En julio hemos estado en la Ciudad de la luz, invitados a la boda de mi cuñado. Con los compromisos familiares hemos tenido pocos días para recorrer París, pero los pocos han sido tan magníficos como la ciudad.
Para aquellos que todavía tienen vacaciones y estén planificando un viaje a París con niños pequeños, les contaré “brevemente” mi experiencia.
Lo primero que me encantó fue el hotel. Nos hospedamos en el Novotel, en el centro de París, al lado de la estación de trenes Gare de Lyon. Además de céntrico, tiene un área infantil con un "Dolphinarium" (una piscina para los niños climatizada), juegos de construcciones, futbolín y la perdición de todos los niños turistas, dos playstation con el juego de Spiderman, con el cual a todos los papás nos costaba sacar a nuestros hijos de las consolas; eso sí, menos a los niños alemanes que tienen un comportamiento admirable: cero pataletas, nada de protestas y se van a la primera llamada.
Desde el primer día, Lucas quería ver la Torre Eiffel. Para él, ésta fue la mayor atracción de París. Estuvo obsesionado con ver el “pinchito” de la torre por cuanta calle se asomara.
Un paseo que disfrutamos mucho en familia fue el paseo en barco por el Sena, creo que todos los que visitan París deben hacer este corto recorrido para admirar los majestuosos edificios a que bordean este romántico río.
En París existen diversas atracciones para los más pequeños mientras se conocen los lugares más emblemáticos de la ciudad.
Por ejemplo, las fuentes al lado de las pirámides del Louvre, ya de por sí son una gozada para los chiquitines. Lucas y Arturo han quedado ensimismados contemplando el agua.
En este itinerario también se encuentra el Jardín de Tuileries donde los pequeños en sus fuentes pueden echar a andar un barquito de vela por unos pocos euros.
También hay un pequeño parque de atracciones con su noria de la cual se ve una vista espectacular de esta zona de París con el Louvre de fondo. En este parque Lucas prefirió coger patitos de colores para ganar un premio, ganó un bote para hacer pompas de jabón por todo París, una idea que también le gustó a Arturo.
Continuará…