Un nuevo escándalo ha estallado en China ligado a la leche artificial, que parece que no tiene los necesarios controles y se termina convirtiendo en un serio riesgo para la salud de los niños.
Hace un tiempo nos encontramos con el grave problema de la leche artificial contaminada con melanina y ahora se trata de una leche que parece ser que contiene altísmos índices de hormonas femeninas, tantas que, en realidad, el hecho no se descubrió por casualidad, sino porque unas niñitas empezaron a desarrollar pechos de mujer siendo solamente bebés.
Los hechos se fueron conociendo cuando a principios de julio los padres detectaron la anomalía de sus hijas y consiguieron que se hicieran análisis médicos revelaron que el nivel de hormonas estradiol y prolactin excedían en los tres casos el de una mujer adulta y que las tres habían ingerido el misma producto, producido por la empresa Syrutra. Sin embargo, todavía no está claro lo sucedido y no hay una verificación de la calidad de esa leche de manera oficial.
Pero ya, el Ministerio de Sanidad, ha abierto la investigación necesaria para descubrir si esta leche contiene hormonas aunque la empresa, que ha sufrido graves pérdidas bursátiles por ello, ha declarado su inocencia.
Me temo que en China, con la apertura de mercados, ha adoptado el sistema capitalista sin acompañarlo por las regulaciones y vigilancia necesarias para evitar que la codicia de algunos se convierta en enormemente peligrosa al jugar con la vida de las personas o, cuando menos, se creen situaciones de pánico al no tener la tranquilidad de que los productos de consumo son bastante controlados antes de que salten las alarmas.
Además, en China los índices de lactancia son bajísimos y, si esto se combina con una situación económica precaria en muchas familias, el riesgo para la salud de los bebés aumenta. Este nuevo escándalo por la leche artificial debería, por fin, cambiar la tendencia y concienciar a las familias y a las autoridades de que es vitar la promoción de la lactancia materna.
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