Estás embarazada (o tu mujer lo está), queda poco para que el bebé llegue y no tienes muy claro cómo será. Has visto bebés otras veces, de tus amigas, de tus compañeras de trabajo y hasta en la tele. El problema es que los que salen en el cine y los que ves por la calle tienen ya unos cuantos días, sino semanas, y el aspecto es muy diferente al que tiene un bebé en las primeras horas o días.
Para que el día del parto tengas claro cómo será el bebé, o como podría ser, os vamos a hablar a continuación del aspecto del bebé al nacer, para que si quieres hagas el mismo ejercicio que haremos nosotros, observando a un bebé de arriba a abajo, o sea, desde la cabeza hasta los pies, para ir explicando cuáles son sus características, qué podéis encontraros y qué hacer en caso de dudas.
El bebé ya ha nacido
Ya ha nacido y te lo han puesto encima del pecho. Papá ya ha hecho alguna foto que lleva un rato siendo compartida por WhattsApp y tú casi no has podido mirarle, por tenerle tan cerca. Deseas verle entero, deseas tocarle, pero aún es pronto. Ahora tienes que darle tu calor y tienes que dejarle sobre ti, porque de ese modo querrá acercarse a tu pecho para hacer la primera toma. Es increíble la energía con la que ha nacido, lo despierto que está y lo que abre los ojos. Increíble, pero normal. Los bebés nacen así, precisamente, para conocerte bien y para poder empezar a comer. Cuando acabe, cuando haya hecho su primera toma, dormirá durante unas cuantas horas y no volverá a estar tan despierto, tanto tiempo, hasta que pasen unas semanas.
Echando un vistazo a sus ojos
Pongamos que han pasado ya unas cuantas horas y que ya estáis tranquilos con el bebé. Querrás entonces conocerle más. Al abrir los ojos verás el color y te preguntarás si ya es el color definitivo porque se los verás azules, o quizás grises, o quizás mucho más oscuros. La realidad es que no, no suele ser el color final, porque con el paso de los meses va cambiando.
Quizás tenga una mancha roja en la parte blanca de alguno de los dos ojos, de sangre. Esto es normal, porque la presión de pasar por el canal del parto puede ser tan elevada que provoca hemorragias en el ojo y hasta hinchazón en la cara. Con el paso de los días irá desapareciendo.
Momento de mirar su cabeza
Observando su cabeza verás, si ha nacido por parto vaginal, que tiene una forma un poco alargada. Quizás haya alguna zona hinchada y blandita. Es lo que se conoce como cefalohematoma, un hematoma debajo de la piel, pero encima del cráneo. Es como consecuencia también del parto y se debe a la rotura de algunos vasos sanguíneos. No es peligroso (porque está encima del cráneo y no en el espacio del cerebro) pero puede tardar varias semanas en desaparecer.
El bebé tendrá pelo, un pelo muy suave que no durará mucho tiempo. Hay bebés con más pelo, otros con menos, pero a la mayoría se les empieza a caer a las pocas semanas, dejando al bebé calvo igual que un abuelillo. Con el paso de las semanas irá apareciendo el pelo nuevo, que puede ser diferente al de bebé tanto en la textura (es un pelo más recio) como en el color.
Notarás, si le tocas su cabeza con los dedos, como adivinando su forma, dos hoyos en la parte superior. Son las fontanelas, que son los huecos que dejan los huesos del cráneo mientras crecen y se van uniendo entre ellos. La fontanela más grande es la anterior, que queda por encima de la frente. La más pequeña está más atrás, por debajo de la coronilla. Pueden tocarse sin miedo, aunque con delicadeza. Hay muchos padres a los que les da mucho repelús tocarlas, pero no son tan frágiles como puedan parecer, pues están cubiertas de una membrana gruesa y resistente que protege el interior mientras no haya hueso.
La piel del bebé
Nacen con un color azulado que asusta bastante, pero enseguida va cogiendo el color rosado con que esperábamos encontrarnos. Algunos llegan cubiertos de la vérnix caseosa, una capa que protege la piel dentro del útero y que de un tiempo a esta parte se retira cada vez menos.
La piel será suave, pero pronto verás, con el paso de los días, que empieza a descamarse y, literalmente, que el bebé empieza a pelarse. No hay que hacer nada especial más allá de irle poniendo crema hidratante y entender que es como si estuvieran cambiando la piel. Pasados unos días su piel estará estupenda de nuevo.
