Estar embarazada no es, en principio, no hace que los viajes estén contraindicados. Por supuesto, me refiero a viajar embarazada con ciertas precauciones y solamente si la gestación se está produciendo sin ningún problema. La embarazada puede usar todos los medios de transporte normales en general.
Si va en coche, puede ir como acompañante y como conductora hasta el final del embarazo. Sin embargo, debe cuidar de usar correctamente el cinturón de seguridad y parar para estirar las piernas, además de procurar no conducir si está mareada o muy cansada y mantenerse hidratada correctamente.
El tren es ideal para la embarazada, pues puede moverse y viaja comoda, aunque hay que preveer con antelación la mejor manera de llegar a los andenes si lleva mucho equipaje y viaja sola. De todos modos, siempre alguien nos ayudará si tenemos que mover un bulto pesado.
El avión puede usarse a lo largo del embarazo, hasta el séptimo u octavo mes. Es conveniente consultar las condiciones de nuestra compañía aerea y llevar un certificado médico si es preciso. En el avión, en los viajes largos, las embarazadas pueden sufrir por la retención de líquidos, hinchazón de piernas y deshidratación, por lo que deben extremar los cuidados y considerar si estarán cómodas en los viajes muy largos en turista. Por lo menos, hay que recordar el mantenerse muy bien hidratada y dar paseos, aunque sean cortos, por el pasillo del avión para estimular la circulación de retorno.
En general, y este es un tema personal, yo no viajaría a partir del séptimo mes. Los cambios y el cansancio de un viaje me abrumarían, pero sobre todo desearía tener cerca a mi médico de confianza si el parto se adelantara. Sin embargo, como decía, viajar embarazada no supone un peligro, siempre que tomemos algunas precauciones básicas.
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