Tu bebé recién nacido duerme plácidamente hasta que lo oyes moverse y hacer ruiditos: puede que tenga hambre. Ese movimiento o inquietud es el primer signo de que quiera alimentarse y no hemos de esperar mucho más para ver si llevamos razón...
Los bebés han de amamantarse a demanda pero no hemos de esperar a que "demanden" llorando. Una vez se inicia el llanto, todo se hace más complicado, los nervios aumentan en la mamá y el bebé no se agarrará tan fácilmente al pecho. Por eso, en cuanto notemos la inquietud del bebé hemos de amamantarlo.
Esa inquietud significará hambre con más probabilidad si el bebé se lleva el dedo o la mano a la boquita, si intenta succionar. Puede que nos despierten los ruidos que hace con la boca al chuparse la manita. Si no hacemos algo para remediarlo, las lágrimas no tardarán en llegar.
El llanto es una señal tardía de que existe hambre y en la medida de lo posible hemos de evitarlo. Por eso a veces depende de nuestra rapidez a la hora de ponerlo al pecho (o darle el biberón) que el niño siga tranquilo. Si estamos muy dormidos, tal vez nos despertemos ya con el llanto, aunque puede que también notes los ruiditos previos por la noche...
Si el bebé es recién nacido puede que nos molesten las visitas porque nos sintamos incómodas al darle el pecho al bebé con tantas o determinadas personas delante, entonces debemos procurar que esas visitas se limiten o se pospongan al momento en el que la mamá ya esté recuperada.
Tengamos en cuenta que, si hay demasiada gente alrededor, tampoco estamos tan receptivos a los cambios y señales que nos pueda mandar el bebé (sobre todo si este va de brazo en brazo...).
Aprovechemos durante la estancia en el hospital para plantear todas nuestras dudas al personal médico, pero si vemos que no nos satisface podemos buscar ayuda en un grupo de apoyo a la lactancia.
Una vez fuera del hospital, cuando el bebé aún es pequeñito, durante el día existen múltiples situaciones en las que, aun estando con él, no podemos darle el pecho (conduciendo...).
Pero no debería ser impedimento que no encontremos un lugar "apropiado" para amamantar a un bebé, y con ello nos referimos a esos lugares en los que no está bien visto, que por desgracia siguen existiendo.
En definitiva, si el bebé se despierta, notas que busca o incrementa su actividad, si ves que el recién nacido está intranquilo debes ponerlo al pecho, porque lo más probable es que tenga hambre.
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