Después de hablar en dos ocasiones de la conciliación entre familia y trabajo, a raíz de las declaraciones de Sara Carbonero, que decía estar conciliando al irse a otro país dejando a su bebé en tierra un mínimo de una semana, queda hablar de la conciliación de los padres con el trabajo.
Son muchas, muchas, las mujeres que al leer comentarios sobre ella se han acordado de Iker Casillas. Lo expliqué también, porque al hablar de ello añaden el "machismo" que suponen que hay detrás. Así que quizás deberíamos hablar de los padres, de qué pasa con nosotros, de si conciliamos o no lo hacemos o de si podríamos conciliar más.
Los padres conciliamos muy poco
Fuimos los primeros que empezamos a trabajar de manera asalariada y la mujer quedó al cuidado de los niños. Fue así durante mucho tiempo y aún ahora cuesta despegarnos de esa "tradición", por varios motivos que os comento a continuación.
No estamos acostumbrados a ser los cuidadores principales
No es que no sepamos o no seamos capaces. De hecho, hace unos días comentamos que el cerebro de los hombres es capaz de cambiar cuando se dedican al cuidado de sus hijos como cuidadores principales. Sin embargo no suele ser el rol que asumimos. En la mayoría de ocasiones es la mujer la que adopta el papel de cuidadora principal, tras dar a luz al bebé, y los padres asumimos el de cuidador secundario que da soporte a la madre y que cuida del bebé y juega con él (y lo que haga falta), siempre que el bebé no reclame a mamá.
Al ser esto así, lo habitual es que sea la cuidadora principal la persona que acabe por tener que conciliar entre el trabajo y el cuidado del bebé. Básicamente porque la baja se acaba a las 16 semanas, cuando el bebé es aún muy pequeño y sigue necesitando mucho a sus padres, y sobre todo a su cuidador principal, normalmente la madre.
Los bebés no cotizan a nivel social
Tener un hijo es algo que da mucha alegría y felicidad y que hace que todos hablen de ti cuando nace, pero una vez crece los padres deben adaptarse a los ritmos del bebé, pero durante el día, se considera que el bebé debe adaptarse al de los padres. Es decir, lo importante es el trabajo y el bebé, aunque necesita a su referente, debe amoldarse quedándose con una tercera persona para que sus padres puedan trabajar.
Si uno de los padres decide quedarse con él mientras es bebé lo hace a riesgo de bajarse del mundo, de perder oportunidades laborales y de quizás recibir la incomprensión de los compañeros de trabajo y familiares, que se preguntan cuándo recuperarás tu vida de antes, como si un bebé no debiera cambiar los ritmos de vida de las personas. Esto sucede porque, por norma general, los bebés no cotizan demasiado a nivel social. No son demasiado importantes y se considera que sus necesidades están cubiertas si se queda al cuidado de algún familiar o en una escuela infantil. Algo así como "¿Por qué te quedas con tu bebé? ¿Es que no puede quedarse la abuela? ¿No lo llevas a la guardería?"
Sabemos todos que los bebés estarán bien con la abuela y estarán bien también en una escuela infantil, sus vidas no corren peligro. Ahora bien, a nivel emocional, a nivel de apego, a nivel de vínculo, a nivel de amor, un bebé necesita estar con las personas que más quiere: su padre y su madre. Por eso a los padres nos gustaría poder pasar más tiempo con ellos y poder llevar a cabo una conciliación real que tuviera en cuenta eso, que queremos darles amor, cariño y tiempo para educarles nosotros, porque los bebés quieren lo mismo, que seamos nosotros quienes les cuidemos.
Si las mujeres que tratan de conciliar son criticadas, imaginad los hombres
Imagino que no sucede en todos los casos, pero muchas de las mujeres que reducen se jornada o que se cogen excedencia o dejan de trabajar llegan a recibir miradas y muestras de incomprensión por parte de los demás. Por una parte se habla de ellas como de que "no hacen nada" y por otra se habla de los bebés como de "con lo bien que les va la guardería". Repito, no quiero generalizar, pero yo lo he vivido porque mi mujer no trabaja y cuida de los niños. Lo de la guardería nos lo han dicho unas cuantas veces y lo de que ella está en casa y no hace nada, pues también.
