Siete estrategias para ayudar a los adolescentes a dejar de procrastinar y no dejar todo para última hora

Siete estrategias para ayudar a los adolescentes a dejar de procrastinar y no dejar todo para última hora
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"Ya lo haré mañana...", "ahora no me apetece...", "uff, qué pereza...". ¿Te suenan? Son frases que quizás tu hijo adolescente haya dicho en alguna ocasión.

Hablamos del fenómeno de la procrastinación, que implica dejar las cosas para otro momento, con el riesgo de que, o bien no las terminemos nunca, o bien se nos acumulen con el resto de tareas pendientes y nos agobiemos.

Si tu hijo tiende a procrastinar, y esto le trae problemas a la hora de organizarse con los estudios, por ejemplo, te animamos a leer estas siete estrategias para ayudarle a vencer este hábito.

Procrastinar: qué significa y por qué lo hacen los adolescentes

Procrastinar implica aplazar las cosas que tenemos que hacer, ya sea por pereza o por falta de iniciativa, "dejándolas para otro momento". Todos procrastinamos en algún momento de nuestra vida, independientemente de nuestra edad.

Sin embargo, este hábito es algo frecuente en adolescentes, si a ello se le suma la apatía habitual en esta etapa de la vida. Aunque esto también dependerá de otros factores, como por ejemplo la personalidad o la madurez.

Pero, cuando lo hacen, ¿por qué procrastinan? Por un lado, porque su cerebro se encuentra dividido; está la parte racional y reflexiva, y la parte más instintiva, emocional e impulsiva, que solo piensa en el "ahora".

Y la acción de procrastinar es el resultado de esa lucha entre la parte racional y emocional, donde la parte emocional acaba venciendo. Es decir, el adolecente se acaba dejando llevar por aquello que le apetece hacer realmente (por ejemplo, echar una siesta, jugar al ordenador...).

Pero hay más razones por las que procrastinan:

  • Falta de hábitos y rutinas a la hora de planificarse.
  • El hábito de dejar las cosas para otro momento.
  • Tendencia a la impulsividad.
  • Cansancio acumulado.
  • Baja confianza en uno mismo (creer que no podrán dejar de procrastinar).
  • Baja motivación para esas tareas pendientes.
  • Estar pasando por un mal momento, preocupaciones varias... (aquí será importante ser empáticos, comprensivos y flexibles con ellos).

Siete estrategias para dejar de procrastinar

1. Disminuir las distracciones

Las distracciones aumentan la probabilidad de procrastinar, de no lograr concentrarse y por lo tanto, de ser menos productivos. Por ello, anima a tu hijo a disminuir las distracciones a la hora de estudiar o de hacer cualquier tarea que tenga pendiente. Por ejemplo: guardar el móvil o tenerlo apagado (igual con el ordenador), tener la mesa de estudio despejada...

2. Fomentar el descanso

Cuando estamos cansados, somos menos productivos y nos da más pereza todo. Por ello es importante que tu hijo goce de un buen descanso; ¿cómo? Durmiendo las horas necesarias, comiendo bien, reduciendo el tiempo en pantallas, haciendo ejercicio físico...

Y, por otro lado, que busque hacer esas cosas pendientes cuando está más descansando, porque esto ayudará a que no las acabe abandonando.

3. Hacer una lista de tareas y prioridades

Una lista de tareas les puede ayudar a focalizar la atención. En la lista pueden apuntar aquellas cosas que tienen pendientes de hacer, el tiempo que les llevará hacer cada una y el nivel de prioridad (urgente, importante, etc.).

En función de esos criterios, podrán organizarse mejor y no caer en la procrastinación; por ejemplo, les puede ayudar empezar por las cosas más urgentes y que conllevan menos tiempo. El hecho de ir tachando esas tareas de la lista y ver que son capaces de hacerlas, les motivará para continuar.

4. Dividir la tarea

Dividir la tarea en pasos más pequeños, concretos y manejables es de gran ayuda si queremos evitar procrastinar. Por ejemplo, en lugar de "tener limpia y ordenada la habitación", la tarea puede dividirse en mini-tareas; 1. retirar la ropa sucia, 2. barrer el suelo, 3. doblar la ropa limpia 4. guardar la ropa limpia en el armario, etc.

Así, es más fácil que empiecen por una de estas pequeñas tareas (y por lo tanto, que no procrastinen), que no por el objetivo más amplio de "tener la habitación limpia y ordenada".

5. La regla de los dos o cinco minutos

Esta regla implica ponerse a hacer al momento aquellas tareas que les van a llevar menos de dos minutos; es decir, tratar de acabar ahora aquellas cosas que pueden terminar en dos minutos. 

Es más fácil ponerse a hacer estas tareas que cosas que conlleven más tiempo. Por ejemplo; prepararse la agenda para el día siguiente, hacer la cama, acomodar el cuarto, meter los platos en el lavavajillas, poner ropa a lavar… La regla también se puede alargar hasta los cinco minutos.

Y si la tarea requiere más tiempo, la idea es dedicarle dos minutos (o cinco) para empezar a crear el hábito y que la próxima vez que se pongan en ello, sea más fácil hacerlo. 

6. Imaginar las consecuencias de sus acciones

Anima a tu hijo adolescente a reflexionar sobre las consecuencias que tendrá procrastinar. Por ejemplo, si tiene que terminar un trabajo para mañana, y no se pone con ello, ¿cómo se sentirá mañana?

Que trate de imaginárselo. Probablemente, se sentirá agobiado. En cambio, si se pone con ello aunque le dé pereza, y lo termina, ¿cómo se sentirá mañana? Probablemente aliviado, tranquilo, satisfecho. Si trata de conectar con esas sensaciones, será más fácil que se automotive para no procrastinar.

7. Encontrar la motivación

Finalmente, otra estrategia que les puede ayudar es buscar la motivación. Existen dos tipos de motivación, la intrínseca (hacia dentro; hacer las cosas por el placer de hacerlas) y la extrínseca (hacia fuera; hacer las cosas por lo que obtenemos con ellas).

Ayuda a tu hijo a encontrar su propia motivación en sus tareas (o en las consecuencias de las mismas); por ejemplo, acabar los deberes. Quizás no le apetezca y no disfrute con ello, pero sí se siente mejor después de hacerlo (ese bienestar posterior sería la motivación). U ordenar la habitación; sabe que cuando acabe podrá salir con sus amigos, por ejemplo.

Foto | Portada (Freepik) (Freepik)

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