Annie Campbell es la madre de Ollie, un niño que padece el síndrome de Angelman, por el cual siempre sonríe, y siempre explica que cuando era un bebé les sorprendía que fuera un niño tan risueño y alegre. En todas las fotos aparecía sonriendo, siempre tenía una risa en los labios y todo el mundo que conocía a Ollie quedaba fascinado por su felicidad.
Sin embargo, cuando tenía seis meses, su madre se dio cuenta de que no hacía las mismas cosas que su hermano mayor. Parecía estar quedándose atrás, y notó que algo iba mal cuando una tarde se pasó más de una hora intentando que Ollie siguiera su dedo con la mirada, sin conseguirlo.
A la mañana siguiente fue al médico para explicárselo y desde allí les derivaron al hospital para que le hicieran los estudios pertinentes. Los médicos le dijeron que Ollie tenía algún desorden neurológico, pero no eran capaces de darle un nombre. Entonces derivaron a Ollie a un nuevo hospital para seguir haciéndole pruebas, cuando Annie, investigando por su propia cuenta, dio con una revista médica donde hablaban del síndrome de Angelman, y se dio cuenta de que los síntomas explicados encajaban con los de su hijo. Dos días después los médicos le diagnosticaron de ello. A partir de entonces empezó a investigar y a buscar apoyos y ayudas para conocer la enfermedad en profundidad y para saber cómo ayudar a su hijo.
El síndrome de Angelman es un trastorno genético raro, que fue identificado por primera vez en 1965 por un médico británico llamado Harry Angelman. El buen doctor notó similitudes en un pequeño número de niños sin diagnóstico previo que le hicieron pensar que tenían un problema común. Un día, mirando una pintura en el museo Castelvecchio de Verona, en Italia, titulada Un niño con una marioneta tuvo la idea de escribir un artículo hablando de dichos niños, niños que siempre sonreían y niños que tenían un déficit del desarrollo que les hacía moverse, en cierto modo, como marionetas. Por eso decidió hablar el "Síndrome de la marioneta feliz", que en 1982 pasó a ser conocido como síndrome de Angelman.
Se calcula que hay cerca de 1.000 casos en Gran Bretaña y su madre, Annie, está preocupada por cómo saber cuándo Ollie está enfadado, o preocupado, porque siempre sonríe. Ahora tiene dos años y en el fondo admite que por el momento está muy contenta de tener un hijo tan encantador y sonriente.
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