Cuando los abuelos se entrometen demasiado‏

Cuando los abuelos se entrometen demasiado‏
13 comentarios

Cuando una pareja tiene un hijo hay muchos familiares que, inmediatamente, pasan a tener un nuevo “cargo”. La pareja pasa a ser “papá” y “mamá”, el niño pasa a ser “hijo”, los hermanos y hermanas de papá y mamá son “tíos” y “tías” y los papás de papá y de mamá son los “abuelos” y las “abuelas”.

Muchos de ellos celebran el nuevo título familiar con alegría regalando cosas al bebé nacido y/o a la pareja, deseándoles lo mejor y a veces incluso ofreciéndose por si hacen falta para algo. Esto lo hacen, sobretodo, los abuelos y abuelas (y sobretodo las abuelas), que no tardan en poner a disposición sus servicios por si pueden ejercer de abuelas de alguna manera.

Hasta aquí todo correcto, sin embargo, en algunas ocasiones, los abuelos y abuelas, ejerciendo también de padres (esto es, sintiéndose con el poder que haber traído al mundo a tu hij@ te otorga), llegan a entrometerse demasiado en lo que los padres hacen o dejan de hacer con su hijo, creando un malestar en el que los padres del bebé no saben muy bien cómo reaccionar, dado que siguen siendo hijos y, en muchas ocasiones, actuando como tal (dejando que sus padres ejerzan el poder que siempre han tenido por ser padres).

Consejos que nunca pedí

Si algo he aprendido desde que soy padre es que los consejos se dan cuando alguien te los pide y que, una vez los has dado, la persona hace con dicha información lo que le parece mejor.

Como no soy persona de decir a la gente lo que creo que tiene que hacer con sus hijos, espero que los demás sean igual de respetuosos conmigo y que me ofrezcan sus consejos solo cuando los pido o, como mucho, que lo hagan de una manera respetuosa (algo así como “perdona que me entrometa”, “no es mi intención molestar” o entradillas similares que demuestran que la persona no quiere decir qué tienes que hacer, sino sugerir qué podrías hacer, que es muy diferente).

Los abuelos, por la confianza que tienen, suelen ser más dados a aconsejar incluso cuando nadie les ha pedido su opinión. Si además crías a tu hijo de un modo diferente al que ellos llevaron a cabo contigo (siendo muy autoritarios cuando ellos no lo eran tanto, o siendo más permisivos de lo que ellos lo eran) la polémica está servida porque creerán que no sabes o que no eres capaz de educar a tu hijo y meterán mano en el asunto para evitar que sea demasiado tarde.

Y saber, lo que se dice saber, ninguno sabemos. Hacemos lo que creemos que es mejor en cada momento. Así, si acertamos, acertamos nosotros y si erramos, erramos nosotros. Seguro que nuestros padres cometieron muchos errores con nosotros y seguro que trataron de enmendarlos. Nosotros debemos hacer lo mismo y errar para enmendar y aprender y equivocarnos de camino para desandar lo andado y tomar un nuevo camino.

Pero ya no es sólo el hecho de permitirnos errar, sino también el hecho de que los padres de una criatura son los que deben tomar las decisiones, que deben ser respetadas por los abuelos, aunque no estén de acuerdo. “Lo coges demasiado en brazos”, “no pasa nada porque lo dejes llorar”, “con tanta teta se va a malcriar”, “ya debería ir a la guardería para estar con otros niños”, “es muy mayor para llevar pañal” o “no quiere estar conmigo porque lo has tenido demasiado contigo” son algunas de las frases que muchos padres tenemos que escuchar de nuestros padres y, aunque lo más probable es que haya una buena intención (seguro que en el 99,9% de las ocasiones), suelen ocasionar debate entre la pareja, enfrentamientos con los abuelos, dudas y malestar porque, como digo, “la baraja es mía, en mi casa jugamos así y me molesta que me digas cómo jugar con ella”.

