Las manchas tipo "vino de Oporto" marcas de nacimiento, más comunes que afectan a aproximadamente tres de cada mil recién nacidos. Suelen ser de color rosado al nacer y se va oscureciendo a medida que el niño crece hasta adquirir un color rojo oscuro o violáceas. De ahí el nombre de vino de Oporto, por su color característico.
Pueden ser pequeñas o cubrir grandes superficies del cuerpo, y aparecen con mayor frecuencia en la cara, el cuello o en las extremidades. Su color se intensifica cuando el niño llora, y también suelen crecer en tamaño a medida que el niño crece. Cuando aparece en la nuca se lo conoce como la "picadura de la cigüeña".
Un tipo de angioma plano
Las manchas de vino de Oporto es un tipo especial de angioma o hemangioma plano, o nevus flameus.
Son manchas planas e irregulares causadas por una malformación vascular que provoca un exceso de vasos sanguíneos bajo la piel. Con el paso del tiempo, en la adultez, la superficie de la mancha puede volverse rugosa o engrosarse.
Estas manchas no desaparecen sin tratamiento. Pero existen tratamientos estéticos como el láser por si, cuando el niño o niña crece, el angioma no ha desaparecido y se quisiera disimular, pero no representa ningún problema de salud.
¿Se pueden prevenir las manchas vino de Oporto?
Existen muchos mitos en torno a las manchas de nacimiento en la piel de los bebés, pero no se debe a nada que haya podido hacer la madre durante el embarazo. No hay forma de prevenirlas.
Tampoco son hereditarias, por lo que si la madre estas manchas no significa que su bebé vaya a nacer con ellas.
¿Cuál es la causa?
Estas malformaciones vasculares se producen durante el desarrollo embrionario, debido a una mutación del gen GNAQ en las células de las paredes de los capilares que provoca la formación de más vasos y más dilatados.
Aunque la mayoría de las veces, son esporádicas y no tienen ninguna causa vinculada, en muy raras ocasiones son parte de síndromes que con mayor frecuencia causan manchas faciales de vino de Oporto como el síndrome de Sturge-Weber, de Klippel Trenaunay, de Beckwith-Wiedemann, de Cobb o de Proteus.
Aunque no son más que una marca de nacimiento y no representen un problema de salud ni dolor, para algunos niños las manchas de vino de Oporto pueden suponer un problema de autoestima, especialmente si están en el rostro.
Como suelen oscurecerse, si la mancha es muy llamativa el niño puede llegar a sentir vergüenza por su aspecto físico, evitar socializar y tender a aislarse. En estos niños es importante acompañarles brindándole apoyo, y consultar con el médico quien valorará cómo proceder.