Algo habitual en un niño pequeño es tocarse los genitales, incluso antes de cumplir el primer añito lo hacen de manera esporádica. Esto es una conducta completamente normal que ayuda al niño a conocer mucho mejor su propio cuerpo. El mundo de los pequeños es tocar para poder explorar, conocer y poder tomar referencias, buscar continuamente nuevas sensaciones y señales de su entorno que le ayudan en su conducta.
Los padres debemos actuar con naturalidad si los niños se tocan los genitales, no debemos reaccionar alarmados retirándoles la mano, ya que lo único que se consigue es transmitir sentimientos negativos hacia las sensaciones y el descubrir de su cuerpo. Según algunos estudios científicos, incluso este acto puede hacer que en un futuro el niño tenga dificultades en sus relaciones íntimas.
Los especialistas indican que sobre todo en los niños, estos tocamientos son mucho más frecuentes a partir de los 18 meses. La explicación es bien sencilla, la anatomía del niño permite que esa parte del cuerpo sea mucho más accesible y llamativa que la de la niña. Tanto niños como niñas suelen tocarse más si poseen un carácter más nervioso, pero como hemos dicho, antes es una conducta normal, parte de su aprendizaje que con el tiempo dejarán de hacer. Lo más importante es que el niño observe nuestra manera de comportarnos y sin decir nada, él adoptará ese mismo comportamiento. Nosotros los padres no nos tocamos los genitales en público y esto el niño lo ve y lo aprende, hay una barrera moral educativa que inhibe ese comportamiento y que finalmente es adoptada por él.
En este viaje del conocimiento llega un momento en que si que hay que enseñar al niño algunas normas morales y de respeto, es cuando cumplen los tres años de edad, en ese momento ya no se fijan en sus genitales, empiezan a fijarse en los de los otros niños y más aún si son del sexo opuesto, esta actitud es lógica y sucede a casi todos los niños, la curiosidad, la exploración, el poder conocer, etc., sin embargo en este momento hay que enseñarles esas normas morales de conducta y convivencia, que existen partes del cuerpo que hay que respetar y precisamente porque son de los demás y a su vez enseñarle que los demás deben respetarle a él.
Es una laboriosa tarea enseñar, educar y formar a un hijo, pero esta es una tarea realmente gratificante.
Más información | Sólo Hijos Más información | Mujer Terra