Las vacunas de la alergia: todo lo que hay que saber
Cada año que pasa son más los niños y adultos que desarrollan alergia a algo, ya sea a algún alimento, ya sea a algún factor ambiental que hace que en la primavera, o durante todo el año si hablamos de ácaros y otros factores no estacionales, anden sufriendo los síntomas día tras día.
Ante estas situaciones, y sobre todo cuando las alergias son muy molestas en los niños y les hacen sufrir otras enfermedades asociadas (como bronquitis), además de antihistamínicos puede ser un buen remedio hacer uso de las vacunas de la alergia. Para hablaros de ellas, para que las conozcáis, para que sepáis en qué casos se utilizan hoy hablamos de ellas: todo lo que hay que saber sobre las vacunas de la alergia.
Cada vez hay más casos de alergia
Antes de entrar a hablar del tema quería comentar una realidad que seguro que muchos habéis sospechado o constatado: cada año que pasa hay más casos de alergia. Yo mismo, con mis 36 años, he tenido que tomar este año antihistamínicos en más de una ocasión y ponerme gotas en los ojos cuando nunca antes me había pasado. Con los niños está sucediendo algo parecido. ¿Recordáis que en vuestra infancia los niños tuviéramos alergia a los alimentos? Sí, claro, alguno de la clase no podía comer algo, pero los podíamos contar con los dedos de una mano. Ahora el que no es alérgico o intolerante a algo lo es a otra cosa, y al final uno ya no sabe qué poner en la mesa al invitar a los amiguitos de tu hijo a merendar.
¿La razón? Pues no es una, sino varias. Por un lado nos estamos cargando el planeta: el nivel de contaminación es elevado, el calentamiento hace que en invierno no haga tanto frío y que la producción de polen empiece antes y, además, de manera más intensa, y el tipo de cultivos y los métodos de control de plagas están haciendo que muchos alimentos se "sientan" agredidos y se defiendan, volviéndose más alergénicos. Por otro lado, el exceso de higiene y cuidado en casa está haciendo que el sistema de defensa de los niños se vuelva un poco "loco" y reaccione ante lo que no debería reaccionar: cada vez hay más niños con alergia a alimentos, intolerancias, dermatitis atópica, etc.
Una vez se da la alergia, ¿se puede vacunar?
Las vacunas de la alergia tienen una doble misión. Por un lado, ayudar al niño a evitar los síntomas de la alergia y por el otro, a largo plazo, solucionar la alergia (si es posible). Se les llama hiposensibilizantes y se utilizan en personas con alergia a sustancias ambientales inhaladas (las que se respiran) y frente al veneno de abejas y avispas, por el riesgo evidente de picadura. Si os fijáis, son un tratamiento para aquellos agentes incontrolables, porque una persona alérgica a un alimento evita los síntomas no comiéndolo, pero una persona alérgica al polvo o al polen lo tiene bastante crudo.
Ante la perspectiva de tener que estarse medicando siempre para controlar los síntomas, o si estos son cada vez más fuertes, se recomienda la utilización de una vacuna que ayude a disminuir la cantidad de medicación que debe tomarse o que logre incluso curar la alergia. También se suelen utilizar cuando el niño, además de tener alergia, sufre asma, rinitis, conjuntivitis o bronquitis.
En el caso de dermatitis atópica, alergia a alimentos, medicamentos y dermatitis de contacto no se utilizan, aunque algunas están en estudio y desarrollo y pronto podría haber alguna vacuna para algunos alimentos.
¿Cómo funcionan las vacunas hiposensibilizantes?
Cuando un niño es alérgico a algo parece que lo más idóneo es alejarlo completamente de aquello que le provoca alergia. Sin embargo, como hay cosas de las que no se le puede alejar, como ya hemos comentado (los ácaros del polvo, el polen, las abejas o avispas,...), es importante tratar de encontrar una solución que le ayude a poder convivir con ello. Esto se hace, precisamente, inyectando lo que le da alergia pero en cantidades controladas para que su cuerpo, su sistema inmunitario, se vaya acostumbrando poco a poco a ello.
Se empieza con cantidades muy bajas y se va aumentando poco a poco, y con los años, para que se produzcan anticuerpos protectores y se generen otros cambios a nivel de linfocitos. Digamos que lo que se busca es que el cuerpo deje de reaccionar de manera agresiva contra algo que no debería producirle reacción.
¿Son vacunas opcionales?
Las vacunas de la alergia, como todo tratamiento, son opcionales, pero es el especialista el que la recomienda. Es decir, si el niño tiene pocos síntomas, si suceden de manera aislada, si la medicación le funciona, si es fácil alejarle del alergeno y en general evoluciona bien, no es necesario hacer uso de ellas.
Si en cambio el niño sufre síntomas intensos, frecuentes, que no se solucionan bien con medicación y que van en aumento es muy probable que el alergólogo recomiende las vacunas después de hacer el estudio correspondiente.
En caso de que el niño sea alérgico a varias cosas la tasa de éxito es inferior, porque el sistema inmunitario no cambia del mismo modo: sensibilizas para aquello que quieres, mediante la vacuna, pero como el cuerpo sigue reaccionando ante otras cosas el éxito es menor que si solo reacciona ante una cosa (que es la que va en la vacuna).
¿Cuándo empezar con las vacunas?
