La obesidad infantil es un problema creciente y preocupante desde hace unos años. Sin embargo, lejos de solucionarse, los pediatras estamos observando cómo el problema se está haciendo mayor con el paso del tiempo.
En una serie de posts estamos comentando los principales aspectos de este cuadro, con el fin de acercar a cualquier padre y madre (ó persona interesada en este tema) toda la información necesaria que le permita afrontar (mejor prevenir) esta situación.
En este post explicamos una serie de aspectos relacionados con cómo estudia y enfoca el pediatra el diagnóstico y estudio de los posibles casos de obesidad y sobrepeso.
Este estudio es, al fin y al cabo, el primer paso para conseguir el objetivo más importante, que no es otro que el conseguir no ya que el niño esté delgado, sino en un peso adecuado para su edad. Y sobre todo, con unos hábitos de vida saludables y que le permitan desarrollarse en el plano físico, psicológico y social.
La finalidad de este post es que los padres puedan conocer un poco mejor cómo trabajan los profesionales, de forma que comprendan el por qué se realizan determinados estudios o exploraciones.
La historia clínica en el niño con posible obesidad o sobrepeso
En la historia clínica el pediatra reacaba una serie de datos fundamentales para el diagnóstico y seguimiento de cualquier proceso, y por supuesto para el control de cualquier niño sano.
Entre esos datos están los antecedentes personales y familiares, ya que en algunos casos (y como vimos en un post anterior), hay factores genéticos y familiares que pueden influir en el desarrollo de sobrepeso u obesidad.
Dentro de esos antecedentes hará especial hincapié en los que puedan contribuir al incremento del riesgo cardiovascular, como hipertensión arterial o hipercolesterolemia, ya que pueden ser hereditarios. Y si se asocian a la obesidad, pueden generar más riesgo y exigen un adecuado seguimiento.
También interrogará sobre posibles síntomas o datos que puedan estar relacionados con procesos que favorezcan la aparición de obesidad. Entre ellos se encontrarán hábitos alimenticios, de ejercicio u otros. Otro aspecto importante será la evolución del peso y la talla del niño (de ahí la importancia de la elaboración de las tablas desde el nacimiento).
La exploración en el niño con posible obesidad o sobrepeso
Es otra parte fundamental, ya que en ella el pediatra no sólo constata los signos visibles de estos procesos, sino que descarta otros que puedan estar relacionados con enfermedades o trastornos de fondo.
El pediatra normalmente realiza una exploración completa, buscando o descartando signos de procesos que puedan estar relacionados con la presencia de sobrepeso, como por ejemplo el hipotiroidismo.
Una de las mediciones más importantes que realiza el profesional en la consulta es la denominada Índice de Masa Corporal (IMC), que es la relación existente entre el peso del niño y su talla, elevada al cuadrado.
Es un método rápido, económico y fiable para conocer si un niño tiene sobrepeso u obesidad, en relación a su edad, peso y talla. Sin embargo el inconveniente es que no permite valorar la cantidad y proporción de grasa corporal. Esta se realiza mediante otras mediciones que requieren otro instrumental y más tiempo, como las que se realizan en los pliegues cutáneos.
Una de las ventajas del IMC es que sirve para comprobar la evolución a lo largo del tiempo, ya que las mediciones se trasladan a unas útiles gráficas, cuyos valores varían en función de la edad del niño.
Otro dato que ayuda a valorar estos cuadros es el peso ideal, que es el resultado de dividir el peso real del niño entre el peso ideal para su edad y talla según las tablas de normalidad, para su edad y sexo.
En los casos en los que efectivamente hay una alteración del peso, el pediatra suele controlar también de forma periódica la tensión arterial y ciertos elementos en sangre, como el colesterol o las diferentes grasas. A veces, puede ser necesario incluso pedir estudios hormonales ó incluso radiográficos.
¿Para qué sirve todo esto?
Uno de los aspectos más importantes de la medicina actual es la prevención. En las revisiones de niño sano es fácil controlar la evolución del peso y la talla, con mediciones muy rápidas y fiables. El cálculo del IMC permite al profesional anticipar sutuaciones de riesgo de sobrepeso y obesidad, de forma que puede aconsejar tanto al niño como a la familia.
Por tanto, las visitas al pediatra son el segundo de los pasos fundamentales para afrontar este cuadro, que puede ser evitado.
El primer paso siempre consiste en la voluntad de la familia de proporcionar a sus hijos un estilo de vida saludable, en el que se deben incluir las mencionadas visitas al pediatra.
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