¿Es normal que una niña tenga flujo vaginal?
Los padres de niños varones somos bastante felices en lo que al cuidado de sus genitales se refiere, porque se ven a simple vista y su higiene es relativamente fácil. Los padres de niñas, en cambio, lo llevan un poco peor porque les da miedo limpiar demasiado fuerte, a veces no separan bien los labios para hacerlo, y en ocasiones ni siquiera saben si lo que ven es normal o no.
Una de las dudas más frecuente en lo relativo a los genitales femeninos es el tema del flujo. Y es que las recién nacidas lo tienen, pero las niñas más mayores no. Entonces, un buen día, los padres observan que se manchan la ropa interior y que tienen flujo y se preguntan: ¿Es normal que una niña tenga flujo vaginal?
En una recién nacida sí es normal
Tal y como explicamos hace un tiempo, cuando hablamos del cuidado de la vulva del bebé, las niñas recién nacidas tienen flujo vaginal por acción de las hormonas maternas que aún circulan por su torrente sanguíneo (y que en ocasiones les provocan un pequeño sangrado, o el tener el pecho un poco hinchadito -incluso en el caso de los niños-).
Aunque no todas las niñas lo tienen, sí son muchas las que segregan por la vagina ese flujo, que puede ser transparente, blanco o con restos de sangre. Esta secreción recibe el nombre de leucorrea fisiológica, y se ha de ir limpiando con suavidad, con una esponjita, día a día, pero sin tratar de retirarla del todo.
La razón es que es un flujo con un pH muy ácido que sirve de protección para acabar con cualquier bacteria que se le acerque. Si lo quitamos todo, retiramos esa protección, pero si no limpiamos nada, podría producirse infección también por falta de higiene y acumulación del flujo, la orina y las heces.
En una niña más mayor el flujo no es normal
Pasados unos días del nacimiento, el flujo desaparece hasta por lo menos los diez años, cuando empiezan a aparecer los estrógenos y se empieza a producir de manera normal, en preparación de la pubertad.
En ese lapso de tiempo, desde los 10 días hasta los 10 años (siempre hablando aproximadamente), las niñas no deberían tener flujo. Y si lo tienen es porque algo está pasando, normalmente algún tipo de inflamación o infección, que no suele ser grave, pero que requiere de alguna intervención.
La vulvovaginitis
El cuadro que suele provocar la aparición de flujo vaginal es el conocido como vulvovaginitis, que como su nombre indica, es la inflamación de los genitales femeninos.
Los síntomas más habituales en niños son picor, enrojecimiento, flujo vaginal, sangrado y molestias al orinar. Las causas que suelen provocar este cuadro son:
- Una higiene incorrecta: que al limpiarse después de ir al baño lo haga de atrás hacia adelante y arrastre heces hasta la vulva; bañarse con geles de baño perfumados en exceso; y frotar demasiado fuerte con el papel higiénico, causando irritación que pueda llegar a ir a más.
- Que tenga lombrices: en caso de que tenga lombrices (el parásito oxiuro) y durante la noche salgan del ano y lleguen a la vagina.
- Que la niña realice juegos de exploración y/o se toque: es muy normal que en un afán de conocer su cuerpo, e incluso dándose cuenta de que es placentero, la niña se toque la vulva y la entrada de la vagina. Si no tiene las manos limpias, o si introduce algo que luego se quede dentro, se puede producir la inflamación e infección de la zona.
¿Cómo se soluciona la vulvovaginitis?
Lo más habitual es que el pediatra sugiera hacer todo aquello que pueda prevenirla, que es lo mismo que puede solucionarla:
- Revisar los hábitos de higiene utilizando jabones que sean más adecuados para limpiar esa zona, enseñar a la niña a limpiarse de adelante a atrás y secar bien después del baño o ducha para que no quede humedad al ponerse la ropa interior.
- Utilizar ropa interior de algodón que no apriete (ni ropa que apriete).
- Evitar el uso de suavizante en la ropa, que pudiera provocar también irritaciones.
- No se debe censurar el que se toque, pero sí explicarle la importancia de que lo haga en un sitio privado y con las manos limpias, así como que evite meterse objetos.
En dos o tres semanas el flujo debería disminuir hasta desaparecer y la vulvovaginitis remitir. En caso de que no sea así, o que el flujo sea de color marronoso o verdoso, el pediatra indicará seguramente el análisis del mismo con un cultivo, para valorar la necesidad de dar tratamiento antibiótico.
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