Según una revisión llevada a cabo por la Sociedad Europea de Gastroentoloría Pediátrica Hepatología y Nutrición (ESPGHAN), una considerable cantidad de niños y adolescentes sanos europeos (entre los que se incluyen los niños españoles), tendría déficit de vitamina D, un problema serio que podría acarrear enfermedades asociadas.
El sol es una de las principales fuentes naturales de vitamina D, junto con una correcta y equilibrada alimentación. Aún así, en algunas ocasiones puede ser también necesaria la suplementación.
Te contamos todo lo que debes saber sobre la vitamina D en bebé y niños, qué consecuencias tiene su déficit y qué podemos hacer para evitarlo.
Vitamina D: por qué es importante y cuáles son sus requerimientos
La vitamina D es un nutriente importante que ayuda al cuerpo a incorporar el calcio procedente de los alimentos que ingerimos, contribuyendo a la salud del sistema óseo. Además, desempeña un papel muy importante en la salud del corazón y combatiendo infecciones.
¿Por qué se produce el déficit de vitamina D?
Por lo general, el déficit de vitamina D se produce por una combinación de carencias alimentarias y baja exposición a la luz solar, teniendo en cuenta que la alimentación solo aporta el 10 por ciento de las cantidades de vitamina D recomendadas, mientras que el sol aporta el 90 por ciento.
Carencias en la dieta de los niños
Los déficits nutricionales en los niños es un tema que preocupa mucho a los padres, y algo de lo que se hacen eco con frecuencia los expertos. Con una dieta extensa, equilibrada y variada es difícil que un niño presente déficits nutricionales, pero sabemos que no siempre es fácil conseguir que los niños coman de todo.
En concreto, la vitamina D se obtiene a través del consumo de ciertos alimentos como pescado azul (salmón o sardinas en aceite, por ejemplo), los mariscos, la yema de huevo, los lácteos y los cereales fortificados.
Baja exposición a la luz solar
La vitamina D se sintetiza en las células de la piel con la ayuda de la exposición a la luz solar, por lo que el sol se convierte en la principal fuente natural de obtención de esta vitamina.
A lo largo de la historia, la luz solar ha satisfecho la mayoría de los requerimientos de vitamina D del ser humano. Sin embargo, los cambios producidos en los últimos años en el estilo de vida, la creciente inactividad física de los niños, los movimientos migratorios y la excesiva protección que tomamos a la hora de exponernos al sol, han incrementado las carencias de esta vitamina.
Bebés lactantes
Durante los primeros meses de vida, el bebé suele tener aportes suficientes de vitamina D ya que la recibe y almacena durante el embarazo, pero para evitar carencias posteriores la Asociación Española de Pediatría recomienda la suplementación en estos grupos de riesgo:
Bebés amamantados menores de un año deben recibir un suplemento de 400 UI/día de vitamina D.
Bebés que toman leche de fórmula, deben recibir un suplemento de 400 UI/día de vitamina D hasta que tomen un litro diario de fórmula adaptada enriquecida con vitamina D.
Los niños prematuros menores de un año de edad corregida deben tomar 200 UI/kg/día hasta un máximo de 400 UI/día.
Síntomas del déficit de vitamina D
Un déficit de vitamina D podría producir en el niño los siguientes síntomas y problemas asociados:
Mayor riesgo de raquitisimo: la falta de vitamina D podría provocar raquitismo, una enfermedad que se caracteriza por el ablandamiento de los huesos del cráneo, arqueamiento de las piernas, deformidades en costillas y en otros huesos, talla baja, debilidad muscular y riesgo aumentado de padecer retraso psicomotor.
Se incrementa el riesgo de caries: aunque aún no está clara la relación, son varios los estudios que muestran que hay más caries cuando los niveles de vitamina D son más bajos.
Riesgo de afectación del desarollo: se ha asociado el déficit de vitamina D de la mujer embarazada a un riesgo mayor de que el bebé tenga dificultades en el desarrollo del lenguaje.
También se incrementa el riesgo de padecer enfermedades pulmonares, como bronquiolitis y de asma.
Con niveles bajos de vitamina D también se incrementa el riesgo de enfermedades cardiovasculares.
Tratamiento del déficit de vitamina D
En caso de déficit de vitamina D, el tratamiento se basará en la administración de suplementos, pero siempre bajo la recomendación y control por parte del pediatra, pues al pertenecer al grupo de las vitaminas liposolubles, puede acumularse en el organismo y generar un cuadro de intoxicación por vitamina D.
La Asociación Española de Pediatría recomienda que los niños mayores de un año o adolescentes con una nutrición pobre, dietas vegetarianas o enfermedades crónicas o tratamientos que alteren la síntesis de vitamina D, reciban suplementos.
También lo recomienda en los que casos de niños y adolescentes con piel oscura (origen africano, caribeño y asiático del Sur) o poca exposición solar (modo de vida, costumbres en el vestir, latitud, altitud, contaminación ambiental...).
Y en el caso de los bebés lactantes, y tal y como hemos comentado más arriba, la suplementación es siempre necesaria por debajo del primer año