Las vacunas se empiezan a administrar cuando se tiene identificada la alergia y cuando se considera que puede ser efectiva. No es que haya que esperar mucho, porque si los síntomas son ya muy evidentes puede ser más difícil lograr la sensibilización, pero tampoco hay que correr en cuanto se diagnostica la alergia porque interesa conocer cómo afecta al niño la alergia, cómo cambia la situación con el tiempo, cuáles son los síntomas y si se consigue controlar o no con medicación. En el momento en que se vea que la vacuna puede ser necesaria, se administra cuanto antes, pues de ese modo el porcentaje de éxito final es mayor.
Si os estáis preguntando la edad de inicio, decir que se suelen administrar a partir de los 5 años. Antes de esa edad se puede también, pero solo suele hacerse si los síntomas son evidentes y el control con medicación es complicado.
Una vez el niño empieza a ser vacunado...
Al principio los cambios son mínimos, porque la cantidad de alergeno inyectada es baja y aún no se han efectuado cambios en el sistema inmunitario. Esto quiere decir que, en los primeros meses, es raro apreciar una mejoría evidente. Cuando el niño lleva ya medio año, o incluso un año con la vacuna, es cuando podremos notar que los síntomas no son tan fuertes en la misma época. Y cuando lleva ya dos años o tres, la diferencia debe ser ya más significativa.
Lo que se suele lograr es una mejoría a nivel de síntomas. El niño, ante el mismo alergeno, tiene menos reacción y necesita menos medicación. En ocasiones se consigue que el niño pueda vivir sin medicación, superando entonces la alergia. Si con el tiempo ésta vuelve, puede volver a administrarse la vacuna para volver a reducir los síntomas.
Puede suceder que las vacunas no hagan el efecto esperado. Esto puede deberse a que el niño sea alérgico a más de una cosa y por eso no se aprecien cambios o que la dosis de la vacuna no haya sido suficiente. De ser así, el especialista tendrá que valorar de nuevo la situación por si vale la pena seguir, modificar la dosis o detener el tratamiento.
¿En qué consiste la vacunación?
Las vacunas de la alergia son individuales y están creadas en base al componente que necesita el niño y la dosis que le provocará el inicio de la desensibilización. Se guardan en la nevera (no pueden congelarse) y solo se saca el día en que debe administrarse en el hospital o el centro de salud (pueden estar fuera de la nevera unas 6-8 horas, pero obviamente no en un lugar al sol). Al principio, por el riesgo de que el cuerpo reaccione más de lo esperado, las vacunas se administran en un hospital donde pueda darse respuesta inmediata en caso de reacción alérgica. Una vez se supera la primera etapa el resto de dosis se pueden administrar en el centro de atención primaria de referencia, aunque siempre hay que esperar 30 minutos tras la administración por si hay reacción local o general.
Posibles contraindicaciones
Las vacunas pueden administrarse prácticamente a cualquier persona, pues no afectan en modo alguno a la necesidad de tomar otro medicamento. Si el niño tiene que tomar un antibiótico, antitérmico, un antiinflamatorio o tiene que vacunarse de las infecciosas, puede hacerlo. Hay que tener en cuenta que son 2 ó 3 los años que puede estar con una vacuna para la alergia, imaginad que no pudiera tomar medicación en ese tiempo.
Solo se contraindica en caso de enfermedad grave, ya sea crónica o aguda, como enfermedades cardíacas, infecciones o hipertensión. También en caso de dermatitis atópica severa, asma grave o enfermedades autoinmunes en tratamiento inmunosupresor.
El día de la vacuna, si el niño tiene fiebre o si tiene síntomas de infección respiratoria o asma, debe ser valorado por el médico, pues puede ser mejor esperar a estar recuperado.
Efectos secundarios de las vacunas de la alergia
Los efectos secundarios pueden ser locales o generales. Los locales son los que aparecen en el lugar donde se ha administrado y los generales si afecta al cuerpo de alguna manera. Las locales son relativamente habituales y consisten en el enrojecimiento de la zona donde se ha pinchado la vacuna. Enrojecimiento y ligera hinchazón que puede aparecer en la primera media hora o más tarde. En tal caso debe aplicarse frío local y, si es mayor de 5 cm (en niños), el especialista debe valorar la posibilidad de disminuir la dosis. A veces puede ser necesario darle al niño antihistamínico, para bajar un poco la reacción.
Las generales son más peligrosas, porque afectan al recibir el alergeno con una reacción mayor: afectación a nivel de piel, respiratorio, con tos, dificultad respiratoria, rinitis, conjuntivitis, etc. Ante esta situación hay que actuar de inmediato para evitar un empeoramiento de la situación (por eso hay que esperar 30 minutos en el centro de salud) y en adelante valorar si hay que seguir o no con la vacuna.
¿Y si el día de la vacuna hay que poner otra vacuna?
Es extraño que suceda, pero a veces el niño está en una pauta de vacuna hiposensibilizante y tiene fecha para una vacuna del calendario de enfermedades infecciosas muy cerca de la misma, o incluso el mismo día. Lo ideal en este sentido es separarlas unos días. Si primero se administra la de la alergia, basta con esperar 48 horas para administrar la otra. Si por el contrario primero se administra la infecciosa, se recomienda esperar una semana para poner la de la alergia.
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