Cuando una pareja se sabe embarazada empieza enseguida a hacer cálculos para saber cuándo nacerá el bebé. ¿Nueve meses? ¿Cómo se cuenta eso? ¿No es mejor por semanas? ¿Cuarenta? Y así llegan al día de la fecha probable de parto, que les dice cuándo vendrá el bebé si todo va como es de esperar.
El problema es que no todo va siempre como es de esperar y a veces el bebé llega antes de tiempo. Antes de tiempo, con todo lo que supone: no poder llevártelo a casa, tener que entregarlo muy a tu pesar a los médicos para que sean ellos los que cuiden de su salud, verle en una incubadora, o en tu pecho, lleno de tubitos y cables que le controlan y le ayudan a vivir, y sufrir la ansiedad de ver su fragilidad, lo delicado de ser tan pequeño, pero a la vez la fuerza con que luchan por salir adelante.
Esto es lo que Red Méthot, un fotógrafo de Quebec, ha querido mostrar en una esperanzadora colección de fotos: a niños y personas que nacieron prematuros, que vivieron sus inicios unidos a máquinas y sondas y que ahora sonríen felices junto a sus fotos de bebé.
Vía | UFunk, RedM
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