No sé si a vosotros os pasaba, pero yo tengo un recuerdo muy vívido de mi infancia con molestas llagas en la boca, también llamadas aftas bucales, chupando esos extraños “caramelos” rojos con un ancho palo blanco que calmaban el dolor.
Ahora de adulto me ha salido alguna que otra, aunque menos que antaño, y a Jon, mi hijo mayor, ya le han salido llagas en la boca en un par de ocasiones. Como son molestas y frecuentes en los niños hoy vamos a hablar de por qué a los niños les salen llagas en la boca.
Qué son las llagas o aftas bucales
Lo primero que vamos a explicar es qué son las llagas de la boca de nuestros hijos: Las aftas bucales son heridas en la mucosa de la boca, casi como quemaduras, con un centro blanquecino o amarillento y un borde enrojecido. Molestan mucho a la hora de comer, a veces a la hora de hablar y duelen si las rozamos o frotamos con la lengua o los dientes.
Hay quien las ha relacionado con los herpes, porque salen de vez en cuando y a los días se van, pero no es lo mismo ni tienen realmente relación.
Por qué aparecen las llagas en la boca
Cuando vemos a algún niño con llagas en la boca solemos pensar que se debe a una falta de higiene. Bien, es cierto que si los niños no se lavan los dientes tanto como debieran pueden aparecer aftas, sin embargo, también es cierto que pueden aparecer también cuando la higiene sea correcta, porque hay muchos más motivos que las provocan.
Las aftas bucales pueden producirse por infecciones virales que afectan a la boca o por infecciones bacterianas (fruto de una mala higiene, como hemos dicho). También pueden producirse en momentos en que andamos bajos de defensas, con el sistema inmunitario tocado por alguna situación previa y, cómo no, pueden aparecer si el dentista ha hecho algo en la boca de nuestros hijos (una intervención o limpieza demasiado agresiva).
Otro motivo que parece estar relacionado es la falta de vitaminas y minerales en nuestro cuerpo, siendo la carencia de hierro, vitamina b12 y ácido fólico la que más puede afectar.
Cómo prevenir las llagas en la boca de nuestros hijos
Pues sabiendo las causas, lo único que hay que hacer para evitar su aparición es tenerlo todo en cuenta y obrar en consecuencia. Con esto no digo otra cosa que ofrecer a nuestros hijos una dieta variada para que no haya carencias y una buena hidratación. Con todo ello los tejidos se mantienen en buen estado y la boca húmeda e hidratada para evitar tan molestos contratiempos.
Evidentemente, para prevenir, deberemos también estar atentos a la higiene dental de los niños. Así evitaremos que se acumule placa bacteriana y minimizaremos las probabilidades de que aparezcan.
Si al final aparecen, sabed que desaparecen solas, sin hacer nada, pasados unos días, teniendo en cuenta que pueden llegar a doler mucho y que, en ese caso, es recomendable tratarlas para calmar el dolor.
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