A diario me encuentro en la consulta de pediatría de enfermería a niños que comen de manera bastante desequilibrada, ya sea porque comen los alimentos de manera totalmente desordenada a lo largo del día, ya sea porque los alimentos que comen no son todo lo saludables que desearíamos para ellos o porque la dieta que llevan es poco equilibrada.
A la hora de aconsejar a los padres me doy cuenta de que muchas veces, tras dos o tres indicaciones, se me pierden (dejan de escucharme), como si no estuvieran del todo interesados en lo que les comento o como si realmente no creyeran en mis palabras. No digo que el problema sea de los padres, quizás no sé explicarme de manera que vean que la alimentación de los niños es importante, así que como solución, últimamente lo resumo todo en un consejo, que es el que os daré hoy: dales de comer lo mismo que te daban a ti.
¿Qué puedo darle para que mejoren sus defensas?
Me hace gracia que muchos padres vengan al pediatra preguntando sobre el remedio mágico que hará que sus hijos tengan más defensas y se resfríen o enfermen menos. Han probado no sé qué gotas homeopáticas y nada, han probado no sé qué jarabe de la herboristería y nada, han probado no sé qué remedio de la farmacia y nada, y preguntan a ver si el pediatra sabe cuál es el mejor preparado para ello.
Y el pediatra dice (o debería decir) que no existe ese jarabe ni preparado, que normalmente lo único para lo que sirven es para que "usted se gaste el dinero" y que lo mejor que puede hacer para que su hijo mantenga un buen estado de salud es promover que haga ejercicio y darle una alimentación adecuada.
¿A mejor alimentación, más defensas?
No, la ecuación no es así: a peor alimentación, más probabilidades de enfermar. Si nuestros hijos comen bien, si llevan una dieta equilibrada, si hacen ejercicio y si comen de manera un poco lógica y ordenada a lo largo del día, sus defensas estarán bien y su cuerpo preparado para lo que venga. Resfriarse se resfriarán, y se pondrán malos también por otras cosas, pero al menos sabremos que sus cuerpos están en buen estado porque se están alimentando bien.
Si en cambio un niño no come bien, no come sano, no come de manera un poco ordenada y no hace ejercicio, las probabilidades de enfermar aumentan porque es más difícil para su cuerpo mantener un funcionamiento óptimo en todos los sentidos.
Qué es eso de comer ordenado
Lo he mencionado un par de veces y parece que estoy diciendo algo así como no picar entre horas o similar. No, no estoy hablando de eso. Hablo de hacer las cosas bien, o al menos con lógica. Lo que me encuentro en muchas ocasiones es con niños que se van al colegio sin desayunar o con un miserable vaso de leche o, peor, con un Actimel o similar. Luego a media mañana, como tienen hambre, se comen un buen bocadillo, o la fruta si es lo que toca ese día. Los del bocata a la hora de ir a comer no tienen demasiada hambre, y los de la fruta llegan demasiado hambrientos porque no han llegado apenas a desayunar entre los dos desayunos.
Llega la hora de la merienda y algunos, al haber comido poco, tienen tanta hambre que se hinchan a zumitos, batiditos con pajita y meriendas "prefabricadas", una carga de calorías vacías increíble que hace que luego por la noche el cuerpo responda con una bajadita de glucosa (cuando comes azúcares rápidos, la insulina actúa rápidamente llevándose la glucosa de la sangre y lo que suele suceder es que luego te viene de nuevo un hambre voraz, por dicha bajada de azúcar) que lleva a los niños a tener bastante hambre de nuevo para cenar. Cenan de más y luego, por la mañana, tienen poco hambre para desayunar, cerrándose un círculo que se repite día a día.
Por eso digo que tienen que comer ordenado, haciendo un buen desayuno con algún lácteo (leche, yogur, queso), algún hidrato (tostadas, cereales, pan) y algo de fruta, por ejemplo, luego llevarse un detalle a media mañana para el colegio, para que coman algo y no lleguen a la hora de comer famélicos, que hagan su comida, una merienda normal, algo así como un pequeño bocadillo y agua, y luego una cena más o menos ligera, ya que se van a dormir y no necesitan demasiadas calorías para ese momento.
Dales de comer lo mismo que te daban a ti
El orden de las comidas ya os lo he contado, ahora sólo falta saber qué dar en cada comida, pues es muy fácil. Salvo algunas excepciones, la mayoría de nosotros comíamos muy bien, o al menos lo que nos ofrecían era muy correcto. Luego estaban las manías de cada uno, los "no me gusta" y los "pues te lo tienes que comer", en que no entraré porque no es el caso. Como digo, nuestras madres y abuelas nos hacían legumbres dos o tres veces a la semana (son sanísimas y hace tiempo que están cayendo en el olvido... en vías de extinción, casi, de los platos familiares), verdura, nos daban fruta, nos daban de beber agua, el zumo nos lo preparaban ellas y no lo tomábamos a diario, nos hacían bocadillo para el cole y otro bocadillo para la merienda, porque sabían que estábamos en edad de crecimiento, y tanto la comida como la cena eran siempre variadas.
Unos mejor, otros peor, más o menos comíamos todos medio bien. Ahora, y lo dicen los estudios, comen todos medio mal, y por eso ha aparecido un nicho de mercado que nos dice que "como sus hijos comen de pena y tienen carencias de yodo, de hierro, de vitamina D y de DHA, en vez de darles de comer bien, déles nuestro preparado en polvo o nuestra leche enriquecida".
Y digo yo, con lo fácil que es, si no sabes cómo hacerlo no pienses tanto. No te líes en cuántas veces al día deben tomar hidratos de carbono, en cuál es el porcentaje de proteínas o cuál debe ser el nivel de grasa del huevo que les das, dales de comer lo mismo que te daban a ti, recuerdan cómo eran tus meriendas, recuerda lo que desayunabas, lo que cenabas, lo que comías..., no te gastes el dinero tontamente en productos llenos de ingredientes que no necesitan, olvídate de todo lo que venga con pajita y estarás haciendo un bien a tus hijos.
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