Una vez llegamos a casa con el bebé muchas familias precisan recogimiento y tranquilidad, para descansar, para recuperarse físicamente si el parto ha sido difícil, para comenzar la lactancia materna y también, si van a usar leche artificial, para adecuarse a las necesidades del bebé, y sobre todo para recolocar las nuevas emociones y las relaciones de la familia. Pero entonces empiezan las visitas. Y las visitas del postparto pueden ser de gran ayuda, aunque a veces son una enorme molestia.
Llegan las visitas
Parece que todo el mundo quiere conocer al bebé, y es normal, pero no si eso interfiere en las necesidades de la familia, pues, en el fondo, lo que ahora cuenta son madre, hijo, padre y el resto de miembros de la familia que conviven con ellos. Pero las abuelas, primos, tíos y hasta vecinos o amigos pueden convertirse en una molestia.
Las horas de sueño son escasas, la madre puede tener que recuperarse de dolores y hasta de una seria operación abdominal si hablamos de una cesárea. Todos estamos con los nervios y las emociones desatadas y absolutamente agotados. Las visitas, en el fondo, no hacen ninguna falta si no nos apetecen de verdad.
Además, seamos sinceros, al bebé, que es quien realmente es ahora el centro del mundo, no necesita conocer a nadie más que a su madre. Papá y los hermanos le pueden ofrecer también sensaciones muy agradables, pues los conoce ya desde la vida intrauterina. Y aunque los recién nacidos no suelen molestarse con los desconocidos, ni se van a acordar de ellos ni les hacen falta alguna. Es complicado decir que no a una visita y, en estos casos, el papel del padre es fundamental.
Las malas visitas
Si encima las visitas son de las que parece que no se van nunca, de las que te cogen al bebé de los brazos o te lanzan mensajes que minan tu seguridad. Si vienen justo cuando quieres tumbarte, pues pueden resultar una molestia y hasta un verdadero suplicio.
Yo las odiaba. Desconecté el teléfono y estar sentada recibiendo y tomando café cuando lo que necesitaba era meterme en la cama o en la ducha o ponerme a llorar tranquilamente. Fue muy desagradable, hasta el punto de desatar en mi interior un fuerte rechazo por algunas de esas visitas, incluso hacia miembros de la familia.
No entendía bien entonces todo este raudal de emociones, mi necesidad de estar en un nido en penumbra, piel a piel con mi hijo, sin tiempos. No entendía de donde salía esa rabia cuando otra persona lo tomaba en brazos casi raptándolo. Hoy se que esto es completamente natural.
Las buenas visitas
Pero entonces ¿siempre son malas las visitas en el postparto? La respuesta es no. Si la madre lo desea, adelante, pero a veces hay que permitirle ese reposo y desconexión del mundo para que pueda dejar que la parte instintiva fluya. Pero, como os digo, la decisión última debería ser de la puérpera y nadie, ni su pareja siquiera y menos el resto de los allegados, debería creerse tan importante como para enfadarse o disgustarse si ella manifiesta la necesidad de soledad.
Además, las visitas del postparto pueden ser muy útiles. Si tenéis una amiga o familiar que da a luz no penséis que no podéis echarle una mano.
Las mejores visitas del postparto no llegan con trajecitos o juguetes, ni con ganas de sacarle parecidos a la tía abuela Paca, ni a dar consejos no pedidos sobre crianza o lactancia. Vienen con una olla de comida y con ganas de planchar ropa.
Así que si queráis ser útiles y demostrar todo vuestro cariño a una mamá puérpera, aquí os dejo una lista de cosas que podéis hacer.
Los que hacen las visitas del postparto útiles de verdad
<li>Si tiene hijos mayores, ofreceos a llevarlos al colegio, a dar un paseo con ellos, a llevarlos al parque o incluso, si a los niños les apetece, haced una excursión al zoo o al parque de atracciones. </li>
<li>Si no tiene cocinera, podéis ofrecer llevarle la comida todos los días ya preparada, para que no tenga que ocuparse de nada. Haced la comida, poner la mesa, recoger y limpiar los cacharros. Eso si es un regalazo.</li>
<li>Si no tiene ayuda en casa, pactad con ella la hora a la que quiere que entréis, sin decir ni hola siquiera, y pasad la escoba y la fregona.</li>
<li>Si no tiene un servicio de lavandería, lo mismo, pactad la hora a la que podéis ir a poner las lavadoras y luego recoger, planchar y doblar toda la ropa. Si os lleváis la ropa sucia y la devolvéis dobladita, si andar por su casa más que el tiempo imprescindible, pues el regalo será soberbio.</li>
<li>Si le puede venir bien, organizad la hora mejor para ir a casa y estar un ratito al cuidado del bebé mientras la madre se da una ducha, se lava y arregla el pelo y se corta las uñas de los pies.</li>
<li>Si tiene visita con el médico, llevadla si le va bien.</li>
<li>Llegad con pañales, toallitas y provisiones básicas. O mejor, id a la compra con lo que ella os pida, añadiendo algunos detallitos deliciosos que sepáis que le gustan.</li>
Hay muchas cosas que pueden hacer las visitas del postparto que son de verdadera ayuda. No se si serán tan entretenidas como pasar la tarde de charla, pero a las puérperas les vendrán muy bien y os recordaran con verdadero cariño y agradecimiento. Al fin y al cabo, queréis mucho a esa mamá y a su bebé, y hacer lo mejor para ellos es la manera de demostrarlo.
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