Comentarios despectivos

Cuando se inicia el flujo de comentarios y consejos por parte de los abuelos y observan que no obtienen resultado (ni nadie les dice que mejor no aconsejen) suelen insistir de un modo que puede llegar a ser hiriente, ya que en ocasiones centran sus comentarios en el niño.

Por poner un ejemplo, cuando una madre le dice a su hija que no debería coger mucho al niño en brazos y ésta no le hace demasiado caso, la madre se queda con la sensación de “mi hija no me hace caso, este niño acabará mal”. Así, cuando el niño demuestra que quiere estar casi exclusivamente con mamá, comportamiento muy normal de los niños en ciertas edades, la abuela puede llegar a utilizar ese hecho como argumento que aporte credibilidad a sus creencias: “¿Ves? Has conseguido que esté enmadrado porque no quiere estar con nadie más”, “no puedes ni mear”, “ma-má, ma-má, todo el día igual… anda, deja a tu madre en paz un rato”.

Visitas inesperadas

Algo que sucede también en algunas familias es que, cuando tienes un hijo, los abuelos se te presenten en casa “a ver a su nieto” sin avisar. En ocasiones pueden llegar a agradecerse dichas visitas, sin embargo, lo más habitual es que, por inesperadas, rompan la buena sintonía familiar.

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Que lleguen los abuelos cuando el niño duerme, o cuando la madre está dando el pecho tumbada en la cama tratando de recuperar algo del sueño perdido durante la noche, o cuando ella y su pareja están tratando de que haya algo de paz en casa para que el bebé esté tranquilo puede (suele) ser bastante problemático. Se rompe la harmonía, debes atender a los “invitados”, el bebé tiende a acumular tensiones que luego devuelve a sus padres a última hora de la tarde, la pareja (sea la mamá o el papá) puede sentirse molesto por recibir a los suegros cuando no les esperaba y los consuegros pueden sentirse mal por no haber sido invitados, adoptando en adelante la misma estrategia de llegar sin avisar.

Por todas estas razones, lo ideal en este caso es vetar las visitas y crear una agenda imaginaria con cita previa. No cuesta nada llamar por teléfono y preguntar “cuándo es mejor que os vayamos a ver”. Para los padres del bebé es mucho menos sorpresivo y mucho más fácil si tienen que decir “hoy mejor no vengáis”.

Pues con vosotros lo hice asá y tan mal no habéis salido

Es posible que los abuelos, ante la negativa de los padres de seguir sus consejos, se sientan rechazados e incluso juzgados acerca del tipo de crianza que llevaron a cabo con sus hijos, ahora padres. Si esto ocurre suelen defenderse con el típico “pues con vosotros lo hice asá y tan mal no habéis salido”, que no es un mal argumento, pero que tampoco es definitivo.

Por suerte, hay que educar muy mal a un hijo para que los efectos de dicha educación se aprecien en la edad adulta de una manera evidente. A poco que pongas un poco de empeño tendrás un hijo más o menos sano emocionalmente hablando y capaz de adaptarse a las diferentes situaciones de la vida. Algunos serás más sociables y otros menos, algunos serán considerados raros, extravagantes o diferentes y otros serán de los del montón, pero la mayoría serán aceptados en la sociedad.

Como el estilo de educación de cada persona no tiene que ir relacionado con el “cómo quiero que sea de mayor”, sino con lo que uno siente que debe hacer por y para su hijo, no tiene demasiado sentido hablar de resultados obtenidos. Es mucho más lógico hablar de convencimientos personales, es decir, de “lo hice así porque creía que debía hacerlo así”.

Lo hice lo mejor que supe

Nuestros padres nos criaron y educaron de la mejor manera que supieron y pudieron hacerlo. Unos con más acierto y otros con menos. Por esta razón no se les puede reprochar nada, porque nosotros los padres actuales estamos haciendo lo mismo con nuestros hijos: educarles lo mejor que sabemos y podemos (unos con más acierto y otros con menos).

