Una de las noticias más extrañas con que me he encontrado estos días es esta que os traigo hoy en la que se explica el caso de una mujer que falleció después de dar a luz a su bebé sin vida, según explican, “de pena”. Extraña porque eso de morirse de pena, con 29 años, es poco más que difícil y además triste, muy triste, porque en un momento se fueron madre e hija.
Todo sucedió hace unas semanas (es ahora cuando sale a la luz), cuando pasada la fecha probable de parto los médicos decidieron que lo mejor era inducir el parto. La madre empezó a tener contracciones y le comentaron que como el parto iba avanzando correctamente la niña podría nacer por parto vaginal. La primera mala noticia llegó cuando descubrieron que el corazón de la pequeña no latía, que había fallecido en el útero y que la madre iba a dar a luz a su niña ya muerta.
Los médicos dieron la terrible noticia a sus padres y minutos después la madre se desmayó. “No estábamos seguros de qué era lo que iba mal, pero ella no recobró el conocimiento. Su corazón latió un poco más, pero no despertó”, explicó el marido.
Lo cierto es que fueron cinco las horas que Lindsay Clift, la madre, permaneció con vida y Darren, el padre y marido afirma desde ese momento que fue tal el disgusto, se le rompió el corazón de tal manera, que necesitó irse con Katy, su hija. De hecho, el pobre hombre añadió lo siguiente:
Fuimos allí de la mano para salir siendo tres y, muy rápidamente, Katy falleció y, a continuación, Lindsay. Todavía no puedo creer cómo ha ocurrido esto. El hospital era estupendo, hicieron todo lo que pudieron. Ellos no han encontrado una causa inmediata de la muerte y se refuerza mi impresión de que ella tomó la decisión de irse.
Lo extraño del asunto es que todo esto sucedió el 26 de septiembre y aún hoy no se conoce la verdadera causa de la muerte de madre e hija. Al parecer se inició una investigación que después quedó aplazada (no sé si se retomará ni sé cuándo). Mi sensación es que allí sucedió algo que hizo que la niña muriera y que minutos después lo hiciera también la madre. Si ese algo fue por causa natural o si fue por una negligencia médica se sabrá el día que se reabra la investigación.
Hasta ese momento Lindsay Clift será recordada como la madre que murió de pena al no ser capaz de aceptar que Katy May, su hija, se había ido.
Vía y Foto | La Gaceta
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