La paternidad es uno de los roles más complejos que existen, y esto implica que en algunos casos lleguemos a tomar actitudes poco sanas. La manipulación es uno de los métodos que muchos padres utilizan para tratar de conseguir que sus hijos se comporten como ellos esperan. Pero que sea algo común no implica que esté bien.
Además, no todos los padres son conscientes de estar emitiendo estas actitudes manipuladoras con sus hijos; por ello es tan importante estar atentos a sus señales. Si te preocupa ser manipulador en las relaciones con tus hijos y quieres saber un poco más del tema, continúa leyendo.
Padres manipuladores: ¿soy uno de ellos?
Darnos cuenta de que estamos haciendo las cosas de una manera perjudicial para el desarrollo emocional de nuestros hijos no resulta sencillo. Pero el hecho de estar aquí, tratando de informarte, dice mucho de la valentía que tienes y lo buen padre que eres.
Si te preocupa el poder ser un padre manipulador, presta atención a estos indicadores:
1. Utilizas la culpa
Utilizar la culpa como medio para conseguir lo que desean es una de las tácticas principales de los padres manipuladores, y es importante que prestemos atención a este aspecto porque podemos estar haciéndolo de forma sutil sin darnos cuenta.
Frases en las que está implícito el hacer o dejar de hacer algo porque te quieren, deben ser una señal de alerta. Si algunas vez has dicho frases como: "es que no me visitas tanto porque no me quieres", "si me quisieras no harías esto", "haberlo pensado antes", "yo sé que te fastidia venir a pasar tiempo conmigo", etc., es necesario que te revises.
2. Te molestan sus relaciones
Es normal que nuestros hijos al crecer vayan formando nuevos vínculos afectivos, y aunque en algunos casos puede que no nos gusten todos sus amigos o parejas, es importante prestar atención a si nos estamos oponiendo a cualquier relación interpersonal.
En el caso de los padres manipuladores, una de las actitudes más comunes es tratar de alejar a los hijos de los demás (a veces incluye a otros familiares). Esto no quiere decir que debas adorar a cada uno de sus amigos o parejas (cuando ya son más mayores), pero tampoco pueden caerte todos mal. Revisa si con tus actitudes has estado tratando de alejarlos de todos.
3. Comunicación confusa
Los padres manipuladores tienden a ser muy confusos a la hora de comunicarse y expresarse. Esto implica no ser coherentes con lo que decimos. Por ejemplo, cuando nos quejamos para que nos acompañen a cierto sitio, pero una vez que lo logramos empezamos a decirles que no les pedimos que vinieran, les recriminamos sus actitudes o les ignoramos por completo.
Esto puede ser muy agobiante para nuestros hijos, pues no saben realmente lo que queremos ni lo que esperamos que hagan, y esto además viene con una importante carga de culpa que puede llegar a ser muy pesada para ellos.
4. Comportamientos pasivo-agresivos
Enlazando este punto con el anterior, nos encontramos con un estilo comunicativo pasivo-agresivo, que es un tipo de comunicación confusa. El patrón pasivo-agresivo consiste en expresar sentimientos negativos de forma indirecta y sutil, en lugar de mostrarlos abiertamente.
Se produce una desconexión entre lo que se dice y se hace. Un ejemplo de actitud o comportamiento pasivo-agresivo sería; que nuestro hijo nos diga que el viernes no cenará con nosotros porque estará con sus amigos, y nosotros le digamos; "¡ningún problema!", pero acto seguido le digamos "aunque claro, el viernes es el único día que podemos estar juntos... tú mismo... luego dices que no pasamos tiempo en familia... pero no pasa nada, me las arreglaré...".
5. No acompañar las alegrías de los hijos
Aunque pueda parecer raro, y tendamos a pensar que la mayoría de los padres celebran las alegrías y éxitos de sus hijos, en el caso de los padres manipuladores esto puede no ser así.
Y es que los padres manipuladores pueden sentir envidia y resentimiento cuando los hijos consiguen algún logro, y acaban convirtiendo una noticia positiva en algo negativo.
6. Ser excesivamente críticos
Los padres manipuladores son excesivamente críticos con sus hijos. No toleran ni aceptan el error, y ante la mínima oportunidad, ante algo que se desvíe mínimamente de la norma, de lo esperable o de sus expectativas, tienden a criticar el comportamiento de sus hijos.
Pero no son críticas saludables (constructivas), que aporten algo, sino que son críticas destructivas, que generan malestar y culpa en el otro.
7. Asumir el papel de víctima
Otra señal de padres manipuladores es adoptar el rol de víctima con los hijos. A través de instaurar la culpa en el otro, se pretende hacerle sentir mal. En el papel de víctima, en lugar de asumir los propios fallos y responsabilidades, nos mostramos heridos e indefensos.
Por ejemplo, si nuestro hijo un día está más inquieto de lo normal, le decimos "es que nunca me dejas descansar, me va a dar algo algún día, no te importo nada", o verbalizamos frases como: "con todo lo que hago yo por ti, esto no me lo merezco".
En el rol de víctima lo que afirmamos sentir siempre suele ser desproporcionado a lo que ha ocurrido realmente, y la función de estas conductas es que los hijos acaben haciendo lo que nosotros queremos, a través de la manipulación.
Estilos de crianza: la importancia de revisarse
¿Te suenan estas actitudes? ¿Te sientes identificado con alguna de ellas? Si sientes o sospechas que puedes ser un padre manipulador y quieres evitar reproducir estas conductas con tus hijos, no dudes en buscar ayuda profesional.
Revisar nuestros patrones de crianza es esencial para que nuestros hijos puedan desarrollar una autoestima sana y un apego seguro. Con el trabajo terapéutico aprenderás a identificar estos comportamientos dañinos, a modificarlos, a conocerte mejor a ti mismo y a ser una mejor versión cada día, tanto para ti mismo como para tus hijos.
“Ser padre es realmente una bendición y un papel que no debe darse por sentado”.
-Derek Polen-
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