Cuando los niños están en pleno proceso de aprender a ir al baño solitos, hay momentos en los que necesitamos salir del paso como sea.
En nuestras mini vacaciones, con mi niña de casi 34 meses que acaba de dejar el pañal, he vivido varias situaciones de ese tipo.
Por ejemplo, cuando dicen “quiero hacer pis” en plena carretera, podría sernos muy útil llevar un orinal portátil.
Pero si además de las maletas, el carrito y todos los bártulos que llevamos de viaje con niños, debemos llevar el orinal de la niña, mal asunto.
Por eso me ha parecido práctico el orinal Potette que se pliega para caber en cualquier hueco. Además, utiliza bolsas de recambio absorbentes, perfumadas y herméticas que neutralizan los olores hasta que podamos tirarlas.
Una buena opción para viajes, y sobre todo compacta.
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