¿Vosotros también habéis engordado de pena?

¿Vosotros también habéis engordado de pena?
15 comentarios

Cuando una pareja tiene un niño la vida cambia casi irremediablemente. El tiempo que tenías antaño para hacer algo de ejercicio y para elaborar comidas ricas y sanas se esfuma de repente y te ves comiendo lo que sea, cuando sea y sin un momento para hacer algo de ejercicio.

En mi caso a todos estos factores se suman las ganas de estar con mis hijos y la responsabilidad de estar en casa por si me necesitan, que hacen que el hecho de ir al gimnasio quede en un segundo plano (vamos, que si me dan a elegir, pues prefiero estar con ellos y por ellos, y ya habrá tiempo más adelante para mirar otra vez por mí).

Todo esto ha hecho que mi cuerpo otrora delgado y fuerte (siempre he sido delgado y siempre me ha gustado hacer ejercicio) se haya convertido en un cuerpo delgado, pero con barriga. Bueno, miento… no ha sido por todo esto. Me he dejado un factor muy importante: yo he engordado, en gran parte, por la pena.

Como ya sabéis tengo dos hijos de cinco y dos años y como suele pasar con los niños que comen la cantidad que quieren en el momento que quieren, es muy difícil predecir cuánto van a comer, cuándo lo van a comer y qué van a comer.

Unos días se sientan a mediodía en la mesa y no se levantan hasta que acaban con todo y otros apenas comen cuatro trozos de lo que sea y dicen que no quieren más.

Sé que suena a locura, pero no voy detrás de ellos para que se coman lo que hay en el plato, porque ellos sabrán el hambre que tienen… como mucho les llevo el plato allí donde estén para que coman un poco más y lo dejo dicho: “chicos, aquí os dejo el plato con la comida, por si queréis más” (cuando digo les llevo me refiero a les llevamos… y sí, soy un padre un poco anárquico, qué le vamos a hacer).

El caso es que si esto sucede en casa, pues no pasa nada. Lo que sobra se guarda para la cena y ya se lo comerán, o ya nos lo comeremos.

El problema es cuando vas a casa de alguien a comer y a los muchachos se les ocurre que no van a comer demasiado, sobrando bastante en el plato. Luego además uno pide un batidito de esos de “leche rosa” (si conocéis a Juan y Tolola sabréis de qué hablo) y el otro que lo ve quiere otro, pero mientras se lo están tomando resulta que han pensado que quieren un helado, y dejan el batido a medias y empiezan con el helado.

Sin embargo, a medio helado se dan cuenta de que “oye, pero si yo no tenía hambre”. Así que te encuentras con dos medios helados que les ha dado el dueño/a del hogar, dos medios batidos y dos platos a medio comer.

Entonces ahí está papá, que piensa “por Dios, qué pena que sobre todo esto y qué apuro que sobre todo esto”. Y en ese momento me pongo manos a la obra y, mientras mis hijos corren y juegan con una energía que uno no sabe de dónde sale, yo me voy hinchando de una energía que sí sé de dónde sale, pero que no necesito.

Así que así han pasado los años y de pronto, hace un par de semanas, decidí pesarme para observar que me sobraban cerca de 7 kilos de barriga (ya digo, que soy de constitución más bien delgada y que siempre he sido de los envidiados por comer de todo sin engordar). En ese momento me di cuenta de que sí, que había engordado de pena: qué pena tirar esto, qué pena dejar lo otro… y que algo había que hacer, porque ya apenas me veía la punta de los pies.

Así que ahora estoy en ello, comiendo un poco mejor y haciendo algo de ejercicio, ni que sea en casa.

Como dicen que “mal de muchos consuelo de tontos”, pues os pregunto por si no soy el único: ¿vosotros también habéis engordado de pena?

Foto | Yashima en Flickr
En Bebés y más | Cómo afecta el sobrepeso de la madre al embrión, Ser papá: Te cambiará la vida, ¿Estamos preparados los hombres para ser padres?, “El ser padre me ha cambiado la vida”: monólogo de Arturo Valls en El Club de la Comedia

Temas
Comentarios cerrados
    • interesante

      La dieta del pobre..."Reventar antes de que sobre" XD

    • interesante

      Yo en cambio no soy del tipo delgado, sino más bien del tipo que tiene facilidad para encontrarse esos quilos que otros dejan por ahí abandonados, y también para perderlos (aunque con mucho más esfuerzo que para ganarlos). En mi caso han sido 14 kilitos de nada y mi hija tiene 10 meses, y no, no han sido de pena sino ganados con esfuerzo día a día.

      Quizá haya sido esa desorganización en la que te sumerjes cuando tienes un niño y los horarios entran en conflicto. En fin, el caso es que uno puede llegar a sentirse mal por tener la figura más rolliza.

      Eso si, yo ahora, con gran esfuerzo estoy intentando volver a mi ser, ya que pienso que en esto de la educación tenemos que ser un modelo para nuestros hijos e intentar ser lo mejor personas que podamos ser. Así que con mi nuevo propósito de segunda mitad de año estoy saliendo a correr como un campeón a las 5:30 de la mañana (hace falta mucho valor cuando suena el despertador a esas horas), adaptando mi dieta para incluir más verduras y frutas (hayyyyy gazpachito de mi arma), y prescindiendo de alguna parada de metro para ir y venir caminando.

