Bueno, por fin ha llegado el gran día, el día de irse a casa con vuestro bebé. Habéis pasado un mínimo de tres días en la habitación de un hospital que han transcurrido entre innumerables visitas, familia, amigos, personal del hospital y sólo falta que hubiera pasado algún comercial. Es muy probable que hayáis tenido la agenda más ocupada que un presidente de gobierno.
Con todo el lío de los últimos días casi no os habéis parado a pensar en que hoy será vuestro primer día fuera del hospital. No nos pongamos nerviosos, se supone que este día tenía que llegar, ahora intentemos pensar qué es todo lo que tenemos que hacer.
Primera mudanza
Parece mentira, pero en estos días habéis conseguido llenar todo el espacio habilitado para vosotros y hubierais llenado mucho más si lo hubierais tenido. En la habitación se acumulan regalos, ropa, pañales, flores, bombones, más flores, más bombones. "Mira cariño, acabo de encontrar al niño debajo de los abrigos".
Primer consejo: los hospitales, sobre todo los públicos, no se caracterizan por sus amplios armarios. Así que intenta que en la medida en que sea posible, no lleven los regalos al hospital o bien pídele ayuda a alguien de confianza para que se lo lleve a casa o por ejemplo, en mi caso, cuando me iba a casa a ducharme me llevaba varias cosas y aún así tuve que hacerme un viaje con el coche que parecía el repartidor de Interflora.
La salida del hospital
Recordad que tenéis que salir con tres cosas: el niño, lo más importante. Los papeles del alta, si queréis cobrar la baja yo no me los dejaría en el hospital. El certificado de nacimiento o el papel amarillo (creo que sigue siendo amarillo,) ese donde se dice oficialmente lo grande y hermoso que nació vuestro hijo y a quien hay que pedirle responsabilidades en el futuro. En caso del progenitor masculino o progenitor que no ha parido, le recuerdo que es conveniente no olvidarse de la aún convaleciente mamá, ya que se tiende a pensar, que el día que a uno le dan el alta está como una rosa y no hecha unos zorros que es como normalmente salen la mayoría de las madres (con excepción de las famosas, que todas salen divinas de la muerte y deberían ser denunciadas por publicidad engañosa).
Bueno. Una vez tenemos ya todos los ingredientes y aderezos para nuestra nueva familia controlados, podemos disponernos a dar el pistoletazo de salida. Momento de pánico ¿Lo tenemos todo? ¿Y si está malo, salimos y le pasa algo? ¿Tu no le ves de un color extraño? Llama al médico.
Veinte minutos más tarde y con la certificación de buena salud firmada por el conjunto de pediatras del hospital, tres matronas y un cirujano cardiovascular que pasaba por ahí, por fin nos encontramos en la puerta de salida. ¿Y el coche? ¿Dónde dejaste el coche?
Pánico Lo normal es que la sensación de "dónde he aparcado" no dure más que lo que suele durar un lunes a primera hora cuando sales del portal dirección al trabajo.
Lo normal es que el padre lo haya movido en días anteriores al irse a casa, pero ya sabemos que "lo normal" no tiene por qué ser nuestro caso, así que relajaos y pensad, ¿si fuera un futuro padre primerizo que llega todo nervioso al hospital con una mujer con contracciones cada diez minutos, dónde dejaría el coche aparcado? y relájate, seguro que tarde o temprano aparece. Para estos casos creo que existen aplicaciones móviles que te dicen dónde está tu coche aparcado. Otra opción sería llamar a tu madre, ellas siempre saben dónde lo hemos dejado todo.
Una vez localizado nuestro medio de transporte, si éste está en la otra punta del parking, y vamos a decir que en estos casos, dar un paso con una episiotomía, la cicatriz de una cesárea o simplemente habiendo parido recientemente es ya un triunfo, 200 metros, es la otra punta de la ciudad, así que lo mejor será acercar el coche.
Un largo viaje de vuelta al hogar
Bueno, pues ya estamos cerca del coche. Mi consejo aquí es que la mamá se siente nada más llegar (suponiendo que hayáis tenido la precaución de llevar localizadas las llaves del coche). Llegados a este punto pueden pasar dos cosas: Que no hayamos instalado la silla para llevar al nuevo miembro de la familia. Si se trata de un tipo Maxi-cosi o un cuco adaptado el problema no es muy grave pues su colocación no es muy complicada. Si se trata de una silla para diferentes grupos, como por ejemplo de las que van del grupo 0 al 2, entonces Huston tenéis un problema. Si ya es bastante complicada de fijar tomandoselo con calma no quiero ni contarte como va a ser hacerlo en medio de un parking con un recién nacido. No puedo decirte otra cosa salvo, suerte.
Que la silla esté ya fijada. Ahora nos toca dejar a esa pequeña criatura con aspecto de figura de cristal de Bohemia y del tamaño de un lindo gatito en un habitáculo adaptado a algo del tamaño de Garfield.
Pánico
No pasa nada, tranquilos, para eso todos esos trastos llevan un montón de adaptadores, reductores y almohadillas varias para que tu hijo no vaya dándose con las paredes. Y si, es el gran problema de los recién nacidos; El mundo, en general, les viene enorme.
Una vez que todos estéis metidos en el coche convenientemente fijados a vuestros respectivos asientos, estáis preparados para el maravilloso viaje de regreso a casa. Eso si, a cinco por hora.
Como supongo que vas a ser tú, papá, el que conduzca. Te diré que va a ser como si llevases en el maletero dos cajas de nitroglicerina. Los baches de las carreteras no los detectan la gente de mantenimiento, que va. Los detectan los padres volviendo con sus hijos recién nacidos a casa. Son esos momentos en los que os apetecería tener una amable charla con el concejal de urbanismo de vuestra ciudad, sobre la necesidad de llenar las calles de bandas sonoras.
Ya estamos en casa, ¿y ahora qué?
Por fin en casa. Vuestro hogar, ese que habéis estado preparando para la llegada de vuestro hijo. Es el momento soñado... El momento soñado hasta que el nuevo del trío comienza a llorar, y es entonces cuando realmente os dais cuenta que, ¡estáis solos! Pánico
-¿Y qué le pasará? -No se, ¿tendrá hambre? -¿A qué hora comió? -Yo que se, con todo este lío ni me acuerdo. ¿Qué hacemos? -Pues darle teta, o un bibe. ¿Le preparo un sandwich? -¡De mantequilla de cacahuete si te parece! Ya, ya se ha calmado. Era hambre.
Y ambos os miráis y pensáis, "este ha sido nuestro primer día solos, ya solo quedan 18 años más"
Ánimo, seguro que lo vais a hacer fenomenal. Un poco de práctica y todo controlado.
Foto | NinaIngenkamp en Flickr En Bebés y Más | ¿Qué llevar al hospital? La canastilla básica del recién nacido, Llegó el momento. Papá, antes de hacer nada unos pequeños consejos