Es posible que haya manchas de nacimiento, siendo las más habituales los hemangiomas planos o nevo simple (muy conocidos el beso del ángel y el picotazo de la cigüeña), que son manchas rojas por formaciones vasculares superficiales, que van desapareciendo con el paso de los meses (normalmente). En algunos casos, el hemangioma es más abultado, como consecuencia de la dilatación de vasos sanguíneos en la parte más superficial de la piel. En los primeros meses puede aumentar un poco de tamaño, pero por norma general suelen desaparecer solos con el paso del tiempo. Podemos encontrar también la mancha mongólica, muy común en bebés con la piel morena y que también es benigna.
Quizás al nacer no, pero pasados unos días el bebé podría tener el llamado acné miliar. Son granitos que le salen sobre todo en la nariz y la barbilla. Las glándulas sebáceas de la piel empiezan a segregar sebo (grasa) pero en muchas ocasiones encuentran un poro de la piel aún cerrado. Esto provoca los granitos que, días o semanas después, se van solos sin hacer nada. Si se extiende mucho por toda la cara habría que valorar la posibilidad de que algo le pueda estar haciendo alergia (suavizante, algo que come la mamá y le pasa a través de la leche, etc.).
Los hombros, la espalda y el tórax
Al desnudarlo es posible que te des cuenta de que tu bebé tiene vello. Vamos, que lo ves muy peludo. Es normal, es el lanugo. Crece hacia el final del embarazo y se suele caer antes de nacer o unos días después. Si el bebé nace un poco antes de tiempo es más probable que lo tenga y que tarde un poco más en perderlo.
Al mirarle el tórax podemos ver que los pechos están, quizás, un poco abultados. Esto es como consecuencia del traspaso de hormonas durante el embarazo y la lactancia, que pueden hasta provocar que se segregue leche. Es normal, dura un tiempo, pero desaparece en el momento en que dejan de llegar dichas hormonas. No hay que tocar ni apretarlos, porque se generaría el reflejo de extracción de leche y el bebé podría sufrir una mastitis (yo he visto con asombro a madres apretando para provocar la eyección de leche, pensando que cuando saquen toda la leche, la hinchazón desaparecerá).
El abdomen y el ombligo
Llegamos al abdomen, que será abultado y en el ombligo veremos el resto del cordón, de color blanco, que con los días se irá secando. Como os hemos contado en varias ocasiones, la cura del ombligo no es indispensable, aunque sí tenemos que procurar que esté limpio y seco para que en un plazo de unas tres semanas caiga.
Los genitales
En el caso de las niñas podemos ver que segregan un flujo transparente, blanco o con restos de sangre, motivado por las hormonas de la madre en el embarazo, siendo algo normal. Los niños, por su parte, tienen la piel que recubre el glande adherida al mismo (fimosis, que es normal) y los testículos que, aunque pueden retraerse y en ocasiones no estar en la bolsa, es normal si la mayor parte del tiempo están en el escroto. Puede ser que haya hidrocele (líquido en el escroto), que procede del abdomen por haber una comunicación. Normalmente el líquido se va absorbiendo con el tiempo, pero a veces se puede observar un aumento del líquido cuando el niño llora, que será signo de que hay hernia inguinal y deberá ser valorado por el pediatra.
En referencia a los cuidados del pene del bebé, podéis leer sobre ello aquí, y sobre los cuidados de la vulva de las niñas, aquí.
Las piernas y los pies
Verás que sus piernas están arqueadas y que son muy pequeñas y delgadas, como incapaces de sostener su peso de pie. Esto es porque, sencillamente, no tienen la fuerza ni la capacidad de hacerlo. Sí es verdad que si sujetas de pie a un bebé y nota una superficie bajo sus pies, llega a hacer el gesto de caminar, pero sólo es un reflejo y, obviamente, está muy lejos todavía de ser una realidad.
Sus pies son diminutos y seguro que os veréis contando para confirmar que son 5 y no más, ni menos, los dedos que veis. Observareis que las uñas están como hundidas en el dedo, imposibles de cortar en caso de que crezcan. Podéis estar tranquilos porque tardan un tiempo en empezar a crecer y, en ese tiempo, dejan de estar tan "enterradas".
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