Ya se habían investigado los efectos por separado, pero es la primera vez que un estudio considera los efectos conjuntos de ciertas conductas que se pueden considerar como tres enemigos de la obesidad infantil: el exceso de televisión, un mal descanso y no compartir la mesa en familia.
Por supuesto, sobra decir que el sedentarismo y una dieta hipercalórica también lo son, pero lo que han querido resaltar los investigadores estadounidenses que han llevado a cabo el estudio es que hábitos que tal vez no tenemos tan en cuenta como que los niños pasen demasiadas horas frente al televisor, que descansen mal o una baja frecuencia de comidas en familia están directamente relacionados con la obesidad infantil.
Controlar estas tres amenazas en los niños preescolares reduciendo a un máximo de dos horas por día la televisión, procurando que duerman lo suficiente (unas diez horas diarias) e intentando cenar en familia al menos cinco veces por semana, es clave para luchar contra esta gran epidemia que se ha instalado en los países desarrollados.
El estudio del que hablamos ha conseguido demostrar que las tres en conjunto pueden llegar a reducir en un 40% el riesgo de que el niño sufra obesidad.
Los buenos hábitos empiezan desde casa y propiciar un estilo de vida saludable en los niños es nuestra responsabilidad, la de los padres. Nuestra implicación es fundamental para la salud de nuestros hijos por eso, con respecto a este tema, y en general, no debemos bajar la guardia.
Aunque no tengamos las cosas fáciles tenemos que remar contra corriente para fomentar en ellos buenas costumbres que, a la corta y a la larga, les beneficiarán.
Foto | Flickr - Diego Cupolo Vía | Vitónica Más información | Pediatrics