Aquellos que se sientan inseguros con el modo de proceder, que pidan consejos y que luego decidan qué hacer. Aquellos que tengan claro cómo educar, que escuchen los consejos gratuitos y que luego decidan qué hacer. En ambos casos, la decisión corresponderá a lo que consideren mejor, aunque no se siga el consejo recibido.

“Papá, mamá, gracias por vuestros consejos, pero Martín es nuestro hijo y somos nosotros los que decidimos qué consideramos mejor o peor para su educación. No os ofendáis si no seguimos vuestros consejos o si no compartimos vuestra opinión. Vosotros tuvisteis vuestra oportunidad con nosotros y seguro que lo hicisteis lo mejor que pudisteis y supisteis, pero ahora nos toca a nosotros educar a nuestro hijo y las decisiones debemos tomarlas nosotros”.

“Por cierto, nos encanta que vengáis a casa a vernos, pero llamad antes. A veces me gusta caminar desnuda por casa y no me apetece tener que vestirme corriendo porque estáis esperando a que os abra en el portal”.

Fotos | Jenny818, Landii
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Comentarios cerrados
    • interesante

      Creo que el hecho de que los abuelos se entrometan demasiado es directamente proporcional al respeto que sientan por sus propios hijos. Los padres que asumen que sus hijos son personas adultas con capacidad pensante, pueden estar en desacuerdo, pero respetan, y saben cuando un comentario está de más, y/o puede ser ofensivo. Para sus hij@s o para sus nueras/yernos. El problema es que muchos, muchísimos padres siguen viendo a sus hijos adultos como si fueran niños. Toda la vida los han tratado como niños, y los otros, por comodidad o personalidad, se han dejado hacer.

      Yo estoy apuntando muchas cosas por si el destino me depara ser abuela en un futuro. Cosas que quiero recordar y tener presentes para no ser una cretina y una criticona empeñada en imponer mi modo de ver las cosas.

    • interesante

      Yo tengo muchísma suerte con lo abuelos, especialmente y aunque parezca mentira, con mi suegra. Mis padres no se meten ni se entromenten en nada, pero mi madre y yo chocamos mucho (antes de ser ella abuela y yo mamá ya nos pasaba, así que...) y sí que es verdad que aunque mi padre se derrite por sus nietas y está deseando estar con ellas, es un poco nerviosito, sufridor y a veces se pone pesado con cosas como 'Marta va descalza, a ver si se cae, Sara está muy delgadita, ¿cuando eráis vosotros pequeños no os dában vitaminas? Podrías preguntarle a la pediatra, que yo la veo flacucha...' Él es así, el sufridor en casa del 1,2,3. Y mi madre nunca dice nada, pero a veces veo salir de su cabeza una especie de bocadillo de cómic que dice aquello de "pues yo también he criado a dos hijos y....". Ah, y en momentos de conflicto con mis hijas cuando estamos en casa de los abuelos, l'avia siempre dice aquello de que 'si está tu madre delante, yo no digo nada'. La verdad es que mis padres, en esta etapa y en otras, siempre han tenido la misma frase en la boca: 'estamos aquí para lo que necesites'. Así que, a pesar de algún choque inevitable que tiene que ver con lo que dice mamademateo, que aún no nos ven como padres sino como hijos, pues no me puedo quejar.

      Y luego está mi suegra, que es una pasada. Desde el primer día que se han quedado con ella, se apunta todo lo que le digo, me cuenta lo que tiene pensado darles de cenar, dependiendo de lo que han comido, es la mejor controladora de fiebres, está interesada en todo lo que le cuento sobre cosas que leo acerca de la crianza... el otro día me enseñó un libro de los años 70 sobre cómo criar a los hijos que era para morirse del susto. Las modas, ya se sabe. Pero creo que el cualquier día aparece por aquí comentando posts sobre lactancia, partos, embarazos y demás. Nunca opina, salvo que le pidas opinión y sólo se dedica a disfrutar de sus nietas. Tengo la inmensa suerte de tener una 'anti-suegra'.

