La pubertad es la etapa de transición entre la niñez y la etapa adulta. En las niñas comienza antes que en los niños, con un aumento del tamaño de las mamas (telarquia). En los niños, el inicio viene determinado por un aumento del tamaño testicular.
En las niñas, la pubertad suele aparecer entre los 8 y los 13 años y en los niños entre los 9 y los 14. Cuando la pubertad llega antes de lo normal, hablamos de pubertad precoz y esta situación, que cada vez tiene lugar antes, puede tener diversas consecuencias.
Las consecuencias de una pubertad precoz dependen, por un lado, de la causa que lo origine; pero, incluso aunque no se encuentre causa, entrar en la pubertad antes de lo esperado tiene una serie de riesgos asociados.
Consecuencias psicológicas y conductuales
Desarrollarse antes de tiempo conlleva, lógicamente, consecuencias psicológicas. A los cambios propios de la adolescencia, se añade el estrés de sentirse diferente de sus compañeros.
Aunque no hay muchos estudios en este campo, sí parece que las niñas con pubertad precoz tienen dificultad para adaptarse a estos rápidos cambios, no sólo físicos sino también psicológicos, pudiendo sentir rechazo por parte de sus compañeros y derivar en aislamiento social, e incluso depresión.
Además, un estudio que realizó un seguimiento a largo plazo a niñas que tuvieron la menarquia (primera menstruación) antes de los 11 años objetivó que tenían más comportamientos disruptivos (incluso delincuencia) y que iniciaban antes las relaciones sexuales. Sin embargo, estas alteraciones parecían limitarse a la adolescencia, pues no se encontraron diferencias en el comportamiento psicosocial en la edad adulta.
En cuanto a los niños con pubertad precoz, mostraron un aumento de la líbido, pudiendo tener conductas sexuales inapropiadas.
Impacto sobre el crecimiento
Sabemos que durante la pubertad, los niños y las niñas "dan el estirón". Cuando hay pubertad precoz, se acelera también el ritmo de crecimiento, pero se acelera más aún la maduración ósea, lo que hace que se cierre el cartílago de crecimiento y el crecimiento se frene antes de lo esperado.
Así, aunque estos niños puedan parecer altos al principio (comienzan a crecer rápido y son más altos que la mayoría de su clase en ese momento, porque otros no han comenzado a desarrollarse), a la larga terminan siendo más bajitos de lo que hubiesen sido si hubiesen tenido la pubertad a una edad normal. Es decir, tendremos una pérdida de talla final.
Mayor riesgo de otras enfermedades
Aunque aún hacen falta más estudios en este campo, hay indicios de que la pubertad precoz pueda ser un factor de riesgo para desarrollo de determinadas enfermedades.
Un estudio publicado en 2020 que analizó los datos de más de 30.000 hombres, concluyó que la pubertad precoz podía ser un factor de riesgo independiente para el desarrollo de diabetes tipo 2 en la edad adulta.
También se ha relacionado la pubertad precoz con la migraña. En 2017 se publicó un estudio que analizó los dolores de cabeza en más de 6000 niñas, concluyendo que la pubertad precoz parece ser un factor de riesgo para la migraña en el adulto joven. En concreto, se calculó que cada año que se retrasaba la menarquia (primera menstruación), disminuía un 7% el riesgo de sufrir migraña.
Similares conclusiones obtuvieron investigadores de Cincinatti, que estudiaron a 761 adolescentes, un 11% de las cuales sufría migraña. Y vieron que en ese grupo tuvieron antes la menarquia y el aumento de tamaño mamario (telarquia). Objetivaron que cada año de adelanto de la menarquia y/o telarquia suponía un aumento del 25% de probabilidad de tener migraña.
Algunos estudios han sugerido un aumento del riesgo cardiovascular en estas pacientes con pubertad precoz, pues parece que tienen mayor índice de masa corporal y aumento del perímetro abdominal, cifras de tensión arterial más elevadas, peor perfil lipídico y cifras más altas de hemoglobina glicada (relacionada con la diabetes mellitus). Sin embargo, otros autores no han constatado esto. Lo que sí estás más estudiado es que la obesidad puede desencadenar un adelanto de la pubertad.
En cuanto a la relación con el cáncer, diversos estudios epidemiológicos han relacionado la pubertad precoz con un mayor riesgo de sufrir cáncer de mama, pero, como hemos dicho inicialmente, aún es necesaria más investigación en este campo.
Respecto al cáncer testicular, se ha sugerido que la pubertad precoz podría ser un factor de riesgo. Sin embargo, un estudio de 2012 objetivó menor riesgo de cáncer testicular si había retraso en la pubertad pero no vio ningún efecto de la pubertad precoz sobre el cáncer de testículo.