      Mi intención cuando mi niña crezca un poco es implicarla en actividades deportivas como correr, nadar, salir en bici a darse una vuelta por ahí, etc.

      Para ser 100% sincero, también he de decir que en este caso mi arma secreta para retornar a la senda del pequeño saltamontes ha sido un magnífico libro titulado "Nacidos para correr" (libro muy ameno que recomiendo a todo el mundo) y de vez en cuando salir a correr descalzo ('barefoot running') que aunque parezca una locura es divertidísimo.

      Por cierto, muy bueno lo de la pena. Me considero avisado para no meter el pie en el mismo agujero :-)).

    • Cerrar respuestas
    • Avatar de moevr Respondiendo a moevr

      Jojojo, lo que me he reído... yo estoy como tú, los días que puedo (ahora son un par a la semana), salgo a correr a eso de las 7. Lo peor es ver que después de dos años sin hacer nada, cuesta mucho más mejorar (tiempo y distancia) que cuando eras más joven y estabas más activo.

    • interesante

      Tengo una niña de 21 meses y he engordado 5 kilos (de tripa) en los últimos 2 años. Dado que trabajo 8 o más horas al día sentado delante del ordenador, siempre intenté mantener la tripa y el peso a raya a base de excursiones y paseos los fines de semana. Dichas salidas acabaron unos meses antes de nacer mi hija, y hasta ahora...

      Intento hacer algo de ejercicio andando de casa al trabajo en vez de usando transporte público, pero no es suficiente (apenas 6 kilómetros entre ida y vuelta)

      El único consuelo que me queda es intentar perder de nuevo esos kilos en cuanto que Nikita sea un poco más mayor, saliendo cada fin de semana con la bici o de excursión a la sierra con ella.

    • Cerrar respuestas
    • Avatar de dvilloldo Respondiendo a Daniel

      Pues claro que sí, además lo pasaréis genial!! A mí me encanta salir a la montaña con los míos. Lo hacemos poco, pero ese día para mí es como un "Reset". Supongo que me recuerda a mi infancia, cuando pasaba los veranos entre montes y lagos.

    • Cerrar respuestas
    • Mañana mismo he quedado para hacerme con una mochila portabebés de segunda mano, y este fin de semana espero empezar a usarla (y a perder algo de la maldita tripa) ;-)

    • interesante

      Pues yo también debo haber engordado en estos últimos años de pena... de pena de tirar las cosas... Sí, lo reconozco, me como lo que ellas se dejan que, afortunadamente no es mucho. A la hora de cenar en casa no les pongo mucha cantidad, prefiero que coman lo justo aunque a alguien le pueda parecer poco. Por ejemplo, una cena tipo: fideos, lenguado, manzana. Les pongo un bol de esos de Ikea con fideos, nunca lleno y la verdad es que casi siempre repiten. Un leguado pequeño para cada una y 'guarición'=trocitos de zanahoria, patata, rebanadita de pan con tomate. Y para postre les pongo 1/2 manzana a cada una y si tienen más hambre, seguro que piden más. Aún así, muchos días me convierto en el cubo de la basura y me como lo que se dejan. Por cierto, me encanta que se dejen el bocata de pamplonica, je, je...

      Pero bueno, también reconozco que no puedo soportar que se comporten de manera caprichosa con la comida. Tampoco estoy muy de acuerdo en llevarles el plato de comida por toda la casa (como hace mi suegra, por cierto, mira que la quiero pero eso no lo soporto). Y estoy completamente en contra del 'quiero un polo de chocolate-pero ahora me gusta más el de mi hermana de fresa y dejo este'. Tampoco es que quiera yo que a los 5 y 3 años tengan modales refinados pero no me gusta que den tan poco valor a ciertas cosas, en este caso a la comida. Armando, no creo en que 'a los muchachos se les ocurre que no van a comer demasiado' y creo que cuando 'uno pide un batidito de esos de “leche rosa” ... y el otro que lo ve quiere otro, pero mientras se lo están tomando resulta que han pensado que quieren un helado, y dejan el batido a medias y empiezan con el helado' (me suena mucho el ejemplo) no es por falta de hambre si no por exceso de oferta. Yo también he engordado por esa clase de pena y a mucha honra... pero si una de mis hijas se pide un batido de leche rosa, azul o pistacho debe ser consecuente con su decisión. Para mi no es solución que yo me lo termine para que ella se pase al helado, galleta o manjar deseado. Creo sinceramente, que en la mayoría de los casos no es falta de hambre ni recolocación de gusto respecto a ese hambre. Me parece que responde más a una cuestión de capricho y de exceso de oferta.