      Y, salvo casos graves, creo que con un poco de paciencia, mano izquierda y claridad se pueden solucionar los conflictos con los abuelos. Al final, yo soy lo que soy gracias a mis padres. Y lo que yo sea como madre, va a tener mucho que ver con ellos, con la niña que yo fuí con los padres que tuve. Recomiendo la lectura del 'El País Semanal' de este pasado fin de semana (5 de septiembre) y el reportaje sobre cómo perdonar a nuestros padres.

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    • Avatar de annajuanroch Respondiendo a Anna JR
      interesante

      Tu no tienes una suegra... tienes un imperio!

      Yo ya aprendí a perdonar a mis padres, no les reprocho nada como padres...

    • Avatar de annajuanroch Respondiendo a Anna JR
      interesante

      Anna, me siento totalmente identificada contigo, one more time :-). Tengo unos suegros maravillosos, están criando a Martín junto a nosotros, pero ocupando su propio espacio, sin entrometerse. A veces se les escapa un comentario más o menos desafortunado, pero en ningún caso irrespetuoso, y siempre uno de los dos compensa al otro. Por ejemplo, si mi suegro dice "No lo metáis tanto a la cama con vosotros, que se os va acostumbrar", mi suegra apostilla: "Claro, pero sólo es hasta que duerma mejor, ¿verdad hija? De ahí deduzco que han estado hablándolo ellos en privado, que seguramente no les gusta, pero que su consigna frente a su papel de abuelo es: "No nos metemos en su educación". Y si a veces se les escapa a uno algo, el otro está ahí para repararlo.

      Con respecto a las "instrucciones" las cumplen escrupulosamente. De los seis a los doce meses Martín se quedaba con ellos, así que les fotocopié el papel del pediatra y mi suegrita y yo hablábamos todos los días (3 veces) sobre qué le damos de comer, cuánto ha dormido, etc. Ella también me aportaba cosas, sabiduría, etc. Nunca hemos tenido ni el más mínimo roce.

      De mi madre, qué decir. Con seis hijos que tiene, siete nietos, es ya una abuela sabia y una madre tranquila y ecuánime. No vive cerca de nosotros así que en la crianza no está tan involucrada, pero este verano le dejé a Martín 5 días y me vine a Madrid a currar, totalmente tranquila y confiada. Y si alguna vez chocamos, que chocamos claro, cómo no, no queda poso. Es mi madre.

      También creo que depende muchísimo del carácter que uno tenga. Yo soy bastante pancha, tengo el umbral de la susceptibilidad muy alto. No hago un mundo por un "te lo dije" o "mejor hazlo así". Miro el conjunto y tengo presente que todo se hace o dice con buena intención.

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    • Avatar de ciberia Respondiendo a ciberia

      Pues me alegro mucho. Es que yo creo firmemente que la relación abuelos-nietos es muy importante, muy enriquecedora, que necesitan su tiempo y su espacio. El tiempo que pasen juntos será muy importante para los niños, para lo propios abuelos. Y además, para nosotros porque nos ayudan. Reconozco que algún día, cuando me incorporé de la baja de Sara, que tenía yo un horario bastante horrible (porque no tenía hora de salida fija), cuando salía del trabajo a las 7 a las 8, iba corriendo en el coche a buscarla. Estaba en casa con mis padres y yo, pues sí, me sentía mal... pero cuando llegaba y me encontraba a mi padre sentado en su butaca, con la nena de 7 meses dormida en sus brazos... pues a mi se me caía la baba. Y pensaba que también era suya, que mis hijas no son sólo mías, que mis padres o mis suegros, además de cuidarlas, de ayudarnos, van a tener un papel muy importante en su vida.

