Estos son los motivos que causan frustración en los adolescentes: cómo ayudarles a gestionarla

Estos son los motivos que causan frustración en los adolescentes: cómo ayudarles a gestionarla
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La frustración es aquella reacción que surge cuando nos privan de algo que esperábamos o cuando las cosas no salen como imaginábamos. Los adolescentes, al igual que los niños y los adultos, se frustran, y de hecho, por razones muy similares a las de los adultos.

La frustración es una emoción totalmente saludable y normal de experimentar, pero cuando los adolescentes reaccionan de forma desmesurada ante ella, o pierden el control, son rígidos, etc., es cuando aparece el malestar o los problemas. Y una poca tolerancia a la frustración puede deberse, en parte, a su falta de madurez emocional.

Frustración en la adolescencia como parte de su desarrollo

Igual que nosotros, los adultos, los adolescentes también se frustran, y lo muestran de diferentes maneras; descuidando sus obligaciones, con enfado, con irritabilidad, asilándose en su habitación...

Recordemos que están en una "lucha" por encontrar su identidad y su camino, y además, por reafirmar su independencia. Y todo esto, mientras intentan seguir las reglas familiares y escolares. Por lo tanto, se trata de una tarea nada fácil, que hace que muchas veces se sientan frustrados. ¿Por qué más se frustran los adolescentes?

Presiones y expectativas sociales

Los adolescentes se enfrentan diariamente a un entorno exigente, tanto a nivel social como académico, familiar... Y no es fácil encajar en este contexto, cumplir las expectativas de los padres, o incluso, las expectativas que creen que su entorno, sus amigos, etc., tienen depositadas de ellos.

Ante todas estas presiones, es normal que se sientan frustrados muchas veces, o poco comprendidos por el entorno. Y aunque no siempre es así, que realmente no les entiendan, ellos sí lo viven así.

Autoexigencia y perfeccionismo

Hay adolescentes que son muy exigentes consigo mismos. Y este gran nivel de autoexigencia hace que puedan frustrarse con mucha más facilidad.

¿Por qué? Porque pueden sentir que nunca, nada de lo que hacen, es suficiente, que nunca lo hacen suficientemente bien, que las cosas siempre las pueden hacer mejor... pero no porque lo hagan mal, sino porque se exigen unos niveles de rendimiento o productividad poco realistas o inasumibles.

Obligaciones

Por otro lado, los adolescentes se encuentran en una etapa en la que cada vez se encuentran con más obligaciones y responsabilidades. Hacer los deberes, estudiar para los exámenes, rendir en el entreno de X deporte, prepararse sus cosas, la colaboración en las tareas del hogar, etc.

Y estas obligaciones las pueden vivir con estrés y frustración si no llegan a todo y/o si no saben organizarse para llegar.

Problemas con amigos o pareja

Las relaciones sociales son un elemento muy importante en la vida de cualquier adolescente. De hecho, para ellos el grupo es su punto de referencia (y una fuerte influencia). Con el grupo se comparan y es de quien reciben el apoyo. A partir del grupo definen su identidad y su autoconcepto, y el grupo, a su vez, modela su autoestima.

Es por todo esto por lo que, no es de extrañar que los conflictos con los amigos o con las parejas les generen mucho malestar y frustración cuando no saben cómo resolverlos.

Confusión sobre el futuro

El futuro es incierto para todos, pero los adolescentes pueden percibir con aún más intensidad esa incertidumbre. Muchos no saben qué quieren estudiar, o directamente si quieren estudiar, si quieren trabajar, a qué se quieren dedicar...

Entonces el futuro para ellos es como una nube que les puede generar ansiedad, sobre todo si no saben cómo enfocarlo o si le dan muchas vueltas a todo. Y en este escenario del "no sé lo que quiero", también pueden frustrarse.

Mala gestión de la frustración: estrategias poco efectivas

Como decíamos en la introducción, el "problema" no es que los adolescentes se frustren (eso es algo muy normal y necesario para su madurez), sino que lo pasen mal a la hora de gestionar esa frustración, o no sepan cómo hacerlo.

En un estudio llevado a cabo por investigadores argentinos con 179 adolescentes, publicado en la revista ConCiencia EPG, se halló una relación directa entre la intolerancia emocional y la tendencia a rumiar, a autoculparse y a ser catastrófico.

Esto se relaciona con el hecho de que los adolescentes que tienen dificultades para la gestión emocional, con incapacidad para tolerar la frustración, llevan a cabo estrategias poco adaptativas a la hora de regular sus emociones, como culparse a sí mismos, rumiar o ser catastróficos. Por ello es importante enseñarles que hay otras formas de entender y gestionar esa frustración.

¿Cómo ayudarles a gestionar la frustración?

  • Ayúdale a identificar los detonantes de esa frustración: esto le puede ayudar a prevenirla.
  • Relativiza con él; haz que se pregunte, "del 1 al 10, ¿cuánto de grave es lo que te ha ocurrido?". También puede ser interesante que recuerde situaciones similares que ha vivido.
  • Anímale a buscar soluciones; hay diferentes formas de resolver los problemas; si la primera no funciona, lo que genera frustración, que lo intente con una segunda o tercera.
  • Muéstrale respuestas alternativas a la rabia cuando aparezca: si tu hijo adolescente se frustra y lo manifiesta con rabia, puede probar por ejemplo a respirar profundamente antes de contestar, calmarse, contar hasta 10... en definitiva, demorar la respuesta para que sea menos impulsiva. Se trata de canalizar mejor esa frustración.
  • Promueve una buena regulación emocional; puedes ayudarte con libros, películas, juegos (adaptados a su edad), etc.
  • Enséñale a gestionar su tiempo; esto es importante si tu hijo siente que tiene demasiadas obligaciones, y le ayudará a organizar sus diferentes actividades.

Fotos | Portada (Pixabay)

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