Ante situaciones inesperadas, las personas pasamos por una serie de reacciones emocionales que han sido descritas por la psicóloga Elisabeth Kübler-Ross. El nacimiento de un hijo con discapacidad puede no encontrarse muy alejada de este aspecto.
Cuando nos referimos al término discapacidad (ya sea física, psíquica o sensorial) debemos tener presente las repercusiones que ésta tendrá para el niño y para su entorno más próximo, en especial para los padres, quienes pueden pasar por diferentes reacciones emocionales ante la llegada de un hijo con discapacidad.
Estas reacciones emocionales se pueden manifestar en sentimientos de dolor, duda, culpabilidad, angustia o temor entre otras muchas. Todo esto puede repercutir en un desequilibrio emocional, social y económico que, debido a la falta de orientación y conocimiento sobre el problema, puede derivar en una atención a su hijo inadecuada.
La duración e intensidad de éstas reacciones pueden variar entre sujetos, pueden reemplazarse una a otra, presentarse simultáneamente o, incluso, no presentarse. Lo que si es común a todas es que existen pensamientos relacionados con la discapacidad del pequeño.
Estos pensamientos suelen referise a creencias sobre la situación de su hijo y a las distintas intervenciones que se podrá hacer sobre él, buscando la normalidad gracias a ellas. Por ello, cuando los padres reciben la información acerca de la discapacidad de su hijo, es importante saber en qué etapa emocional están ya que así la ayuda que se pueda dar será lo más adecuada posible.
Las distintas reacciones emocionales, descritas por Kübler-Ross, por las que pueden pasar los padres ante la llegada a la familia de un hijo con algún tipo de discapacidad son:
- Negación:en esta etapa los padres conservan la esperanza de que puede existir algún error en el diagnóstico de su hijo. Se trata de un tipo de defensa temporal que puede ser reemplazada en un futuro por una aceptación parcial de la situación.
- Agresión: los padres pueden agredirse verbalmente entre sí, o incluso alguno de ellos puede culpar al otro por la problemática del niño. Puede ocurrir también que rechacen a su hijo con alguna carga agresiva hacia éste. Posteriormente, la ira se dirigirá hacia el médico o incluso la propia existencia. Probablemente este sentimiento tan dañino se deba principalmente a la impotencia y frustración que sienten los padres ante la situación. Finalmente, este sentimiento deriva en sentimientos de culpabilidad o vergüenza.
- Negociación: sin llegar a aceptar completamente la situación en la que se encuentran actualmente, los padres se muestran abiertos al diálogo y a la negociación con el médico.
- Depresión: al reflexionar la situación del niño, aparecen manifestaciones clínicas de depresión, como son agotamiento físico y mental, falta de apetito, apatía, aumento en las horas de sueño...
- Aceptación: la última de las reacciones puede ser parcial o total, pudiendo prolongarse en el tiempo. También puede ocurrir que alguna de las reacciones anteriores vuelvan a hacer acto de presencia.
No obstante, todas estas posibles reacciones emocionales ante la llegada de un hijo con discapacidad, tal y como hemos señalado anteriormente, dependerá de cómo lo enfoque cada familia, ya que no todas las personas están preparadas de la misma forma para afrontar la llegada de un hijo, y esto es tan válido para aquellos casos en los que exista o no discapacidad.
Foto | bengarrison en Flickr En Bebés y más | El nacimiento de un hijo discapacitado, Mi hermano tiene discapacidad I y II