo 200 nacimientos en 2007. El 40% de las mujeres dieron a luz en el agua. La postura materna durante la segunda fase del parto fue: una en la posición supina, las otras en la posición de su preferencia: vertical sin o con una silla, en cuatro patas, o lateral. De esas 200 mujeres, 126 no se desgarraron nada en absoluto el perineo, y una sola tuvo una episiotomía. Las otras tuvieron desgarros perineales de primer o segundo grado sin sutura.
Según un estudio completo realizado por la Gesellschaft für Qualität in der außerklinische Geburtshilfe, QUAG (Sociedad independiente para la calidad del parto extrahospitalario) de más de 40.000 nacimientos recogidos hubo episotomía en un 6% de los casos y un 4% de cesáreas (mujeres trasladadas al hospital). Aproximadamente entre el 10% y el 13%, de los partos requieren traslado, de acuerdo a la experiencia de la matronas, la condición de la mujeres o la condición del bebé. La gran mayoría de las mujeres trasladadas a un hospital pudieron alumbrar sin problemas, siendo una de las tareas decisivas de las matronas justamente reconocer el inicio de complicaciones.
Las casas de parto, una opción que en España no existe reconocida como tal, son una opción cuya validez y calidad está demostrada por la experiencia alemana, y que serían una fórmula que en nuestro país seguramente podría funcionar perfectamente, sobre todo en los lugares donde un traslado en caso de urgencia puede ser garantizado. Ofrecen mayor intimidad, un ambiente familiar y una relación de confianza con las matronas profesionales, en el que el parto fisiológico puede suceder con total seguridad.
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