Si a ellas, las mujeres, que suelen ser las cuidadoras principales, se les critica, imaginad qué pasaría si fuera un hombre. A ver qué empresario puede entender que un trabajador decida reducirse la jornada para cuidar de sus hijos. A ver qué compañero de trabajo.
No es excusa, ojo. El mundo se cambia, normalmente, desde abajo. Pero la presión social hace mucho y es muy fuerte si los bebés, como digo, no son demasiado importantes para el conjunto de la sociedad capitalista.
Consigamos que los bebés sean importantes
Si queremos que los hombres empiecen a conciliar más su vida laboral con su vida familiar deberíamos empezar por conseguir que los bebés fueran considerados importantes. El bebé de Sara Carbonero e Iker Casillas podría estar un mes sin sus padres y no pasa nada porque, como dicen, "va a estar bien cuidado". Es cierto, no se va a morir ni va a pasar hambre, pero a nivel emocional, va a perder a sus padres. Un bebé necesita ver cada día a sus seres más queridos, porque si no los ve siente que le han abandonado. Imaginad esa sensación un día tras otro, y tras otro.
Pero claro, si nos parece normal esto, cómo no nos va a parecer normal que nuestros hijos pasen 8 horas cada día sin nosotros. Y cómo no les va a parecer normal a los empresarios, a los jefes y a los que mandan, más arriba.
"No generalices Armando, muchos padres y muchas madres lo pasamos fatal por dejar a nuestros hijos en casa o en la guardería", me dicen a menudo. Pues eso es lo normal, sentirlo por nuestros hijos, pasarlo fatal por ello, hacer de tripas corazón, llenar de cariño a nuestros hijos cuando llegamos a casa y seguir quejándonos de que tengamos que vivir de esta manera, trabajando el padre y la madre para poder pagar la hipoteca, sin que se valore nada el que tengamos hijos. Otros países dan ayudas, muchas, por el mero hecho de ser padres. Se les reconoce la labor y se les ayuda para que los tenga, los críen y los eduquen. Lógico, son el futuro del país. En el nuestro, en España, solo importa el ahora: y los que vengan después, que se espabilen.
A lo que iba, debemos seguir luchando para que los bebés sean considerados importantes, para que se vea como normal el que una madre concilie el trabajo con su vida privada para cuidar del bebé, que reciban ayudas por ello y que lo raro sea, entonces, lo contrario, lo de dejar al bebé sin padres ocho horas al día. El día que esto ocurra los padres podrán también conciliar, y quizás lo hagan más que ahora porque sí, los bebés son importantes para la sociedad, y de cómo les cuidemos dependerá en gran medida su comportamiento futuro. Debemos entender esto y pensar sobre todo en ellos, en los más desprotegidos de la ecuación. Cuando tengamos claro que lo ideal es que estén con su padre o con su madre, será más fácil para los dos arreglar horarios para estar con su bebé.
Los hombres también queremos conciliar
En más de una ocasión me he planteado trabajar menos y pasar más tiempo con mis hijos. Pero claro, estando la mamá en casa y con mi único sueldo es inviable. Si ella trabajara no se me caerían los anillos por hacerlo. Veo cada día a muchos padres súper implicados en el cuidado de sus hijos. Padres que, seguro que si pudieran elegir, trabajarían menos para pasar más tiempo con ellos. Padres que, de asumir el rol de cuidador principal desde el principio, seguro que se cogerían excedencias y también harían las mil y una para salir del laberinto social habiendo sido capaz de educar a sus hijos. Nosotros también sabemos y también queremos que pueda ser posible.
¿Me preguntáis por el de la foto? No sé. No lo conozco. No sé si está abatido por no poder ver a su hijo en unos cuantos días o si está de lo más tranquilo porque "está bien cuidado". Él no ha hablado y no ha dicho nada. Yo os digo cómo estaría en su lugar: destrozado. Lo máximo que he estado sin mis hijos es dos días, porque me fui a un congreso de lactancia materna a Ávila, los eché mucho, mucho de menos. Si no los viera en una semana, o en un mes, lo llevaría fatal. Pero claro, yo no soy él. Así que no sé si siente lo mismo que yo en torno al ser padre, a lo que puede llegar a necesitar un bebé, a la conciliación y a todo este tema.
Fotomontaje | Armando Bastida
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