La leche de vaca tiene cuatro veces más calcio y tres veces más proteínas que la leche humana, pero como dicen los expertos es el alimento adecuado para un ternero pero no para un bebé de apenas meses.
De hecho, los pediatras recomiendan introducir la leche entera a partir del primer año.
Antes de esas edad, el sistema digestivo del bebé aún no está preparado para tolerarla pudiendo producir daños en su salud.
Antes del año, un niño necesita hidratos de carbono y nutrientes que beneficien el desarrollo del cerebro y el sistema nervioso.
Aunque lo mejor durante mínimo los primeros seis meses es le leche materna, que contiene todo lo necesario para el desarrollo del bebé, la opción alternativa son las leches de fórmula que contienen los nutrientes adecuados a cada etapa.
La leche de vaca tiene bajo contenido en hierro. La dosis que aporta es de 0.45 mcg/ml de hierro, demasiado poco para proporcionarle al niño un óptimo desarrollo.
Como consecuencia de esa falta de hierro se puede producir anemia, enfermedad que podría acarrear inconvenientes en la salud del bebé y del futuro niño.
Por otro lado, la leche entera contiene un alto nivel de grasas saturadas de baja calidad que puede traer problemas de colesterol elevado y más graves aún, pues al acumularse en los vasos sanguíneos aumentan el riesgo de infartos en el futuro.
Hay madres que elijen la leche entera por su fácil preparación y por ser más barata que la leche de continuación, pero en estas cuestiones no es bueno pensar en el ahorro y la comodidad sino en la salud del bebé.
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