    • Cerrar respuestas
    • Avatar de annajuanroch Respondiendo a Anna JR

      Yo estoy de acuerdo contigo a medias Anna, porque como Armando creo que depende del niño y de la situación e incluso del día. Martín come bien y come de todo prácticamente. Cuando digo "de todo" hablo de menestra de verduras, calabacines a la plancha, espárragos ("espagos") trigueros, lentejas, judías verdes, pescados, fruta en zumos o entera; es decir, no hay problema con las comidas más "espinosas" para los peques, ni por supuesto con las guachis como macarrones, filetacos o bocatas de Nutella.

      Pero a veces se cansa de comer y sé que si para y luego al ratito insisto se lo come. Pasa con el colacao del desayuno muchos días, se quiere ir a jugar y entonces le dejo ir. Y luego se lo llevo y se lo bebe a sorbitos. No es tan radical: "si no lo bebes ahora ya nada". Y con la fruta anda que no he probado veces, de formas diferentes hasta que le ha empezado a gustar, e incluso ahora tengo mis truquitos, como prepararla en trocitos como si fuera para mi, y comérmela con aspavientos de placer. Él me mira y claro, viene a comer. Pero si se la ofrezco a él directamente me dice nones (a días). Así que creo que se puede flexibilizar el tema, dentro de unos límites, claro.

      Por mi parte yo también he engordado unos kilitos, sobre 3, desde que soy mami. Me resulta imposibol quitármelos, pero voy a trabajar para endurecerlos, jejeje. Ayer sin ir más lejos me zampé los restos de su bocata de Nutella, el culo de su zumo de naranja y kiwi y por la noche sus mini restos de tortilla de champis y calabacín. Mmmmmmm.

    • Avatar de annajuanroch Respondiendo a Anna JR

      Bueno, oferta suele haber, porque hacemos la comida para nosotros, que es la que ponemos para todos, y algo que sabemos que les gusta seguro (aunque con el pequeño no hay problema porque se come cualquier cosa que le pongas).

      El problema es cuando estamos en casa ajena, que la oferta es desconocida para ellos, cocinada de otra manera o que no les gusta (hablo más del mayor). La cantidad del plato la puedes controlar un poco, pero lo que hay en un batido, pues no, así como lo grande que es un helado... Entonces beben un poco de batido y, como supongo que sienten que la oferta de un batido y ya está es pobre, y supongo que no quieren todo el batido entero, pues van a por el helado, que tampoco lo suelen querer entero, simplemente porque es demasiado grande para ellos.

      A mí no me preocupa lo más mínimo porque les conozco y así como hay días que comen fatal (esos días que si alguien los viera me enviaban a la Supernanny), hay días que comen de libro.

      Pero claro, yo lo hago así porque veo que no son caprichos absurdos, sino que comen tanto como quieren de cada cosa (que hagan batidos más pequeños y helados más pequeños para niños como los míos...), que al fin y al cabo es lo mismo que hago yo... si me cojo una tarrina de helado y me la empiezo a comer a cucharadas, no me la acabo ni de coña, y cuando abro un zumo de litro, pues tampoco.

    • interesante

      Recuerdo que en mi embarazo subí alrededor de 13 kilos y fue un triunfo quitarme uno en uno. Cuando volvì a mi peso ideal me prometí no volver a subir tanto y creo que lo he logrado. Mi nena aún es muy chiquita, asì que aún no he llegado a la fase de "la pena", de hecho, jamás se me hubiera ocurrido que ésta era un factor para ganar kilos de más. Creo que la base está en no ceder ante todos los caprichos del nene y saber cuando en realidad tiene hambre o sólo es antojo y, sobre todo, brindarle la cantidad adecuada de alimento. Suerte con tus kilitos de más, y sobre todo, paciencia y constancia. Saludos.

    • Jajajaaaa, eres como mi marido! Y si, a nosotros nos sobra el doble que a ti, de pena.

    • Je, je! que bueno el articulo! Yo me uno al club de los que han engordado, pero he de confesar que no solo ha sido por la "pena" sino tb por el veranito de terrazas y malas comidas!

    • Como dicen en mi pueblo: mejor en la basura, que en la cintura!

    • La que da pena soy yo. Después de dar a luz sí adelgacé, porque con la peque tan demandante no tenía tiempo ni para sentarme a comer. Pero a día de hoy, he de decir que he engordado, pero no por pena, sino por sueño. Los despertares de mi hija con 18 meses a mi me dan hambre, pero no de judías o lentejas, sino de CHOCOLATE, que es como una adicción que me da fuerza y me consuela. Y menos mal que le sigo dando el pecho, que quema calorías que sino parecería otra vez embarazada ( que no lo estoy ). El día que mi hija duerma mejor por las noches, pues imagino que no necesitaré tanto el chocolate y usaré mas del matrimonio, que con este agotamiento a veces ni apetece.

    • Cerrar respuestas
    • Avatar de xanamarve Respondiendo a xanamarve

      Hay estudios que afirman que los insomnes engordan más, entre otras cosas porque tienen más horas para comer, y además creo que va relacionado también con alguna función metabólica, aunque de esto último no estoy segura.

    Inicio
    ×

    Utilizamos cookies de terceros para generar estadísticas de audiencia y mostrar publicidad personalizada analizando tu navegación. Si sigues navegando estarás aceptando su uso. Más información