      Mis abuelos maternos (a los paternos no los conocí) no vivían en mi ciudad, pero he pasado con ellos muchos veranos, navidades, vacaciones... momentos inolvidables de mi infancia. Mi abuelo murió hace 2 años y medio y me acuerdo de él cada día.

    • "Asi mismo es, todos los dias tengo que escuchar lo que cree que es mejor que debo hacer y no se habla más" El otro dia fui a una entrevista de trabajo, por primera vez mi hija de seis meses se queda con la abuela, al llegar de la entrevista note que mi madre le dio de comer y tomar lo contrario de las indicaciones que le habia dejado. Preguntan si explote? No, no pude, pero nunca mas la dejo sola con mi madre!!!, ya aprendi, y ahora la pobre niña esta tan estreñida con todo lo que le dio de comer que lo unico que me resta es ir al pediatra...

    • Wow! Pensé que era la única
      Yo vivo con mis suegros y se me ha hecho muy pesado ahora que mis hijas están creciendo, los comentarios y comparaciones me tienen molesta " yo mis hijos les hacia" "mis hijos no eran así" "mis hijos sí me hacían caso " "debe hacerle así! " "yo no se porqué son así tus hijos pues mi hijo no es así"
      Ya saben la mama maravilla..
      Siempre viendo errores y criticando
      Y lo peor que sí dices algo lo toman personal.
      Sinceramente ya me canse no soy una mama perfecta y pienso que tengo mucho que mejorar pero este tipo de personas hacen esto más difícil de lo que es ;/
      Esperó muy pronto tener mi propio lugar para poder establecer mis propias reglas y límites.
      Porque la crianza así no es fácil
      Los niños nos toman la medida y pienso que no está mal sugerir ideas,
      Siempre y cuando la crítica se quede atrás y todo sea por el bienestar del los niños.
      Mis hijas no son la maravilla pero aún así con sus errores las amo!! Con todo mi ser.
      Y esto me va servir de lección cuando mis hijas formen su familia de no ser una carga con mis comentarios.

    • Ja, ja, ja. Me ha encantado. Sobre todo el último comentario. La verdad es que sí que hay visitas inesperadas...

    • El consejo que nos díó la matrona y que siempre doy a los nuevos papis y mamis:

      "Vosotros escuchad los cosejos, decíd que sí con la cabeza, y luego haced los que creáis conveniente y decidais entre vosotros"

    • mucha razon aunque la pena que no suelen ser solo los abuelos los que se creen con derecho a hacer ese tipo de comentarios...

    • sobre el primer articulo en mi caso es cierto pero aparte de ser la abuela es mi mama, yo la crio de la misma manera que ella nos crio, me pueden decir xq estan algunas cosas mal para ella??? no lo entiendo....

    • No se si es que se siente culpable o que no tiene la satisfacción de haber hecho lo mejor pero mi madre que ahora es abuela de mi sobrinito invento una teoria en la cual cualquier problemita genera traumas irremediables al niño, se la pasa comparando a mi hermana con las madres que ve en la calle o con los casos que conoce de malas madres. Soy conciente de que mi herman hae lo mejor pero la verdad si molesta mucho comola cuestiona todo el tiempo.

    • Lo de las visitas... Ufff. El primer año completo, todos los fines de semana tenía a los suegros de visita y había que atenderlos porque se quedaban a comer. Incluso en plena cuarentena vinieron a mi casa a festejar el cumpleaños de un cuñado. Y yo amamantando todo el día, súper cansada y desvelada y todavía tenía que hacer el quehacer del desorden de las visitas. Y lo Peor de todo, la suegra para abrazar a mi bebe se ponía una camiseta toda sucia, según ella para que no lo lastimarán los botones de su blusa, pero pues nunca la lavaba y yo no decía nada, sólo me ponía nerviosa cada vez que llegaban de visita. Y luego ahora que mi nene ya tiene tres años, lo que recuerdan es que yo estaba "mal de mis nervios". Pues con esas actitudes de parte de ellos, quién no.

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